Se está construyendo la primera vivienda que se haya documentado en BTC tipo Lego (bloques de tierra comprimida) en Norte de Santander, que hace parte de un proyecto liderado por profesionales de diferentes disciplinas, que busca mediante este modelo llevar a cabo mejoras habitacionales en comunidades vulnerables en Cúcuta y su área metropolitana.
Se trata de ladrillos que tienen la forma de los cubos plásticos entrelazados del famoso juego Lego, creado en 1949 por el danés Ole Kirk Christiansen, que tenían tachuelas en la parte superior y huecas abajo y que este ingeniosos carpintero, dedicado a fabricar juguetes, llamó ladrillos de unión automática.
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En este caso los ladrillo para construir no necesitan hornearse, sino que se prensa la arcilla y otros agregados que le dan consistencia y durabilidad, y al igual que con las piezas de un Lego, se van encajando en las pestañas los unos con los otros, levantándose así las paredes y toda la estructura que le da vida a una casa, con la que sueñan decenas de personas en esta zona de frontera.
Este tipo de construcción permitirá que muchas familias puedan acceder a una vivienda digna a bajo costo, ya que además de ser económica es acústica, sismo resistente y térmica, porque los conductos de los ladrillos y el material en el que se fabrica (arcilla prensada) ofrecen un espacio fresco y principalmente ecosostenible, según la trabajadora social Leonela Pachón Contreras, líder del equipo.
Esta profesional cucuteña, quien ha pasado los últimos cinco años trabajando con comunidades vulnerables en barrio periféricos de la capital de Norte de Santander, refiere que la construcción mediante los ladrillos tipo Lego, “posibilitan adoptar un estilo de vida respetuoso con el medio ambiente, puesto que para su elaboración estos bloques no necesitan ser horneados y por lo tanto se reduce el consumo energético y la huella ecológica”.
La vivienda en mención y que sirve como casa modelo, se levanta en el corregimiento de Juan Frío (Villa del Rosario), con un avance de obra es del 50%. Tiene siete metros de frente por quince de fondo y consta de tres habitaciones, dos baños, cocina, patio y pozo séptico, porque ese sector carece de red de aguas servidas, sin embargo el pozo está construido con todas las técnicas requeridas, con tratamiento de agua residual, con base de arena sílice y otros componentes para fabricar el filtro, según Leonela.
Un poco de historia
Hace más de cuatro años, cuando Leonela Pachón cumplía un voluntariado en los barrios El Talento, La Esmeralda, La Fortaleza, donde habitan comunidades vulnerables en cuanto a saneamiento básico, vivienda, entre otras necesidades, inició la labor de gestionar enseres para el hogar, mercados, jornadas de atención en salud y todo lo que pudiera beneficiar a esas familias de bajos recursos económicos, según lo expresado.
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Ese acercamiento con familias del Anillo Vial Occidental de Cúcuta, le permitió detectar que la necesidad más sentida, además de la alimentación y una cama dónde dormir, era tener un techo para resguardarse, por lo que se inició, junto con la comunidad, la búsqueda de alternativas para poder mejorar los ranchos y humildes viviendas que ocupan estas personas.
Una de esas iniciativas fue el reciclaje, para elaborar las casas a partir de ladrillos fabricados con plástico, trabajo que se hizo por más de un año, sin embargo a partir de la evaluación de los logros del proyecto y en reunión con los beneficiaros, el ingeniero Oswaldo Hurtado, quien es instructor del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), experto en construcción sostenible, les hizo claridad de las fallas que tenía ese tipo de ladrillos, porque al calentarse expiden un químico que es nocivo para la salud, descartándose la idea de hacer el mejoramiento de las viviendas por esa vía.
“Se determinó entonces vender el material recolectado para reunir el dinero, además de ollas comunitarias, rifas y otras actividades para poder comprar la Simbarrán, que es la máquina que permite hacer los ladrillos prensados a partir de la arcilla, un material abundante en Cúcuta y el área metropolitana, idea que fue entregada por Oswaldo Hurtado”, según Pachón.
Explicó que a partir de esa nueva posibilidad se reunió a la comunidad, se les explicó cómo se iba a trabajar, buscaron por diferentes medios reunir los fondos, pero finalmente no alcanzaron la suma de dinero requerida para comprar la maquinaria, y donde presentaban el proyecto el interés era el de comercializarlo y se perdía el objetivo de favorecer a la comunidad.
“Tocamos muchas puertas pero nadie nos apoyó. Finalmente el alcalde de Villa del Rosario, Carlos Socha, conoció del proyecto y decidió traer a Norte de Santander y en particular a su localidad, la primera casa bioclimática, cuya construcción se haya documentado en BTC”.
El apoyo que llegó de la administración municipal permitió iniciar la construcción de la casa modelo, con el fin de lograr alianzas estratégicas que permitan generar los recursos necesarios para emprender las mejoras en las comunidades que se puedan abarcar, que es el objetivo inicial, precisó Leonela Pachón.
No tienen propiedad del terreno
La trabajadora social dijo que vieron una gran oportunidad en el programa ‘Cambia Mi Casa’ del Gobierno Nacional, iniciativa para mejorar la calidad de vida de miles de hogares en todo el país, en áreas urbanas y rurales, cuyas viviendas están en condiciones habitacionales inadecuadas.
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Sin embargo, encontraron la primera dificultad en los sectores de Cúcuta donde se planea hacer las mejoras, porque según lo que está establecido es que el beneficiado del mejoramiento de vivienda tiene que tener titularidad del terreno, y en asentamientos como El Talento, La Esmeralda y La Fortaleza, la mayoría de esas personas solo tienen un documento de compra-venta.
Otro asunto es que desde el nivel central se dijo que el programa nacional iba a incluir a los albañiles, “pero en realidad siguió quedando en manos de las constructoras, y no hubo forma de que nosotros lográramos hacer parte de ese plan gubernamental”, explicó.
“Ante ese panorama decidimos organizarnos en la Asociación de Albañiles Nortesantandereanos (Asodans), integrada por ingenieros, arquitectos, obreros, albañiles, maestros y oficiales de construcción, es decir un grupo completo con el objetivo de ayudar a hogares vulnerables de la frontera”.
La Asociación fabricará este tipo de viviendas a partir de los diseños del arquitecto Óscar Romero, quien en la construcción de la casa modelo está trabajando con el maestro Carlos Camacho, la persona encargada en este momento de la ejecución de la obra, mientras que Luz Trinidad Sánchez, tiene la responsabilidad de la administración y la parte logística.
Oportunidad de generar empleo
Una vivienda de este tipo requiere el trabajo de cinco personas, lo que abarata en su momento los costos, pero como se está capacitando a los obreros y demás personal en este sistema de construcción diferente al convencional, en la casa modelo están interviniendo tres oficiales, el maestro y tres ayudantes. En la ejecución de un proyecto grande, se generará trabajo para mano de obra calificada y no calificada.
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Las casas con BTC tipo Lego están diseñadas para construirse en aproximadamente un mes, pero se está buscando capacitar al personal a fin de que adquiera la destreza y la técnica, para cuando se ejecuten proyectos de mayor envergadura, tanto en construcción de viviendas nuevas como en las mejoras, se ajusten a ese tiempo y logren unas viviendas de gran calidad, dijo Leonela.
“La casa modelo en Juan Frío servirá para que se conozca el proyecto y se pueda hacer la gestión que beneficie a las comunidades vulnerables donde esperan desde hace años la mejora de sus viviendas, lo mismo que comercializar soluciones habitacionales, para que la gente pueda acceder a un tipo de vivienda más económica, que es más fácil de construir, y que a su vez es amigable con el planeta, porque son ecosostenibles”, reiteró la profesional.
Se proyecta desde Asodans, desarrollar una campaña mediante la cual por cada 50 casas que construyan, donar los ladrillos BTC para una vivienda de aproximadamente 54 metros cuadrados construidos, con un área total de 60 metros cuadrados, de 6 metros de frente por 10 de fondo, a quien previamente cuente con el lote para tal fin.
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