Un viejo conocido regresará a la Casa Blanca: se trata del candidato republicano Donald Trump, cuyo enfoque económico, durante su primer mandato (2017-2021), estuvo en la llamada desregulación, la disminución de impuestos corporativos, el proteccionismo y el impulso a obras de infraestructura.
En el mercado estadounidense varias empresas colombianas tienen operación desde hace años y una revisión preliminar, basada en los antecedentes, indica que las llamadas desregulaciones suavizaron normativas ambientales y financieras que facilitaron actividades petroleras y bancarias.
La primera compañía que podría ver un panorama favorable sería Ecopetrol, dado que la desregulación de Trump facilitó la actividad con base en el fracturamiento hidráulico, fracking.
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La petrolera colombiana tiene operaciones en el Golfo de México y en la Cuenca del Permian, esta última tipificada como Yacimiento No Convencional, con una producción bruta cercana a los 98.000 barriles. Sin embargo, el presidente Gustavo Petro ha manifestado en diversas ocasiones que no está interesado en realizar actividades de fracking, por ende, la participación en nuevas áreas podría estructurarse ante un eventual relevo del Pacto Histórico en el Gobierno Central.
Estados Unidos es el segundo destino más importante del crudo colombiano, después del asiático, y el primer destino de los productos refinados, petroquímicos e industriales comercializados por el Grupo Ecopetrol. De manera que, si los estímulos fiscales de Trump logran movilizar la inversión privada y el consumo, la facturación de Ecopetrol puede incrementar de la mano con una demanda creciente de crudo para soportar el crecimiento de la economía.
El impulso a la infraestructura también fue una de las banderas en el primer periodo de Trump, quien promovió el mejoramiento de carreteras y puentes. Si este escenario volviera a repetirse, se abriría una nueva ventana de oportunidad para Cementos Argos y Tecnoglass,dado que ambas son proveedoras de materiales para la construcción.
Gracias a la combinación con Summit Materials, Argos se perfiló como el cuarto jugador más relevante de su segmento en EE.UU. y la inversión pública en grandes obras civiles se traduce en una potencial demanda que agregaría valor a los accionistas.
En el renglón de alimentos se produciría otro espaldarazo para una compañía como Nutresa, que tiene actividad manufacturera en EE.UU. y genera más de 12% de sus ventas en ese país. Esto sería posible a través de los incentivos fiscales que pueda ejecutar el presidente electo, célebre por su lema "Make America Great Again" (Hagamos Grande a America Otra Vez), un grito de batalla con el que abogó por fortalecer la industria interna mediante la renegociación de tratados y aprobar ventajas tributarias para atraer inversión al país; esto con la finalidad de aumentar empleos, generar riqueza y posicionar a EE.UU. como epicentro fabril global.
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Comercio exterior
El otro lado de la moneda está en las empresas que no tienen operación directa en EE.UU., pero exportan hacia ese país. Por ahora, no está muy claro si la política arancelaria que Trump pretende materializar tendría un efecto adverso.
Entre enero y septiembre, la base exportadora no minero-energética vendió US$4.556 millones y aumentó las ventas en 7% con destacada participación de compañías como Energía Solar Windows, Sunshine Bouquet, The Elite Flower y la Federación Nacional de Cafeteros.
María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo-Americana, Amcham, indicó que, pese a que las elecciones en EE.UU. siempre generan una incertidumbre natural, históricamente, la relación con Colombia ha sido estable.
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