La región del Catatumbo, en Norte de Santander, enfrenta una de las crisis humanitarias más severas en su historia reciente.
Los sangrientos enfrentamientos entre el Eln y las disidencias de las Farc han dejado un saldo de al menos 40 muertos, entre ellos siete firmantes de paz, y más de 20 heridos, seis de ellos evacuados a Cúcuta.
A esto se suma el desplazamiento de más de 250 personas, según cifras de la Defensoría del Pueblo y las autoridades locales.
William Villamizar Laguado, gobernador de Norte de Santander, calificó la situación como “angustiosa, compleja y difícil”, destacando que el Catatumbo representa el 40% del territorio departamental y que la población civil está siendo la más afectada por esta disputa territorial. “Intentamos por todos los medios evitar este escenario, pero ahora debemos actuar rápidamente para atender a las víctimas y proteger a nuestra gente”, aseguró el mandatario.
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Medidas adoptadas y alertas ignoradas
La gobernación implementó medidas preventivas desde meses atrás, organizando manifestaciones en Ocaña, Tibú y Cúcuta para enviar un mensaje de paz tanto al Gobierno Nacional como a los grupos armados. Además, en diversos consejos de seguridad se solicitó a la fuerza pública garantizar la protección de la población civil. Sin embargo, los llamados no lograron evitar la escalada de violencia. “Nos deja un desaliento que se haya roto el diálogo con el Eln”, precisó Villamizar.
En respuesta a los recientes combates, se declaró la alerta amarilla hospitalaria para atender a los heridos, y si es necesario suspender las clases como medida preventiva para salvaguardar la vida de niños y docentes lo vamos a hacer. Villamizar también destacó la necesidad de movilizar recursos para proporcionar alimentos, albergue y transporte a los desplazados.
“Estamos moviéndonos para generar los actos administrativos que nos permitan atender esta crisis, pero no alcanzamos a cubrir todas las necesidades. Es urgente que el Gobierno Nacional nos respalde con recursos adicionales”, enfatizó el gobernador.
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Una disputa por el control territorial y económico
La guerra entre el Eln y las disidencias de las Farc tiene su raíz en el control de las más de 52.000 hectáreas de cultivos de coca en el Catatumbo, una actividad ilícita que alimenta el conflicto. Villamizar alertó sobre la complejidad del territorio, que limita con Venezuela y dificulta la presencia efectiva de las fuerzas armadas.
El mandatario también expresó su preocupación por la declaración de objetivos militares contra autoridades locales, como el alcalde de Tibú, Richard Claros, y confirmó la muerte en las últimas horas de cinco personas en El Tarra y trece más en zona rural de Tibú durante los enfrentamientos.