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Didier Deschamps, un hombre de triunfos en el fútbol de Francia
Didier Deschamps fue campeón de la Copa del Mundo de 1998 como jugador y la del 2018 como entrenador.
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AFP
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Viernes, 16 de Diciembre de 2022

Apóstol del grupo por encima del individuo, resultadista, líder de vestuario meticuloso y pragmático, Didier Deschamps amplía en el Mundial-2022 su inmenso palmarés, el más completo del fútbol galo. Bajo su mando, toda una generación de franceses se ha acostumbrado a la victoria.

Fue el capitán de la primera estrella, la del Mundial de 1998 en Francia, y seleccionador de la segunda, veinte años después en Rusia. Y quizá lo sea el de la tercera en caso de victoria ante Argentina el domingo (2:00 p.m.) en la final en Catar.

La competición reina ha hecho llorar a menudo a los aficionados galos, marcados por el trauma de la 'noche de Sevilla' en semifinales de la edición de 1982, o el cruel Francia-Bulgaria de 1993 que supuso la no clasificación de los Bleus al Mundial-1994.


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Pero la historia dio un giro y Francia aprendió a levantar trofeos y a disputar finales mundialistas: la del domingo será la cuarta en siete ediciones.

Deschamps encarna esta nueva Francia, no siempre con el fútbol más estético, pero que no se cansa de ganar. Con él, ya sobre el césped o en el banquillo, los Bleus han conquistado dos Mundiales, una Eurocopa, una Liga de las Naciones.

Con él como capitán, el Olympique de Marsella inscribió su nombre en el palmarés de la Liga de Campeones, en 1993, un éxito único en el fútbol de clubes francés.

Y también con él, como entrenador, el Marsella conquisto la Ligue 1 en 2010 después de 18 años de espera.

Incluso la gran Juventus de Turín espera aún un título a nivel europeo desde la Champions de 1996, con Deschamps en la medular.

 'Único en Francia' 

"Puede resaltar duro, exigente, pero mediante su gestión ha sabido extender el placer. Es único en Francia", describe para la AFP su adjunto Guy Stéphan. "La gran dificultad del alto nivel es permanecer en lo más alto y él permanece en lo más alto. ¿Por qué? Porque es exigente con los jugadores, consigo mismo, con su cuerpo técnico, y porque gana".

A sus 54 años, el hombre nacido en Bayona culmina en Catar una década al frente de los Bleus, desde su designación aún sobre las ruinas del fiasco del Mundial-2010, en 2012 tras un paréntesis de dos años con Laurent Blanc al frente.

Cuestionado después de la eliminación en octavos de la Eurocopa-2021, no sería de extrañar que renovase su contrato al regreso a París. El presidente de la Federación Francesa Noël Le Graët tiene absoluta confianza en él y en su trabajo.

Pero si encara el domingo un 138º partido al frente de la selección, un récord, Deschamps lo debe en parte a una generación excepcional, de Hugo Lloris a Olivier Giroud pasando por Raphaël Varane, Antoine Griezmann, Paul Pogba y más recientemente Kylian Mbappé, los seis rostros de su era. 

'La relajación lo enoja'

Pero que el que fuera volante de la Juventus, que estuvo cerca del precipicio en el repechaje de 2013 contra Ucrania (0-2, 3-0), ha sabido adaptar su dirección a las nuevas generaciones. "La palabra clave es adaptarse", repite incansablemente. Con siete lesionados en el camino a Doha, su lema cobra todo el sentido.

"Su mayor cualidad para triunfar con continuidad es justamente no relajarse nunca, ser muy meticuloso, atento a los pequeños detalles. También sabe replantearse cosas", analiza uno de sus capitanes, Raphael Varane. "Lo que lo enoja es la relajación".

Aunque con el tiempo, el Deschamps riguroso ha suavizado un poco su metodología de trabajo. Sorprendió al volver a convocar a Adrien Rabiot y Karim Benzema después de tiempo sin hacerlo.

A menudo criticado por su cautela táctica y su conservadurismo, Deschamps ha sabido también mostrarse innovador, dando la alternativa a una treintena de nuevos futbolistas desde el título en 2018.

Pero Deschamps no olvida que ha construido sus éxitos sobre una solidez defensiva a toda prueba, una cultura del resultado convertida en legendaria y una inmensa capacidad para sufrir, ingredientes propios de su carrera como centrocampista trabajador.

El diálogo y el espíritu de grupo le sirven de faro. "Lo más importante para mí es conocer el carácter, lo humano, las sensibilidades de cada uno", asegura el técnico, reconociendo que "el mejor cemento sigue siendo la victoria".

"Los jugadores top, en un Mundial, a menudo necesitan pequeños consejos, más que trabajar mucho (...) Deschamps entendió a sus jugadores", explica para la AFP el antiguo delantero David Trezeguet.

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