El último de los fichajes de Jorge Luis Pinto para el plantel del Cúcuta Deportivo campeón en el segundo semestre de 2006, llegó desde Noruega, con nacionalidad venezolana y antecedentes de ser uno de delanteros más letales de la vinotinto.
Tres Eliminatorias, dos Copas Américas, uno de los goleadores de la Copa Libertadores de 1999 y 16 goles con su Selección, eran sus logros y carta de presentación de Ruberth Morán para llegar a reforzar a un rojinegro que sintió la partida de Jorge ‘La Babilla’ Díaz, el goleador del primer semestre.
Morán, a sus 32 años, llegó a mediados de agosto, por pedido de Pinto a las filas del Cúcuta Deportivo. Se unió a los uruguayos Roberto Bobadilla y Charles Castro, y al panameño Blas Pérez como extranjeros..
“Es un buen muchacho, un gran hombre. Cultísimo, decente, que se fue adaptando poco a poco. Buen jugador, con un estilo de ataque importante, vivo, rápido e inteligente para jugar”, definió el estratega tras ser consultado por este medio.
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Desde Sevilla, España, donde acaba de terminar unos cursos como entrenador, Ruberth recordó con La Opinión su paso por el Cúcuta, donde solo pudo vestir la rojinegra en seis compromisos, pero quedó en la historia como el único venezolano campeón con el equipo.
Ruberth, ¿cómo se da su llegada al Cúcuta Deportivo?
Mi llegada fue por pedido del profe Pinto. Yo venía de jugar en Noruega, de disputar partidos a menos 20 grados para bajar al trópico a 40 grados de un momento a otro.
Recuerdo que nos reunimos con los directivos en un hotel donde concretamos mi paso cuando ya se cerraban los fichajes. Se definió todo muy rápido, no teníamos mucho por debatir. De hecho recuerdo que pasé por la frontera en carro, cuando se podía.
¿Se adaptó rápido?
Me costó en mis primeros días de adaptación. Mucho calor, humedad, mucho vapor. El equipo había hecho una muy buena pretemporada.
Siempre he dicho que nunca trabajé tan duro como en ese año. Los entrenamientos fueron fuertes. Por el calor tenía una problema de sudoración, hipersudoración. Me descompensaba, tenía golpes de calor, me comenzaba a pasar ese tipo de cosas como calambres abdominales, mareo, nauseas. Pero cuando tenía una buena hidratación, no tenía problema.
¿Sabía a qué llegaba?
Era el cuarto extranjero. Sabía que llegaba de último y con el buen rendimiento de los demás muchachos tenía que esperar. El equipo estaba hecho. El hándicap es que por la normativa, no podíamos ser cuatro extranjeros. Jugué contra Boyacá Chicó, Tolima (2), Santa Fe, Huila y Pereira.
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¿Ya conocía a Pinto?
Lo enfrenté en el 2004 cuando él era técnico de Junior. Yo jugaba Eliminatorias y Copa Américas, el me conocía. Era el tipo de jugador que estaba buscando para complementar el frente de ataque.
¿Contento con su rol?
Viví una etapa muy consciente. Con un entrenador que es capaz de abrir el conocimiento de juego de los futbolistas. Si bien no pude marcar, afortunadamente no hizo falta para conseguir el objetivo.
Mi rol se fundamentó en mantener la competencia interna, mantener a nivel, al punto a nuestro goleador que fue Blas y eso es una muestra del nivel de exigencia que teníamos. Pude colaborar como parte del equipo no como protagonista.
Recordar esos momentos contrasta, te borra la sonrisa pensar en la actualidad del club cuando antes vivió momentos felices.
¿Cómo llevó la exigencia de Pinto?
El manejo de Pinto, tanto como te motivaba, te exigía. Recuerdo entrenamientos exigentes, de los que más viví en mi carrera.
Recuerdo un día de la amistad que el hizo un agasajo con patrocinadores, las reuniones, los premios que conseguía, el manejo, la exigencia a los dirigentes para defender a sus jugadores… Por eso conseguía una entrega total a pesar de la gran exigencia.
El recuerdo de la plantilla profesional
Era un grupo espectacular. Cuando entrenábamos en Villa del Rosario y el Club Tenis. Personalmente no tenía ningún tipo de referencia aunque con el que más trate fue con Alex Sinisterra, pues vivíamos en el mismo hotel.
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Fue un grupo homogéneo, muy junto. Para soportar las presiones del profe Pinto había que estar muy sólido, muy claro, con un nivel de respuesta diario en optimo nivel. Es de mucha exigencia. Ese grupo era muy maduro, muy sano, muy sobrio, muy buena camaradería. Estaban las rivalidades normales por los puesto pero no recuerdo ninguna disputa disciplinaria.
El liderazgo del profe Pinto nos mantuvo muy sanos. Siempre hubo un muy buen ambiente y no lo digo por diplomacia, sino que se tenía muy claro el objetivo. Haber conseguido el campeonato era casi como algo natural.
¿Cómo define a la hincada?
Es la más noble porque ha soportado de todo. Su gente sigue hinchando por sus colores, exige y seguramente hoy es un doliente pos sus colores.
La situación es frustrante. El recuerdo que tengo es de un ambiente total. Es una hinchada que le gusta el juego bien elaborado, más allá del resultado, exige ser un equipo dominando. Lo reconozco por haberlo vivido, palpitado y después de irme haberle hinchado.
Es muy frustrante el presente. Es un contrate muy difícil, no puedo imaginar lo que padecen en Cúcuta.
¿Cómo vivió el título?
Fue una locura el fervor de la gente cuando logramos el campeonato. Para uno es un privilegio vivir el ambiente que vivió Cúcuta ese año.
Con el equipo viajamos todos a Ibagué, fue una experiencia única, un espectáculo. Haberla ganado allá, con lo difícil que fueron esos partidos, fue un gran mérito.
El equipo plantó cara, no se amilanó, supo sufrir, no fue fácil y donde al final ganó ese ADN que nos había inculcado Pinto. Y bueno, el genio de Macnelly Torres nos puso a gritar a todos el campeonato.
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De la ciudad, ¿qué disfrutó?
La comida, la gente. El ambiente era espectacular. Pancartas, banderas en toda la ciudad. Iluminación en las avenidas y a pesar de que la gente no estaba de acuerdo con el cambio de escudo, estaba a muerte con el equipo. Había ambiente en todos lados.
Fuimos a la cárcel, hospitales, escuelas, parques. Hubo una gestión social donde el equipo fue a una serie de sitios a dar regalos. El equipo siempre estuvo a disposición para hacer obras sociales. Por eso encajó en el cariño de la gente. Por eso creo que la entrega del aficionado fue incondicional y el equipo lo supo responder.
¿Qué mensaje le deja a la hinchada rojinegra?
A los motilones les envío un afectuoso saludo. Tengo grandes recuerdos. Espero que no dejen morir al equipo, espero volverlos a ver más pronto que tarde.
Trayectoria:
Estudiantes de Mérida (1993-1996, 1999, 2001 y 2008).
Atlético Zulia (1997-1998).
Córdoba C.F (2000)
Unión Maracaibo (2002-2003)
Bucaramanga (2004).
Argentinos Juniors (2005)
Odd Grenland (2006)
Cúcuta Deportivo (2006)
Deportivo Táchira (2007).
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Entrenador:
2009 y 2013: Asistente Técnico (AT) Estudiantes de Mérida.
2010-2011: AT Zamora FC.
2012: AT Deportivo Táchira
2014-2015: Director técnico (DT) Deportivo Anzoátegui.
2016: DT Estudiantes de Mérida.
2018: Director deportivo Deportivo Táchira.
2019-2020:Director deportivo U.D Mairena del Aljarafe (España).