Tal parece que la masacre que se registró la noche del miércoles en zona rural de Tibú fue el ‘florero de Llorente’ que desató todo un caos en la subregión del Catatumbo.

Luego de que Miguel Ángel López Rojas, su pareja Zulay Durán Pacheco y su bebé de tan solo nueve meses fueran asesinados, cuando se movilizaban en un coche fúnebre por la vía que de Cúcuta conduce a Tibú, los enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y la disidencia de las Farc iniciaron horas después.

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Eran las 8:20 de la noche cuando en el sector La Valera hombres armados le dispararon de manera indiscriminada a la familia que iba en el vehículo. Miguel Ángel era el dueño de la funeraria San Miguel, que opera desde hace muchos años en Tibú.

¿Por qué se presentó la masacre?

Una de las hipótesis que se tienen sobre el hecho estaría relacionada con que un grupo armado le pidió al funerario que no recogiera dos cuerpos que fueron asesinados hace algunas semanas.

“Deje que se pudran allá”, habrían sido las palabras que le dijeron algunos miembros de la estructura a la víctima, sin embargo, según una fuente judicial, el hombre los recogió para trasladarlos hasta Medicina Legal, pues ese era su trabajo de toda una vida.

Otra de las versiones apuntaría a una posible relación con el asesinato de Omar Alexis Mora Villarreal, el cual se presentó el pasado domingo a eso de las 6:50 de la mañana.

Presuntamente, ambas víctimas (Miguel y Omar) serían compadres y amigos, lo que le estaría dando un rumbo de investigación a las autoridades.

Enfrentamiento a muerte

La comunidad aún no terminaba de asimilar la noticia cuando la madrugada del jueves se despertó con que el Eln le declaró la guerra a la disidencia de las Farc y el caos se desató.

Los municipios de El Tarra, Tibú, Teorama, Hacarí y Convención se convirtieron en el epicentro de los enfrentamientos entre ambos grupos subversivos que fueron dejando a su paso una serie de cadáveres entre civiles y guerrilleros, así lo informó Enrique Pertuz, presidente de la Corporación Red Departamental de Derechos Humanos (Corporeddeh).

Según Pertuz, al cierre de esta edición, el monitoreo constante que estaban realizando confirmaba por lo menos 25 personas asesinadas, entre ellas 6 firmantes de paz.

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“Se presume que puedan ser muchos más, pero hay veredas en las que no se ha podido verificar porque la comunidad no puede salir de la casa”, comentó el presidente de Corporeddeh.

Además, algunos residentes de la zona confirmaron que no están permitiendo el levantamiento de los cuerpos y a las misiones médicas les impiden salir de los municipios.

Existían alertas

Desde el año pasado diferentes organizaciones, corporaciones y asociaciones venían advirtiendo sobre la tensión que existía entre el Eln y la disidencia de las Farc, asegurando que en cualquier momento se desataría una guerra en Norte de Santander, pero nadie los escuchó.

Hace poco más de un mes surgió un video que se difundió por todas las plataformas digitales en el que se observa una discusión que existió entre integrantes de ambos grupos armados ilegales, lo cual, fue el aviso de que se aproximaba lo que ahora enfrenta el Catatumbo.

Según Pertuz, cuando se anunció lo que venía para la subregión, se generó un desplazamiento silencioso de varias familias que decidieron ubicarse en Cúcuta y Ocaña, del que nadie dijo nada.

“El Gobierno y las autoridades locales sabían porque les avisamos, pero ninguno hizo absolutamente nada. Es como si existiera un interés oscuro, diabólico, querían que esto pasara no sé con qué finalidad”, dijo.

Por su parte, la Defensoría del Pueblo también emitió una Alerta de Inminencia en noviembre 2024, en la que incluían una serie de recomendaciones para las autoridades locales y nacionales, pero de la misma manera, nadie hizo nada.

¿Se contradicen?

En una entrevista hecha por La Opinión a Richard Suárez, uno de los comandantes del Bloque Magdalena Medio (Farc), en agosto del año pasado, se le consultó sobre la posible confrontación que se podría desatar, a lo que respondió que “con los compañeros del Eln hasta el día de hoy, y después de siete años, nos hemos respetado en las áreas donde hemos tenido influencia. Si algo pasara no sería por responsabilidad de nosotros, pues siempre hemos buscado los caminos de la paz y así lo hemos demostrado”.

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Por su parte, la mañana de este jueves, Andrey Avendaño Guevara, comandante del Frente 33 de las Farc, también se pronunció frente a la situación indicando que “nosotros consideramos que el problema del Catatumbo no se resuelve a tiros sino hablando, resolviendo de manera pacífica, que nos entendamos, que comprendamos que el derramamiento de sangre no beneficia a nadie”.

Sin embargo, a pesar de manifestar ser portadores de paz y enemigos de la guerra, se conocieron versiones por parte de algunos residentes de los municipios afectados que contradicen los ‘pregones’ de ambos comandantes.

“Las Farc venía haciendo lo que se le daba la gana con la población y parece que ellos están detrás de la masacre. Desde hace rato vienen teniendo tensiones con Eln porque los de las Farc están desatados. Eso fue como lo que derramó todo porque el Eln decidió ponerle fin”, comentó una fuente extraoficial.

Un llamado al diálogo

La preocupación y el rechazo por el derrame de sangre que se está registrando en la subregión del Catatumbo no se hicieron esperar por parte de las diferentes organizaciones.

El gobernador de Norte de Santander, William Villamizar, hizo un llamado al Eln y la disidencia de las Farc para que se suspendan los enfrentamientos que causan muerte, desolación y toda una serie de desplazamientos hacia las zonas urbanas.

“Esto repercute en la convivencia, la tranquilidad y la vida armoniosa que deben existir en estas regiones. Hacemos también un llamado al Gobierno nacional para que, a través de las mesas de negociaciones se logre llegar con un mensaje urgente a estas organizaciones”, dijo.

Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas hizo un llamado al Estado a atender la situación con urgencia y garantizar los derechos humanos en el Catatumbo.

“Llamamos a que se adopten planes de prevención y de contingencia con asignación de recursos que permitan atender de manera oportuna y eficaz esta crisis”, escribieron en sus redes sociales.

Además, se conoció que en el Puesto de Mando Unificado (PMU) liderado por la Gobernación de Norte de Santander se anunció una declaratoria de emergencia y se concertaron acciones de urgencia.

La Asociación de Madres del Catatumbo por la Paz enviaron un comunicado dirigido a ambas guerrillas en el que les solicitaron, ‘de todo corazón’, que detuvieran la guerra.

“Hoy el Catatumbo está nuevamente manchado de sangre. Las balas que intercambian no solo hieren a quienes empuñan las armas, sino que desgarran los sueños de nuestras comunidades, rompen familias y siembran terror en el corazón de nuestras niñas y niños. ¿Cuántos muertos más necesita esta guerra para que entiendan que todos perdemos?”, dice una parte de la misiva.

Habla el alcalde de Tibú

Al cierre de esta edición, Richar Claro, alcalde del municipio de Tibú, se pronunció a través de un comunicado instando al Gobierno nacional a volcar su mirada sobre Tibú y la región del Catatumbo.

“Necesitamos con urgencia fortalecer el camino del diálogo para construir procesos de paz para nuestras comunidades, apoyo para la reconstrucción del tejido social y garantías para que la población no siga siendo víctima de este conflicto”, dijo.

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