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Inconformes por la condena del vigilante que asesinó a un minero en Cúcuta
El hecho se registró en la entrada del Ecoparque, cuando la víctima intentaba ingresar a las instalaciones.
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Categoría nota
Domingo, 10 de Septiembre de 2023

La esposa de Diomedes Bautista Mendoza pensó que cuando condenaran al vigilante Luis Rodolfo Rivillas Henao, quien asesinó a su compañero sentimental e hirió a uno de sus hijos, el 16 de julio de 2022, ella sentiría algo de calma y tranquilidad, pero no fue así.


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Y todo porque el hombre recibió, el pasado 25 de agosto, una condena de 20 años por homicidio, tentativa de homicidio y lesiones personales. No obstante, esa pena es poca, según la mujer, pues el dolor que le causó a ella y el resto de sus familiares es irreparable.

“Yo siempre peleé para que lo condenaran rápido, porque el proceso jurídico en contra de ese señor fue lento y lleno de tropiezos. Jamás imaginé que él y su abogado se las ingeniaran para pagar tan pocos años de cárcel”, dijo la mujer.

Y añadió que aunque Luis Rivillas pase el resto de sus días tras las rejas, eso jamás le devolverá a su compañero sentimental, quien fue asesinado en la entrada del Ecoparque.

 

Un proceso difícil

El juicio del vigilante estuvo lleno de tropiezos, aplazamientos y, según la familia, negligencia por parte de alguno funcionarios.

Y es que, según ellos, Luis Rivillas debió ser condenado para inicios del 2023, pero cuando se iba a dar la audiencia condenatoria ocurría algo que obligaba al juez o a la Fiscalía a aplazar esa diligencia.

“Nosotros nunca supimos por qué, nuestro abogado luchó para que el proceso se agilizara, pero no sucedía nada…Tanto que estudian los jueces y fiscales, no entiendo por qué ellos desvalorizan la vida de un buen hombre, que jamás se metió con nadie y mucho menos era delincuente”, indicó la esposa de la víctima.


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El dolor de la hija de Diomedes

La hija de Diomedes, su pequeño amor, esperó a que su padre llegara ese sábado a casa y la saludara con un abrazo y un beso, luego, los dos se sentaran en el andén de su humilde casa para jugar.

Cuando la pequeña, que actualmente tiene 12 años, observó ese sábado llegar a su mamá, hermana y otros familiares llorando y lamentando la muerte de Diomedes, entendió que su padre ya no estaría con ella.

Según la madre de la niña, ella sufrió de depresión durante varios meses, al punto que tuvo que ir al psicólogo para superar el asesinato de su padre, con quien tenía una gran conexión.

“La bebé lo preguntaba, nos decía que si el papá estaba en el cielo, cuándo iba a bajar para visitarla; nosotros no supimos nunca cómo responderle a esas preguntas tan inocentes pero que duelen tanto”, contó la mujer.

 

Quedó lesionado de por vida

Franjardy Andretty Amaya Berbesi, hijastro de Diomedes Bautista, también resultó herido ese trágico sábado.

Y es que Franjardy al observar que su padrastro había sido atacado por el guarda de seguridad, se enfureció y le reclamó en medio de la cólera a Rivillas Henao por lo que le acababa de hacer a sus ser querido.

En ese momento fue que el vigilante volvió a utilizar su revólver de calibre 38 y marca Llama de dotación y le propinó un disparo en el tórax al hombre, quien quedó tirado en el pavimento.

Amaya Berbesi permaneció varias semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de una clínica. Cuando el hombre trató de retomar su trabajo notó que le era imposible soportar las jornadas laborales como minero, pues sentía un dolor en el pecho.


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Luego de varios exámenes médicos en lo que el dictamen era el mismo: él estaba saludable y sin ningún dolor, Franjardy Andretty dedujo que su problema de salud era una supuesta secuela del balazo que recibió en el tórax.

“Él quedó jodido, esa es la palabra. Los pulmones le duelen cuando trata de hacer algún esfuerzo físico, le cuesta respirar”, indicó la mamá de Amaya.

 

La sentencia

La Opinión tuvo acceso a la sentencia de la condena del vigilante. En este documento se relata que el 28 de marzo se llevó a cabo una audiencia de preacuerdo, con el que se buscaba que a Luis Rivillas se le degradara su participación de autor en este hecho violento a la de cómplice para efectos punitivos.

 “El delito más alto, el homicidio agravado con una pena mínima de 200 meses, el de homicidio agravado en grado de tentativo en 100 meses de prisión y, el delito de lesiones personales dolosas con deformidad física de carácter permanente en 16 meses… Se realiza el procedimiento de dosificación punitiva partiendo de la pena de 200 meses, incrementado en 24 meses por el homicidio en grado de tentativa y de 16 meses por el de lesiones personales, quedando un total de 240 meses de prisión”, se lee.

Sin embargo, el año pasado, exactamente el 27 de julio, el juez promiscuo municipal de San Cayetano le imputó a Luis Rodolfo Rivillas Henao homicidio agravado, tentativa de homicidio en concurso. Sin embargo, en otra diligencia, celebrara el 17 de noviembre, la Fiscalía varió la calificación jurídica.

El ente acusador modificó la tentativa de homicidio a lesiones personales, incapacidad para trabajar y deformidad.

“En tal sentido tenemos que, Luis Rodolfo Rivillas Henao sabía que accionar un arma de fuego, en un lugar que se encuentra concurrido, puede ocasionar o lesionar a personas distintas a la cual se dirige la acción; tal y como ocurrió en el caso que nos ocupa, pues al disparar su arma en contra de la humanidad de Diomedes Bautista Mendoza, dejó al azar cualquier resultado que deviniera de esta acción, la cual tuvo como resultado, la herida ocasionada en la pierna de la menor, aunado que, en este caso se trató de un proyectil que salió de una de las personas a las que directamente disparó el procesado”.

 

El hecho

El homicidio se dio luego de que Diomedes Bautista Mendoza saliera del parque, acompañado de dos mujeres y otro hombre, pero al mirar hacia el parqueadero y no encontrar lo que buscaba, decidió devolverse.


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El vigilante al ver que el hombre estaba alterado, le obstaculizó el paso. Luego de varios  Bautista le reclamó al vigilante para que lo dejara ingresar, por lo que la situación se caldeó a tal punto que Rivillas Henao desenfundó su arma y le disparó.

La niña, que estaba a pocos metros de la entrada, recibió un balazo, que había atravesado a Diomedes Bautista, resultando herida en una de sus piernas. Luego, Luis Rivillas le disparó al hijastro de Diomedes.


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