La madrugada del 15 de junio de 2004, 34 personas que se dedicaban a raspar hoja de coca en el Catatumbo fueron asesinadas en la finca Río Chiquito, en el corregimiento La Gabarra (Tibú). Otros siete campesinos quedaron heridos.
Según los informes de las autoridades y de organizaciones como Naciones Unidas, entre los masacrados había dos menores de edad.
Todos fueron señalados de ser presuntos colaboradores de los paramilitares, el grupo con el que la entonces guerrilla de las Farc se disputaba a sangre y fuego el territorio. El sangriento hecho fue atribuido a esta última organización armada ilegal.
Diecisiete años después, ya sin los fusiles al hombro, los artífices de este doloroso episodio que ha marcado una de las épocas más violentas del Catatumbo avanzan, con el acompañamiento de la Comisión de la Verdad, en el proceso de esclarecimiento y reconocimiento de lo que allí ocurrió, con el fin de asumir públicamente su responsabilidad ante las familias de aquellos a quienes les arrebataron la vida.
Ayer, en una sesión a puerta cerrada, el exjefe máximo de las Farc y ahora líder del partido Comunes, Rodrigo Londoño Echeverri, Timochenko, se reunió en Cúcuta con exintegrantes del frente 33 de la desaparecida guerrilla que operó en Norte de Santander, para reconstruir el contexto de esta masacre.
Lo anterior, como una forma de “dar satisfacción a las víctimas, a la sociedad y satisfacernos también nosotros, frente al reconocimiento de un hecho que no tiene ninguna explicación, dentro del carácter de la lucha que veníamos librando en el Catatumbo en ese momento”, según manifestó el propio Timochenko.
“Hemos sido convocados por la Comisión de la Verdad para iniciar un diálogo que ha sido privado, no es público en el momento, esclareciendo uno de los hechos horrorosos que ocurrió en el Catatumbo, la masacre en Río Chiquito, ejecutada por gente nuestra. Hemos avanzado, hemos escuchado las inquietudes de las víctimas, sus preguntas, todo en aras de preparar un encuentro con ellas”, dijo.
El excomandante guerrillero admitió que el de La Gabarra fue un hecho atroz del que se avergüenzan como revolucionarios y por el cual esperan, en algún momento, resarcir el daño causado.
“Desde que firmamos la paz pusimos como columna vertebral la construcción de la verdad y ese hecho (la masacre) para nosotros es una mancha negra en el historial de nuestra lucha revolucionaria y la resistencia de nuestra gente al ataque paramilitar en la zona del Catatumbo”, sostuvo.
Londoño dijo que este proceso de esclarecimiento y reconocimiento debía terminar en La Gabarra en un encuentro con las familias de las víctimas de la masacre, pero debido a las condiciones de orden público en la zona, tuvo que ser suspendido, pero están definiendo en qué momento y lugar lo harán.