

Así como se anunció que se adelantarán todas las acciones y gestiones jurídicas, económicas y administrativas para el traslado y construcción de la nueva central de transporte de Cúcuta, los habitantes del área metropolitana anhelan un mejor sistema para movilizarse.
Al igual que en el caso anterior, los usuarios y habitantes han escuchado hablar del proyecto del nuevo sistema de transporte urbano, que sin embargo se ha quedado sin despegar.
La ciudad y los municipios deben montarse urgentemente en una opción que brinde comodidad, disminución de tiempos de recorrido y ampliación de la cobertura de rutas con flotas de vehículos adecuados a las condiciones de la región.
Lo importante es que sea apropiado para Cúcuta y el área metropolitana, con sus características especiales, entre ellas las de tener la opción de entrar a prestar el servicio de carácter binacional a las vecinas localidades fronterizas venezolanas.
Los diagnósticos sobran y las propuestas se encuentran sobre la mesa desde hace muchos años sin que en los gobiernos anteriores se haya dado vía libre, quedando como una promesa incumplida sobre un problema que tiene un alto número de soluciones pospuestas que se quedaron frenadas en el papel.
Los pasajeros que hacen los recorridos en las busetas que forman parte del ya obsoleto modelo urbano de transporte de pasajeros confían en que la presente administración municipal active las acciones conducentes hacia su puesta en marcha.
Lo cierto es que no puede seguirse en la ruta de los aplazamientos de una necesidad fundamental para la vida ciudadana dentro de la movilidad metropolitana.
Los actuales automotores que hacen parte del sistema de transporte urbano de esta región no son los adecuados, por sus condiciones técnicas y porque no cuentan con servicios por ejemplo de aire acondicionado o de conectividad ni sistema de pago con tarjeta o cualquier otro sistema y son también altamente contaminantes.
Todo lo anterior genera un deterioro en las mismas condiciones de vida y le resta puntaje a la que debiera ser una ciudad inclusiva que actúe en favor de sus habitantes.
Un ejemplo claro queda evidenciado en lo que detectó la encuesta de Cúcuta Cómo Vamos, que reveló una marcada inconformidad de los cucuteños con la movilidad urbana. El 36,5% afirmó que sus trayectos son más demorados que antes, siendo el transporte público colectivo (37,3%) y la moto (25,9%) los medios más utilizados.
Ahí se referencian dos aspectos a tener presente. El importante porcentaje de uso de la buseta y el bus por parte de los cucuteños para sus labores diarias y las dificultades que se registran en las calles para que los vehículos puedan desplazarse sin tropiezos.
Lógicamente en el trancón también tiene que ver la carencia de un modelo idóneo para llevar y traer a sus casas, colegios, trabajos y diligencias a los habitantes.
En ello es urgente que se avance para poder darle forma al plan que se escoja, en el cual aparte de modernos automotores, no contaminantes, haya toda una complementariedad en materia de paraderos, rutas e infraestructura adecuada para que su funcionamiento sea adecuado y ponga fin a las dificultades que hoy lo agobian.
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