En la pelea más esperada del año, el británico Tyson Fury defenderá el sábado su corona de los pesos pesados del Consejo Mundial de boxeo (CMB) frente al estadounidense Deontay Wilder en la tercera, y probablemente última, entrega de una rivalidad de tres años.
La trilogía, que se completará el sábado en el T-Mobile Arena de Las Vegas (Nevada), vivió anteriormente un épico empate en Los Ángeles en 2018, cuando Fury sobrevivió a un derribo en el 12º asalto, y una clara victoria del británico en febrero de 2020.
Desde ese segundo episodio ambos púgiles han atravesado por una tortuosa preparación marcada por amargas disputas legales, un brote de COVID-19 y acusaciones de engaño.
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Si la tensa rueda de prensa del pasado miércoles sirve de guía, el escenario está preparado para otro combate explosivo entre Fury, el autodenominado "Gipsy King" (Rey Gitano), y Wilder, el "Bombardero de Bronce" de Alabama.
Ninguno de los dos boxeadores ha peleado desde su segundo combate de hace 20 meses, cuando el invicto Fury le arrebató a Wilder el cinturón del CMB que atesoraba desde hacía cinco años.
En lugar de enfrentar de nuevo al estadounidense, Fury tenía previsto este año un combate de unificación de cinturones de peso pesado contra su compatriota Anthony Joshua, pero un arbitraje independiente le ordenó conceder a Wilder un tercer combate de revancha.
Esta pelea debía celebrarse originalmente en julio, pero se pospuso hasta octubre después de que Fury (30-0-1, con 21 nocáuts) y miembros de su equipo dieran positivo por coronavirus en su campo de entrenamiento.
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Wilder (42-1-1, 41 nocauts), por su parte, insiste en una serie de explicaciones no probadas sobre su última derrota ante Fury, que van desde la manipulación de los guantes a la de sus bidones de agua.
"Sabe que miente"
Fury, de 33 años, se refirió a esos señalamientos de Wilder, de 35, cuando ambos compartieron escenario en una conferencia de prensa el miércoles.
"Él sabe que lo que dice es mentira", dijo el británico. "Y en el fondo de su alma, sabe que perdió. Perdió la primera vez, perdió la segunda y va a perder la tercera".
Tras la derrota del año pasado Wilder reemplazó a su entrenador Mark Breland -al que había acusado de tirar la toalla demasiado pronto- por Malik Scott, un expeso pesado de 40 años que sufrió un nocaut en el primer asalto ante Wilder durante su propia carrera.
Scott asegura que ha trabajado para ampliar el arsenal ofensivo de Wilder, añadiendo otras armas a su poderosa mano derecha, considerada la más temible de la categoría reina.
"Deontay tiene buenos fundamentos, es solo que muchas veces no los utilizó", dijo Scott.
Wilder, por su lado, dice que se ha "reinventado".
El estadounidense tendrá que demostrar que su nueva versión es lo suficientemente buena como para superar a Fury, cuya superioridad en tamaño, movimiento y capacidad de contragolpear sobrepasó al estadounidense en sus anteriores enfrentamientos.aría, pero no lo es", afirmó.