Sin embargo, el doctor Parra menciona que los audífonos hay que utilizarlos solo para actividades importantes, por poco tiempo y con volúmenes bajos, tanto en el trabajo como en el lugar de estudio, para no afectar la salud de los oídos.
Señala que deben emplearse solo por 60 minutos con intervalos de descansos. El especialista sugiere que el audio no supere los 60 decibeles o que pueda escuchar a otra persona sin necesidad de retirárselos.
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Indica que el uso frecuente de estos audífonos por tiempo prolongado puede producir sordera; mareos; dolores de cabeza, de diferentes intensidades y pronósticos y la llamada afección tinnitus, un trastorno el que una persona oye ruidos como zumbidos, toques, golpes o pulsaciones, cuando no hay sonido exterior que los produzca.
Deficiencias a nivel mundial
La OMS ha mencionado que la capacidad de la audición es un bien muy preciado y, si no se tratan, las pérdidas auditivas pueden acarrear consecuencias devastadoras en la capacidad de las personas para comunicarse, estudiar y ganarse la vida. Un informe de esta organización expone este problema y ofrece intervenciones basadas en datos científicos para solucionarlo.
El estudio muestra que los propios profesionales de la salud carecen de conocimientos sobre la prevención, detección temprana y el tratamiento de la pérdida auditiva y las enfermedades del oído, impidiendo una atención especial para los pacientes.
El informe resalta que en la mayoría de los países, estos servicios no están integrados en el sistema nacional de salud y las personas que presentan enfermedades del oído y pérdida auditiva encuentran dificultades para acceder a ellos.
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El 78% de los países de ingresos bajos cuentan con menos de un otorrinolaringólogo por cada millón de habitantes; el 93% tiene menos de un audiólogo por cada millón de personas; solo el 17% tiene uno o más logopedas por cada millón, y solo el 50% dispone de, al menos, un maestro para sordos por cada millón de habitantes.
De acuerdo con el informe, estas deficiencias se pueden solventar mediante la integración de la atención otológica y de la audición en la atención primaria, valiéndose de la formación y de los sistemas de distribución de tareas.
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