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Editorial
Una propuesta que desataría más problemas
El momento no está para experimentos que no resistirán evaluaciones y demandas ante los tribunales.
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La opinión
La Opinión
Sábado, 12 de Julio de 2025

Una especie de tasa o contribución a los puestos callejeros de venta de comida en Cúcuta resultaría siendo inconveniente, llena de vicios y con riesgos ocultos.
Muchos interrogantes se abren alrededor de tan sensible asunto que no solamente se relaciona con la ocupación de calles y andenes sino con el desempleo, el subempleo y los problemas sociales.

¿Si ya fue aprobada por el Concejo una política para el manejo del espacio público en la ciudad, por qué salir ahora con planteamientos de esos por parte de uno de los cabildantes?

Supongamos que se instituyera una especie de estampilla para aquellos que expenden desde arepas, pasando por hamburguesas y hasta almuerzos en la vía pública. ¿Qué diría el que ofrece ropa, zapatos, juguetes y otras mercancías en la calle?

Ahí vendría el reclamo del derecho a la igualdad, puesto que mediante dicho ‘tributo’ surgiría la suposición de una probable legalización de la ocupación y venta de artículos en el espacio público. 

Una idea como esa hay que dejarla de lado precisamente porque puede levantar el fantasma de que al municipio cobrar y el vendedor informal pagar, se formaría un vínculo que a la postre conllevaría a desatar nuevas y complejas complicaciones.

El momento no está para experimentos que no resistirán evaluaciones y demandas ante los tribunales.

Lo adecuado es que se  pongan en marcha las normas definidas para el manejo de este asunto siguiendo los lineamientos trazados en el Plan de Desarrollo del municipio.

A quien desde la corporación administrativa municipal dio a conocer esta iniciativa hay que precisarle que dichos cobros no resuelven el problema estructural que  genera ese tipo de rebusque en la capital de Norte de Santander.

En cuanto al caso específico de los expendios callejeros de comidas,  lo obvio es que se desarrollen operativos por  parte de las autoridades de salud pública.

Hay que ser inflexibles en esos controles para exigir el acatamiento de las normas con el fin de evitar situaciones que lleguen a poner en riesgo la salud de los consumidores.

El cuidado en la manipulación de los alimentos que venden, la forma en que los conservan y otros procedimientos  son algunos  aspectos a tener en cuenta por parte  de los funcionarios encargados de esa labor de vigilancia.

En cuanto a este sensible punto, lo más adecuado sería que las secretarías de Gobierno y de Salud del municipio, basados en la nueva política de espacio público de Cúcuta tengan el componente de las ventas de comida entre las prioridades en la aplicación de fórmulas de solución.


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