Bajo el fuerte sol cucuteño y contra todo pronóstico, día a día Ibrahim Bitar recorre las calles de Cúcuta al pedal de su taller movible de zapatería, una misión en la que se embarcó desde hace tres años, cuando llegó a la ciudad.
Pero no fue ahí donde comenzó su historia de amor y entrega al oficio de ser zapatero. Oriundo del estado Miranda, desde niño Bitar aprendió este arte por parte de su padre.
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Cuando creció, la pasión y excelencia que dejaba en cada encargo le dio la popularidad suficiente para montar su propio taller de reparación de calzado en Venezuela, con todas las máquinas y equipamiento necesario para vivir del oficio.
Aunque también estudiaba administración de empresas, no todo resultó como lo planeó. Cuando la situación económica se hizo difícil para sustentar a su hijo y su esposa, tomó la decisión de dejar atrás su carrera (en octavo semestre) y la tierra que lo vio crecer.
“Había trabajo, pero la plata no rendía. Si obteníamos dinero no podíamos comprar muchos alimentos, así que nos fuimos en busca de estabilidad”, contó.
Un reinicio turbulento
Llenos de ilusiones y gran nostalgia, arribaron a la capital nortesantandereana en un momento en el que el flujo migratorio estuvo en su punto más alto, solo para ser recibidos de la forma menos esperada.
Llegados a un hotel, tan pronto como pusieron un pie fuera, les robaron pasaportes, cédulas y todo el dinero que llevaban consigo. Sin nada más que una tristeza infundida en su pecho, retornaron a su país.
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Un año después, más preparados y conocedores del panorama fronterizo, regresaron con los ojos bien abiertos y actitud emprendedora.
Con nada más que un tarro de pega, una piedra, un cuchillo e hilo blanco, negro y marrón, caminó durante tres meses los barrios de la ciudadela Juan Atalaya, hasta que compró una bicicleta y adquirió poco a poco nuevas herramientas. Luego se hizo con trenzas, cordones y unas cuantas plantillas.
“El comienzo fue difícil, yo llegaba a las casas y decía que era zapatero, pero la gente no me creía, a veces no tenía las herramientas suficientes para demostrarlo”, relató.