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Economía
Tibuyana se quedó con el Premio de Mujer Palmera Colaboradora 2025
Fedepalma hizo un reconocimiento a su trayectoria en Palnorte y su aporte a la generación de empleo en Tibú.



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René Mora Vicuña
Jueves, 12 de Junio de 2025

Fanny Rincón Urbina, oriunda del municipio de Tibú, Norte de Santander, ganó el Premio Mujer Palmera Colaboradora 2025, que cada año entrega Fedepalma para destaca trayectorias de compromiso en el desarrollo del sector.

Tiene 44 años y suma una década dedicada al cultivo de palma de aceite, una actividad que, según ella, cambió por completo su vida. Su historia comenzó en 2015, cuando la empresa Palnorte abrió operaciones en el Catatumbo y le ofreció su primer empleo formal como auxiliar de servicios generales.

“Me ofrecieron hacer aseo. Yo les dije: mientras no sea robando, todo trabajo honrado es bienvenido”, recuerda. En ese entonces solo tenía el bachillerato. Sin embargo, su empeño la llevó a retomar estudios y cursar una técnica administrativa, mientras trabajaba jornadas completas en la planta extractora.

Al terminar su formación, le dieron la oportunidad de cubrir vacaciones administrativas en distintas áreas. Luego fue promovida a báscula y más tarde, en un giro inesperado, fue nombrada asistente del director de planta. “El día que me dieron ese cargo, lloré. Era el resultado de años de esfuerzo”, relata emocionada.


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Durante siete años apoyó la dirección administrativa de la planta. En 2023 fue promovida como coordinadora de servicio al proveedor, cargo que ocupa actualmente. Paralelamente, junto con su esposo, impulsó un emprendimiento agrícola: gestionaron un crédito en el Banco Agrario y sembraron palma en su finca familiar.

Empezamos con 10 hectáreas. Hoy también administro otras 3,2 hectáreas que heredé de mis padres. Ya cosechamos más de tres toneladas”, explica. Ella lleva la parte administrativa del negocio y su esposo supervisa el trabajo en campo. Con orgullo, asegura que ahora también genera empleo en su comunidad.

La formación ha sido clave en su camino. Tras graduarse como técnica, cursó Administración de Empresas en la UNAD y recientemente terminó una especialización en Gerencia Estratégica de Mercadeo. “Los proyectos puestos en manos de Dios se cumplen”, dice con firmeza, al hablar de su proceso.

Además de crecer laboralmente, también apoyó los estudios de su hija, quien se graduó en 2023 como ingeniera agroindustrial en la Universidad Francisco de Paula Santander, UFPS. “Gracias a mi sueldo pude ayudarla. Para mí, eso es uno de los logros más grandes”, afirma con orgullo.

Recibir este reconocimiento es, para ella, una forma de visibilizar el cambio en el Catatumbo y el poder de las mujeres para transformar sus vidas. “A los 20 años creí que mi vida ya estaba escrita. Pero la palma nos dio otro rumbo, una nueva oportunidad”, asegura.

A las jóvenes les deja un mensaje claro: “No se detengan. Estudien, escuchen consejos y enamórense de la tierra. Nosotras también somos el futuro del campo”. Su historia es ejemplo de resiliencia, trabajo honesto y visión de futuro desde una región históricamente golpeada por la violencia.


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