Angie Juliana Escobar Rincón danza con su pincel a ritmo de los colores que se transforman en paisajes, rostros, y momentos especiales que requieren sus clientes.
Tiene 24 años y es Diseñadora Industrial de la Universidad de Pamplona.
Inició en el mundo del arte hace tres años aproximadamente, “pero he dibujado desde que tengo memoria. Me encantaba practicar dibujos en carboncillo, aplicar sombras y dibujar ojos, después fui descubriendo lo que me encantaba: aplicar color, primero, con lápices, luego con pinturas y lienzos y por último entré al mundo digital”.
La cucuteña ha aprovechado este tiempo de pandemia para “trabajar por encargo de parejas, familias, montajes de fotos con seres queridos que han fallecido y no tenían fotografías juntos o recientes”.
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En Instagram encontró una vitrina virtual para mostrar su trabajo, “pero con el tiempo las personas se fueron interesando en mi trabajo y comencé a dibujar por encargos, luego mi hobby se convirtió en mi trabajo... un trabajo soñado, puedo hacer lo que me amo hacer y tener retribuciones”.
Adicional a su emprendimiento en el arte, se desempeña como docente en la Universidad de Santander. Está a cargo de la materia de dibujo. “Esto también se dio gracias a mostrar mi trabajo en redes sociales”.
Y no solo el lienzo es su soporte para dibujar. También incursionó en el muralismo “ y descubrí otra pasión... pintar de muchos colores y a gran formato”. Centros y locales comerciales y El Malecón han servido de telón de fondo para mostrar sus creaciones.
Es muy inquieta e investigadora. Le encanta seguir descubriendo técnicas por eso también ha llenado de color diferentes objetos como prendas de vestir, blusas y zapatos. Gracias a su profesión Angie Escobar Ricnón aprendió a usar ciertos materiales que “he podido ir integrando recientemente en mis obras como el uso de estuco plástico para dar relieves y el de sprays”.
Espera seguir creciendo como artista, definir su estilo de tal manera que la gente “pueda reconocer mis creaciones en donde sea que estén y seguir llenando de color las casas de muchas personas”.
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La artista cucuteña considera que el de la pandemia “ ha sido un año de muchos cambios, tanto buenos como malos. De los buenos se ha podido sacar provecho y uno de esos es el incremento de presencia en redes sociales, que hizo que los pequeños emprendimientos que se encontraban de manera virtual se visualizaran más, como fue mi caso, al estar también tanto tiempo en casa pude sacar tiempo para organizarme como quería proyectarme, también mostrar más mi trabajo.
Fue un año donde bajaron la revolución del día a día, y pude encaminar mi proyecto. También en pandemia obtuve mi grado de la universidad, en marzo del 2020, pero mi ceremonia fue en octubre del año pasado”.
Esta emprendedora y soñadora artista ha dictado cursos vacacionales de arte a niños entre ocho y diez años, y ha transmitido conocimiento mediante cursos adicionales personalizados.
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