Siendo la quinta en el escalafón de los hermanos, después de la muerte de doña Rufina Valencia, María Teresa Rincón tuvo que asumir el papel de madre en una familia numerosa que nació y se crió en el barrio El Jorge, de Buenaventura.
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Ella es la que siempre llama desde el Puerto y conecta a todos sus hermanos, especialmente a los que viven por fuera, como Manuel, en Manizales, y Freddy y Tomás, en Cali, para comentarles novedades de la familia, preguntar por el estado de salud de todos y, de paso, aconsejar para evitar situaciones difíciles.
María Teresa es la cabeza visible de los Rincón Valencia y por eso fue la primera en recibir la llamada esa madrugada del lunes 11 de abril, por el accidente de ‘su hijo menor’ Freddy Eusebio, ‘el coloso de Buenaventura’.
No dudó en viajar a Cali para estar al lado del exfutbolista en su momento más duro. Fueron tres días de mucha angustia que, para dolor de los Rincón y de la afición colombiana, terminaron con el deceso del hijo ilustre de Buenaventura.
Entre lágrimas y dolor, María Teresa habló sobre la vida de Freddy antes de ser conocido a nivel nacional y los últimos momentos juntos.
¿Cómo fueron esas horas al lado de Freddy en la Clínica Imbanaco?
Apenas me avisaron lo del accidente arreglé maletas y salí para Cali. Cuando llegué a la clínica comenzaron esas horas difíciles, momentos muy duros que no los quiero recordar.
¿Hubo alguna esperanza de que pudiera salir de la situación?
Nunca se perdió la esperanza, siempre le oré a papito Dios para que nos lo devolviera. A Freddy le canté muchas alabanzas, le hablaba mucho del amor y le decía que se aferrara al Señor, que iba a salir de esta situación, que él había salido adelante de muchas batallas y que esta no iba a ser la excepción.
Pero como Dios vio que no iba a quedar bien, se lo llevó. Con Dios no se pelea.
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¿Tuvo la oportunidad de despedirse de él?
Sí, estuve con él una hora antes de su fallecimiento. Me permitieron estar un rato, nos mandaron muchas oraciones y comencé a leérselas en el oído derecho, le canté alabanzas y le dije: ‘negrito’ —así siempre le decía yo—, aférrese a la vida que lo necesitamos, no nos vaya a dejar solos.
Salí de la habitación y como a los 45 minutos me llamaron porque había novedades, fue cuando me dieron la dura noticia.
¿Cómo era Freddy, el hermano, antes de ser famoso?
Era muy tímido, era muy casero, porque sin serlo, me tomé el papel de mamá, entonces le restringía las salidas; era obediente, pedía permiso para todo. Recuerdo mucho que él estaba haciendo décimo en el colegio y en esas vinieron unos señores para llevárselo para Santa Fe.
Yo no estaba y cuando llegué vi a los señores y uno de mis hermanos me dijo que se iban a llevar a Freddy para Bogotá. Yo dije que me daba mucha pena, pero que de la casa no se movía. Mis hermanos se enojaron conmigo porque decían que le estaba dañando su futuro. Les expresé que hasta que no terminara el bachillerato no se movía de la casa.
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Freddy lloraba y me pedía que lo dejara ir, pero me hizo caso, terminó el bachillerato y justo el día en que se graduó tenía un partido y esa vez hizo dos goles. Luego se fue a Bogotá.
¿Cambió su forma de ser con la fama?
No, al contrario, siempre quiso que su familia estuviera bien, nos apoyó en todo, intentó que todos estudiáramos, pero algunos no quisieron. Pero no cambió en nada, siempre se preocupó por nosotros.
¿Hasta el último día lo aconsejaba, lo regañaba por algo?
Sí, claro; le decía de ciertas cosas y lo único que me decía era que yo le ponía cuidado a todo. Siempre le contestaba: ‘negrito, tengo que ponerle cuidado porque recuerde que mi mamá ya falleció, entonces como ella no está yo tengo que asumir ese papel’. Él siempre escuchaba, nunca fue grosero.
¿Lo veía en el programa como comentarista de fútbol?
Tristemente no lo hacía, no sé por qué, pero no veía el programa y ahora me duele no haberlo hecho.
¿Cuándo fue la última vez que estuvo en Buenaventura?
Hace días no venía, nos decía que por la situación que se estaba viviendo con lo de la pandemia y demás, pero siempre advertía que en cualquier momento nos llegaba. Yo le respondía que cuando viniera acá iba a estar siempre su familia.
En el Puerto, ¿cuál era su rutina?
Se sentaba en la sala y conversábamos, compartíamos, los amigos llegaban o él iba a buscarlos (...) esa era su vida, salía a hablar con su gente de fútbol, que era por lo que más le preguntaban.
¿En qué momento lo vio llorar?
Cuando falleció mi mamá lloró mucho, lo golpeó demasiado, por lo que significaba para él mi madre.
¿Y el instante más feliz?
Demasiados, la vida lo trató bien, logró muchas cosas; cualquier triunfo en su vida o en el fútbol era motivo de felicidad para él y siempre lo compartía con la familia.
¿Cuál es el recuerdo más grande que le queda de su hermano?
El gran ser humano, esa calidad de Freddy, el compartir, porque lo que él tenía no era de él, sino de quien lo necesitaba.
¿Qué partido recuerda con especial cariño?
Fueron muchos partidos en los que Freddy se destacó, pero cómo olvidar el que ha sido la insignia, el empate y gol ante Alemania en el Mundial de Italia. Ese gol lo cantamos con el alma en la casa y se escuchó incluso en casas vecinas. El otro fue el 5-0 a Argentina cuando hizo dos goles.
¿Qué le faltó por hacer a Freddy?
Vivir, vivir y vivir... le faltaron más años de vida, se nos fue muy joven.
¿Qué le dicen las manifestaciones de cariño de Buenaventura y Colombia?
Estoy muy agradecida con Dios, con la gente de Cali, de Buenaventura y de toda Colombia. Me di cuenta cómo quiere la gente a Freddy; olvidarlo va a ser muy difícil. Muchas gracias a todos. Del exterior también han llegado mensajes hermosos.
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Datos que quizá no sabía
1. Ignacio y Rafael son otros de los hermanos mayores en los Rincón Valencia. El primero incluso alcanzó a jugar en una Selección Colombia, sin ser futbolista profesional.
2. Cada que había partido de la Selección Colombia de Francisco Maturana, los Rincón Valencia se congregaban en la casa materna del barrio El Jorge para ver en acción al menor de la familia.
3. Freddy Rincón dejó cuatro hijos: Freddy Steven, Sebastián, Leonardo y María Clara. Estos dos últimos viven en Brasil y fueron fruto de una relación del exjugador con una brasileña.
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