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Política
Crónica de un divorcio anunciado: así fueron las 48 horas de la ruptura de la coalición
Dada su experiencia de 20 años en el Congreso, el presidente Petro recurrió a todo tipo de prácticas para tratar de salvar la reforma a la salud y ahora se enfrenta a una crisis para tramitar sus proyectos.
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Colprensa
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Jueves, 27 de Abril de 2023

A Gustavo Petro ya no lo trasnochan los siempre apretados tiempos del Congreso para sacar sus reformas. En menos de 48 horas, entre lunes y martes, el dilema pasaron a ser los votos y las ahora esquivas mayorías. Al Presidente se le varó la “aplanadora” a mitad de camino y, si bien desde hace semanas su divorcio con los partidos parecía cantado, la estocada final llegó durante la accidentada sesión del martes en la Comisión Séptima de la Cámara.

Bastaron apenas 4 minutos para que el júbilo y la satisfacción por la aprobación de la ponencia de la reforma a la salud se convirtieran en frustración y angustia. “La coalición política pactada como mayoría ha terminado”, admitiría horas después el propio Petro.


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El descontento se vio en el ahora exministro del Interior, Alfonso Prada. Desde su atril en la mesa directiva de la Cámara –mientras el recinto votaba el articulado–, recibió una llamada que le cambió el semblante y lo llevó, incluso, a alzar la voz. En paralelo, su compañero de puesto –Agmeth Escaf, presidente de la Comisión– discutía acaloradamente con una de sus asesoras.

En medio de esa confusión, el secretario de la Comisión, Ricardo Albornoz, le formuló una reveladora pregunta a Escaf sin percatarse de que tenía el micrófono prendido: “¿Sí hay quorum o no hay quorum?”. El secretario volvió a preguntar: “¿No hay?”. En esas, mientras continuaba la votación, se acercó a la mesa directiva el coordinador ponente del proyecto, el representante Alfredo Mondragón.

Los tres –Prada, Escaf y Mondragón– comenzaron a discutir. “Era obvio: les habían disuelto el quorum. Ya se estaban retirando los representantes y no tenían los votos”, le dijo a este diario uno de los presentes. En efecto, tras 4 minutos de ires y venires, de manera intempestiva el presidente de la Comisión interrumpió: “Suspenda la votación, señor secretario”.

Así, de forma atropellada, se cerró un debate que se había preparado días antes y que la propia exministra Carolina Corcho ambientó desde el lunes cuando accedió a hablar con los medios.

Para el representante Andrés Forero, del Centro Democrático, más allá del “oso” de Escaf –“que no se percató de que la ausencia de los congresistas”–, podría haberse configurado una irregularidad: “Trató de pupitrear el proyecto sacando un bloque muy grande de artículos y abrió la votación, sin darse cuenta que no había representantes. Cuando se percató interrumpió la votación, algo que en esas condiciones prohíbe la Ley Quinta (que regula el funcionamiento del Congreso)”, advirtió.

Lo que explica el retiro masivo de congresistas de la sesión, según fuentes dentro del Partido Liberal, fue un “jalón de orejas” de las directivas a sus representantes, no solo por el cuestionado sí que le dio la congresista María Eugenia Lopera (cercana al controvertido Julián Bedoya) a la ponencia, sino porque con la presencia de los otros 3 congresistas, aun cuando votaron no, se completaba el quorum y a pupitrazo el Ejecutivo estaba logrando aprobar el articulado.

Horas antes, los representantes liberales habían sido advertidos –o mejor notificados– por el director del Partido, el expresidente César Gaviria, que amenazó con sancionar, e incluso llevar ante la justicia, a quienes se apartaran de las decisiones de bancada: “Esto supone a aquellos que reciban nombramientos u otro tipo de prebendas o compromisos de recursos”.


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La molestia en las toldas rojas también se vivió en los terruños de conservadores y la U, los otros partidos que conforman la triada que se opone –desde la propia coalición de gobierno–, al proyecto de la también exministra Carolina Corcho. ¿La razón? Previo a la votación de la ponencia, los representantes Jorge Alexander Quevedo y Gerardo Yepes Caro (ambos del Conservador), así como Camilo Estebán Ávila (La U), se ausentaron de la discusión y terminaron por favorecer los intereses del Gobierno.

Según las voces más escépticas, eran conscientes de que podrían ser sancionados si votaban favor de la ponencia proyecto –como fue la directriz de sus partidos–, y para no darle un rotundo “no” que significaba su hundimiento, se apartaron de la discusión. Así, la ponencia se aprobó con 10 votos a favor y 8 en contra, es decir, 18 votos de los 21 que conforman la Comisión.

La oposición alertó la jugadita y advirtió por vicios de trámite, pues la ponencia se aprobó con una mayoría simple y no con mayoría absoluta, como indica la norma. En esa línea, el representante Forero denunció que Corcho se reunió en la cafetería de la Cámara con un cuestionado congresista: el senador Carlos Andrés Trujillo, del Partido Conservador, a quien señalan de estar al servicio burocrático de Petro para tratar de mediar con los congresistas azules.

Para acrecentar la desconfianza hay un antecedente demoledor. Los representantes Yepes y Ávila fueron los mismos que se hicieron tristemente célebres previo a Semana Santa cuando, también desconociendo a sus partidos y a última hora, firmaron la radicación de la ponencia de la reforma. “Más disimulado un chichón. Hasta aquí llegaron las líneas azules y amarillas del Conservador y la U. Qué vergüenza”, reclamó la representante Carolina Arbeláez (Cambio Radical).

¿Qué viene para los partidos?

Parece que esta seguidilla de yerros, en clara rebeldía a sus partidos, llevó a las cabezas de las colectividades a ajustar tuercas y amenazar con sanciones si seguía el desacato. De hecho, este diario pudo establecer que al mediodía de este miércoles la propia directora de la U, Dilian Francisca Toro, lideró una reunión extraordinaria con la bancada de Senado y luego de Cámara para ratificar su no a la reforma a la salud. Entre líneas les dijo que se trata de una decisión de bancada y quien no se ajuste a ella sabe las consecuencias.

Sin embargo, el petrismo le apuesta a una última carta para tratar de recomponer la coalición y salvar sus reformas: insistir en saltarse a los jefes de los partidos y negociar uno a uno con los congresistas. Aquí aparece un actor clave: el nuevo ministro del Interior, Luis Fernando Velasco.

Según fuentes consultadas por este diario, el nuevo jefe de la cartera política –que viene de ser senador del Partido Liberal– es el artífice de la carta que se conoció a primera hora del miércoles, en la que 18 de los 33 representantes de la colectividad se oponen a la directiva de Gaviria en el sentido de votar no a la reforma. Al parecer, ellos serían el germen de otra disidencia que podría apartarse del liberalismo y llegar al petrismo.

Justamente, en la noche de este miércoles, al conocer que la veeduría del Partido Liberal pidió a su Consejo Ético investigar disciplinariamente a los representantes María Eugenia Lopera y Dolcey Torres –por su simpatía y voto a favor de la reforma (en el caso de la primera)–, el propio Petro evocó una vez más la Convención Americana de Derechos Humanos y pidió no quitarle sus derechos políticos.


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Lo anterior, de acuerdo con el Jefe de Estado, “dada la libertad de voto otorgada a los miembros del Partido Liberal para apoyar campañas presidenciales (...) Quitarle sus derechos políticos es una violación de la Convención”, alertó.

Por otro lado, en la U están divididos, hay quienes alegan que llegó la hora de la independencia “para no seguir siendo cómplices de Petro, ni cargar con su desprestigio” –como dijo una representante–, mientras que para congresistas como el senador Juan Felipe Lemos que Petro haya retirado a la ministra Corcho ya es un paso y una muestra de que podrían recomponerse las relaciones.

“No hemos abordado aún cómo vamos a votar las otras reformas, la laboral y la pensional. Con la salud creemos que si introduce los cambios le votamos. Esperamos actuar con cabeza fría para definir nuestro futuro en el Gobierno y no dejarnos provocar por las desacertadas declaraciones del Presidente”, manifestó Lemos a este diario.

Finalmente, en los conservadores prima el hermetismo y si bien hay quienes hacen un llamado a la calma y no tomar decisiones en caliente –“para darle chance a los nuevos ministros y ver con qué propuestas aterrizan”–, todo se decidirá la próxima semana, bien sea martes o miércoles, cuando la bancada se reunirá para definir su rumbo.

Con un gabinete renovado, pero ya sin representación de los partidos, la expectativa es máxima entre liberales, conservadores y la U, mientras que la oposición sufrió ayer otro revés tras el hundimiento de la reforma a salud que promovía Cambio Radical.

La iniciativa, que a diferencia de la de Petro se tramita en la Comisión Primera, terminó archivada con apenas 6 votos a favor y 18 en contra. ¿Le depara el mismo destino a la iniciativa que enarbola ahora el entrante ministro Guillermo Alfonso Jaramillo? La pelota queda en manos del Gobierno, que deberá decidir si le apuesta de nuevo al diálogo o arrecia en la confrontación.

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