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El premio Nobel y la paz en Colombia
Indudablemente es un honor grande, no solo para el presidente Santos sino para toda Colombia.
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Viernes, 14 de Octubre de 2016

Debemos felicitar al presidente Juan Manuel Santos por su premio Nobel, merecidamente ganado por sus innegables esfuerzos en busca de la paz para el país, después de tantos años de sangrienta guerra fratricida. En alguna columna anterior mía, había dicho, que por sus esfuerzos ya se hacía merecedor a tan honroso galardón. Indudablemente es un honor grande, no solo para el presidente Santos sino para toda Colombia.

No importa, que la paz aún no se ha logrado, porque lo que firmó el presidente con la guerrilla fue a espaldas o sin contar con la aprobación de la mitad del país, como lo demostró el resultado del plebiscito, en el cual ganó el NO, así haya sido por no muchos votos. No compartimos las críticas de algunos comentaristas internacionales que, consideraron, era prematura la decisión de otorgarle el premio, porque por sus tenaces esfuerzos, ya lo había ganado.

Sin embargo, el aldabonazo del NO fue muy importante porque le sirvió al presidente para hacer la paz con la mayoría de los opositores al SI, representados por muy importantes dirigentes del país: los expresidentes Pastrana, Uribe Vélez, la excandidata presidencial Marta Lucía Ramírez, el exalcalde de Bogotá, Jaime Castro, el exprocurador general, Alejandro Ordóñez, y muchos parlamentarios, exmagistrados, etcétera. ¿Qué tal, el presidente en paz, con los de la guerrilla, y con la mitad del país, pero en guerra con la otra mitad de la nación y con buena parte de su clase dirigente y empresarial? 

Desde luego, más responsabilidades, le trae al presidente este muy valioso premio, y lo obliga a  redoblar esfuerzos, con toda la dirigencia y el pueblo colombiano, para lograr una paz integral, y estable, basada no sólo en las prebendas a los siete, o diez o veinte mil guerrilleros desmovilizados, sino en el reconocimiento a las víctimas y su reparación, a la seguridad de la lucha contra la violencia, la extorsión  el reclutamiento de menores de edad y la liquidación de las siembras de plantas alucinógenas y el narcotráfico. Ya el Presidente, en un generoso gesto, que lo enaltece una vez más, ante el país y el mundo, ha ofrecido donar el valor del Premio a  ayudar a resarcir los daños causados a las víctimas.

Compartimos el muy trillado criterio, que los delitos atroces y de lesa humanidad, necesitan tener una sanción, por mínima que sea, pero sanción al fin y al cabo. La gran cantidad de guerrilleros rasos, sin señalamientos de graves delitos, como ya lo propusieron, deben ser indultados y devueltos a sus hogares, para que se reintegren a sus hogares y parcelas con sus familias y continuar en la producción que el país necesita.

Compartimos también, la sugerencia, que para intervenir en política, los responsables de delitos atroces, deben purgar primero, sus mínimas penas impuestas por los tribunales de la benigna justicia transicional, y después sí, hacer su participación en la actividad política.

Todo el pueblo colombiano tiene la esperanza, que el presidente no desmaye en la búsqueda de la paz integral que la patria necesita. Que el premio Nobel le de las fuerzas y los ímpetus necesarios, para conseguirla.

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