En los videos de las cámaras de seguridad que hay por la carrera 9 entre calles 24 y 25 del barrio Gran Colombia, de Villa del Rosario, habría quedado registrado el momento en el que, ayer en la tarde, una buseta atropelló a Ana Joaquina Pita León, de 72 años.
Según algunos testigos, la mujer se había bajado de una buseta cuando intentaba cruzar la calle. En ese instante, otro vehículo de servicio público de placas SKR409, terminó por arrollarla.
Los vecinos del sector donde sucedieron los hechos, tras ver que el conductor huía de la escena, corrieron para detenerlo y exigirle que respondiera por lo que acababa de hacer.
"En una esquina se detuvo y le dije que mirara lo que había hecho, pero él decía que no había sentido nada y siguió", comentó un testigo del accidente.
Le puede interesar: La inseguridad tiene desesperados a los habitantes en el barrio Gaitán de Cúcuta
De acuerdo a algunas versiones, pese a que el hombre se detenía y miraba por el retrovisor, siguió su camino como si él no fuera el responsable del hecho.
Sin embargo, unas cuadras más adelante, como si se tratara de una señal ‘divina’, la llanta del vehículo cayó a una alcantarilla y allí fue cuando la Policía pudo capturarlo.
La ambulancia se demoró
Los vecinos entre la angustia y los lamentos salieron a auxiliar a la mujer que estaba tirada en la mitad de la carretera con múltiples golpes en su cuerpo.
"Cuando vi a la señora tirada corrí para llamar a una ambulancia, pero llegó más rápido la de Cúcuta que la de acá (Villa del Rosario). Aunque se demoró como media hora, la señora ya estaba muerta", sostuvo una residente del barrio.
Uno a uno, los residentes de la zona lamentaban el hecho y consternados decían: "Aunque de acá se fue, ante los ojos de Dios no se puede escapar".
La familia
Luego de la tragedia que se registró ayer, a la 1:40 de la tarde, los hijos de Ana Joaquina llegaron para verla por última vez y en sus brazos decirle cuánto la van a extrañar.
Conozca: Extorsión y muerte en la frontera: un hombre fue asesinado en un lavadero de carros de Cúcuta
Las escenas de dolor se hicieron evidentes y entre lágrimas, todos querían sujetar su mano o tan solo besar su frente para darle el último adiós.
"Ella era una mujer muy alegre y religiosa, entregada a su religión. A pesar de los años, era muy activa, caminaba mucho (…)", añadió una allegada a la familia.
Aunque a ciencia cierta no sabían qué había sucedido y por qué estaba por ahí, repetían una y otra vez que se hiciera justicia.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion