Luego de más de mes y medio del atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, del que esperamos que su recuperación sea pronta y plena, en la lectura de los medios de comunicación encontramos cosas que francamente no se sabe si reír o llorar.

Un primer caso se da, por ejemplo, con los amigos y copartidarios del senador Miguel Uribe, quien se halla hospitalizado en la Fundación Santa Fe de Bogotá, porque esperan que el senador se recupere pronto para que retome su precandidatura. Lo cierto es que la Fundación Santa Fe ha expedido comunicados esperanzadores sobre la evolución del paciente en su estado de salud, pero, aun así, la angustia continúa porque hasta para los mismos médicos todo es incierto.

El segundo evento, es la polémica demanda de pérdida de investidura que radicaron en el Consejo de Estado la Confederación Unión de Trabajadores de Colombia (CUT) y el Sindicato Sinsergen, contra el senador de oposición Miguel Uribe por la ejecución de un mitin político o por adelantar actos correspondientes a una campaña presidencial. El Consejo de Estado se apresuró a contestar, pues en la página del alto tribunal aparece publicada la notificación sobre la negativa a la solicitud: “Inadmitir la solicitud de pérdida de investidura”.

La tercera arremetida supera todas las expectativas. Sucede que en un periódico regional se hace eco de una acusación a la Fundación Santa Fe porque hay una sobreexposición mediática del paciente, lo cual es apenas lógico, porque hablamos del atentado a un senador y precandidato presidencial, y eso trasciende fronteras patrias a nivel universal.

La anterior acusación es reforzada con el supuesto hecho de que la Clínica Fundación Santa Fe, al permitir actividades que incluyen misas, maratones y manifestaciones públicas de solidaridad, dizque le hace el juego a una aparente estrategia de publicidad que utiliza el hecho doloroso para fines electorales. El título de la publicación es “Fundación Santa Fe en el ojo del huracán: dudas, politización y controversia tras el atentado”.

Lo cierto es que esta clase de actividades, en casos semejantes o de pacientes sin el estatus del senador herido, son comunes. Es la cultura colombiana. ¡Qué le vamos a hacer! Recuerdo que, en la administración de Virgilio Barco Vargas, cuando cayeron abatidos varios candidatos presidenciales, la prensa le dio el mismo despliegue a la injusticia que se cometió con todos ellos, sin tener en cuenta “edad, sexo, estirpe o condición”.

 El tercer suceso tiene que ver con la información de un portal de internet, el cual sorprende con esta información: “María Claudia Tarazona, esposa del senador Miguel Uribe, se pronunció tras aparecer en encuesta presidencial”.

El mismo medio de comunicación consigna que la señora Tarazona advierte que no tiene interés en participar en política electoral y que está centrada en la recuperación de su esposo y en sus hijos. Lo cierto es que el paciente está en una situación difícil, la familia con mucho dolor y sus seguidores políticos, me imagino, sólo esperan que su portaestandarte se recupere plenamente. 

 Finalmente, es increíble lo inhumano de algunas personas que por redes sociales envían los famosos memes políticos relacionados con la condición de salud del senador Miguel Uribe Turbay, presentándolo desfigurado con fines caricaturescos después de siete intervenciones quirúrgicas, entre otros memes difíciles de comentar. Ecos de la politiquería.

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