Transcurridos 90 días desde el recrudecimiento del conflicto armado entre las disidencias de las Farc y el Eln, la región del Catatumbo sigue siendo un barco a la deriva en un mar embravecido por la guerra.
En medio de la crisis, lo único claro de momento son los datos que entrega la gobernación de Norte de Santander, a través del puesto de mando unificado, que cambian para peor de un día para otro, demostrando que quizá los esfuerzos hechos hasta ahora desde la institucionalidad nacional no han sido suficientes y que los violentos siguen ganando la partida.
Y es que de acuerdo con el último boletín, el 81 del 14 de abril, el número de homicidios registrados en el contexto de la confrontación ya asciende a 106, de los cuales 93 corresponden a civiles, seis eran firmantes de paz, tres eran líderes sociales y cuatro menores de edad, además de nueve integrantes de las fuerzas militares.
En lo que tiene que ver con el desplazamiento forzado, ya son 64.291 las personas que han tenido que salir del territorio para ponerse a salvo de las balas y las bombas, llegando principalmente a Cúcuta, Ocaña y Tibú; mientras que 12.887 se encuentran en confinamiento.
Por si fuera poco, a la par de esta situación, autoridades de Ocaña y Ábrego han anunciado que una segunda ola de desplazamiento estaría en desarrollo, aunque esta vez un poco más endógeno, desde las zonas rurales de esos municipios hacia los cascos urbanos.
Este nuevo flujo migratorio sería consecuencia de los continuos enfrentamientos que están teniendo en las zonas veredales los grupos armados, pero también de los ataques que viene lanzando la fuerza pública contra los insurgentes.
Al respecto Freddy Arengas, secretario de Gobierno de Ocaña, señaló que se trata de unas 300 personas, que corresponden a 94 núcleos familiares. “Están huyendo porque tienen miedo de quedar en medio de las confrontacio-nes entre la fuerza pública y las organizaciones armadas”, dijo.
En sus más recientes declaraciones, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, ha dicho que actualmente en la región se adelanta una ofensiva militar propias para la retoma del control del territorio, situación que genera zozobra en la población; aunque el principal temor sigue siendo hacia los ataques de explosivos lanzados con dron, una modalidad de guerra más avanzada que puede tomar por sorpresa incluso a la fuerza pública.
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La estela de crisis del Catatumbo también trasciende las fronteras del departamento y se aproxima a la capital del país, tal como lo afirmó la Alta Consejería De Paz, Víctimas y Reconciliación de Bogotá que anticipó la llegada de 93 refugiados del Catatumbo, luego de que se presentarán inconvenientes en zona rural de Puerto Boyacá, en donde habían sido reubicadas.
Líderes y autoridades bajo amenaza
Las amenazas y hostigamientos contras líderes sociales y autoridades civiles son otro de los indicadores que se han venido acentuando en el transcurso de estos primeros 90 días de guerra en el Catatumbo.
En consecuencia se ha visto un aumento notable en la cantidad de solicitudes dirigidas a la Unidad Nacional de Protección, UNP, pidiendo algún tipo de escudo, es así que de acuerdo con el informe del PMU 408 corresponden a líderes sociales, 28 a personeros y 22 a alcaldes.