Los familiares de Óscar Enrique Lindarte Tarazona y su tío Rafael Manrique Tarazona aún guardan la esperanza de que ambos regresen sanos y salvos, tras ocho meses de haber desaparecido.
A Óscar, de 22 años, y Rafael, 41, los vieron por última vez el 5 de noviembre de 2021 al mediodía, cuando salieron a almorzar a la casa de una familiar en la vereda Astilleros, zona rural de El Zulia.
Los dos hombres iban todos los días a la hora de almuerzo donde la mujer en una motocicleta Empire Arsen, color azul, de placas venezolanas.
Salían a las 11:45 de la mañana de la finca y se demoraban cerca de 10 minutos desde el cultivo de arroz, donde trabajaban, hasta su destino. Por eso, a la mujer se le hizo raro que ese viernes no llegaran a comer y ni llamaran a avisar que se demoraban.
Ella los esperó hasta las 2:00 de la tarde, con la esperanza de que estaban adelantando el trabajo de la tarde, pero las horas pasaron y el desespero aumentó. La mujer los llamó en varias oportunidades, pero los celulares estaban apagados.
En medio de lágrimas y temblando por los nervios, ella, a pesar de estar embarazada, no tuvo otra opción que salir corriendo a buscarlos en el cultivo o en la pequeña casa en la que ellos vivían, pues cuidaban la finca de noche.
Al llegar, habló con los trabajadores de las parcelas cercanas, quienes le dijeron que los habían visto trabajar en la mañana y luego salir antes de mediodía. En ese momento la mujer sintió escalofrío y les dio aviso a sus familiares para publicar en redes sociales las fotos de ellos e informar sobre su desaparición.
“Hay chismes que se los llevaron, pero nada que pueda comprobarse, solo está la versión que ellos salieron en la moto a almorzar a mi casa, pero nunca llegaron. No sabemos qué ropa llevaban puesta”, indicó la familiar.
No tenían amenazas
La familia de los dos agricultores insiste en que Óscar y Rafael se dedicaban a cultivar arroz todos los días y en las noches cuidaban la finca, por eso vivían allá mismo. Que son personas trabajadoras y nunca habían sido amenazadas por algún grupo armado o banda delincuencial que haga presencia en esa zona de El Zulia.
Por el contrario, siempre se caracterizaron por ser personas amables y dedicadas a su trabajo. Rafael Manrique vivía con su sobrino porque se había separado de su esposa, con la que tuvo tres hijos.
“Esta es la fecha y no sabemos nada de nada, solo chismes y especulaciones de que pudo haber pasado, pero nada de verdad ni con pruebas de parte de las autoridades”, indicó la mujer.
Ni una prueba de vida
Para los tres hijos, la exesposa de Rafael y los familiares de Óscar los últimos ocho meses han sido un infierno. Pasan los días y no tienen una sola prueba de supervivencia de que ambos podrían estar en manos de algún grupo armado ilegal. Las autoridades tampoco han encontrado una pista de su paradero.
Ellos se aferran a la esperanza de que algún día los dos agricultores llegaran a casa para seguir compartiendo momentos juntos.
El sueño de la hija mayor de Rafael Manrique es que él pueda conocer a su primer nieto, al que tanto amó desde que se enteró que iba a ser abuelo.
La familia no ha recibido avances en la investigación por parte de las autoridades, para saber qué pasó con los dos hombres, ni si quiera se sabe algo del paradero de la moto en la que se transportaban.
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