El doble anuncio de un cese al fuego por parte de las dos principales organizaciones armadas con injerencia en Tibú parecía anticipar unos últimos días del año en relativa calma; sin embargo, la realidad estuvo lejos de ser así. Esta temporada ha estado marcada por enfrentamientos, desplazamientos y secuestros.

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El caso más preocupante, que mantiene consternada a la comunidad tibuyana, es el rapto de la joven Nicoll Esmeralda Carvajal Moros, de apenas 17 años, de quien no se tiene noticia desde hace más de una semana, tras ser interceptada por sujetos armados el pasado 20 de diciembre.

El hecho ocurrió en el corregimiento de Pacelli, cuando la joven se encontraba en su vivienda junto con su hijo, de apenas un año de edad. Según los reportes, fue llevada con rumbo desconocido y desde entonces no se ha vuelto a saber de ella.

Este 28 de diciembre, se cumplen ocho días desde aquel suceso, un periodo marcado por la angustia y la preocupación por la integridad de la menor, de quien no se han obtenido novedades. Tampoco existe certeza sobre si el secuestro fue perpetrado por el Eln o por la disidencia de las Farc.

Ese mismo día y en el mismo sector se presentó otro rapto, aunque con un desenlace distinto. Se trató de Nancy Sánchez, quien también fue sacada de su casa de manera similar, ante la mirada de su hija de tan solo dos meses de edad. La mujer fue dejada en libertad días después, el 22 de diciembre.

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Un hecho similar ocurrió en el casco urbano del municipio en la tarde del 21 de diciembre. Sujetos armados que se movilizaban en motocicleta llegaron hasta el establecimiento comercial de Luis Antonio Salazar Amaya, de 65 años, y se lo llevaron junto con su hijo, Diego Salazar Ortega, de 31.

Según testimonios, los hombres armados preguntaron por Luis, quien se encontraba atendiendo el local en compañía de un adolescente, y lo subieron a uno de los vehículos. El joven logró alertar a Diego, quien acudió al lugar y también fue raptado. Ambos fueron llevados con rumbo desconocido.

Sin que se tuvieran noticias de su paradero, padre e hijo aparecieron en la noche del 23 de diciembre, aparentemente en buen estado de salud. Sobre este hecho, tampoco se tuvo confirmación oficial de cuál grupo armado sería el responsable.

Estos crímenes se registran, además, en medio del recrudecimiento de los enfrentamientos armados en la zona rural del municipio, los cuales obligaron a decenas de familias a abandonar sus hogares en plena celebración de la Navidad, ante el temor de quedar atrapadas en un fuego cruzado que parece no tener fin.

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