Más de un año llevaba José Antonio Silva Camacho, de 39 años, defendiendo a Ucrania en la guerra contra Rusia. Dejó a sus seres queridos en Piedecuesta y, en busca de un mejor porvenir para ellos y para él, se enlistó en este conflicto a cambio de un salario.
“Se fue a cambiar su forma de vida, a buscar oportunidades. Aquí estaba trabajando, vivía en el barrio San Carlos y no le alcanzaba. Quiso buscar cómo hacerse a una casa y ya había logrado comprar un lote”, contó Fabio Silva, hermano del combatiente colombiano.
Durante 12 años, José Antonio, a quien los suyos llamaban cariñosamente ‘Toñito’, se desempeñó como soldado profesional al Ejército Nacional. Fue uno de sus amigos quien lo convenció de emprender este delicado trabajo.
Desde Ucrania, a más de 15 mil kilómetros de distancia, Silva Camacho mantenía constante comunicación con su familia, relatando su experiencia en la guerra. En medio del conflicto, el santandereano ya había resultado herido.
“Todos los días nos llamaba. Decía que no estaba fácil, que era muy duro. Incluso estuvo herido, lo jodieron con drones, estuvo en recuperación. Le dieron como dos meses y ya se encontraba bien”, añadió el hermano.
De hecho, el batallón al que pertenecía lo había declarado no apto por las secuelas en sus manos. Sin embargo, según su familia, tomó la decisión de enlistarse en otra unidad para prolongar su estadía algunos meses más.
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“Quería estar seis meses para poder construir la casa en el lote que compró. Estos últimos 20 días había estado en reentrenamiento y el sábado (13 de septiembre) salió a la misión, pero hubo una emboscada, unos ráfagas lo alcanzaron a él y a otro compañero. Eso fue en la ciudad de Sumy”, agregó.
El cuerpo de José Antonio quedó en territorio controlado por tropas rusas, por lo que no ha sido posible recuperarlo.
Más de un año llevaba José Antonio Silva Camacho, de 39 años, defendiendo a Ucrania en la guerra contra Rusia. Dejó a sus seres queridos en Piedecuesta y, en busca de un mejor porvenir para ellos y para él, se enlistó en este conflicto a cambio de un salario.
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Fabio Silva reveló que hasta ahora no saben si podrán despedir a su hermano y que han recibido muy poca información por parte de las autoridades ucranianas.
“Mi hermano me dio un número de un ucraniano para que, si no sabíamos nada de él, lo llamáramos. En vista de la incertidumbre, llamamos y nos confirmaron que los emboscaron y ahí estaba él”, relató.
El combatiente santandereano dejó huérfano a un niño de 13 años, quien justamente el pasado lunes recibió un computador que su padre le había comprado como regalo de cumpleaños.
Héctor Eduardo Salinas también murió en Ucrania
La muerte de José Antonio Silva Camacho se suma a la de Héctor Eduardo Salinas Romero, de 27 años, otro santandereano que perdió la vida en combate en Ucrania el pasado 2 de septiembre.
Había viajado hace tres meses con la ilusión de reunir dinero para comprarle una casa a su mamá, quien reside en el barrio El Dorado, en Floridablanca.
Su cuerpo también quedó en territorio controlado por los rusos y no ha sido posible recuperarlo.
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