La justicia colombiana también acusa al capo de 50 años de homicidio, terrorismo, reclutamiento de menores y secuestro, entre otros delitos que habría cometió cuando fue guerrillero y paramilitar antes de convertirse en el narco más buscado del país.
En 2017, Úsuga había anunciado su intención de someterse a la justicia, pero la negociación se cayó y siguió delinquiendo hasta congregar a más de 3.000 hombres en su propio ejército.
Las autoridades le respondieron con una feroz persecución. Tras su captura, 'Otoniel' compareció ante un tribunal especial creado a raíz de los acuerdos de paz que en 2017 desarmaron a la guerrilla de las FARC.
En febrero, la policía interrumpió las audiencias por supuestos planes de fuga, aunque la oposición de izquierda cuestionó esta decisión, alegando que el gobierno buscaba evitar que se conocieron los nexos entre el narco y miembros de la fuerza pública.
Pese a que Estados Unidos ha apoyado a Colombia en casi medio siglo de lucha contra las drogas, el país aún sufre la violencia vinculada a esa actividad ilegal.
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