El control territorial que varios grupos armados ilegales tienen en la zona rural y fronteriza del área metropolitana quedó en evidencia cuando, en menos de 10 días, el Eln instaló dos cilindros bomba en el puente de la vereda Puerto León, sembrando miedo entre los pobladores.
El primer artefacto explosivo fue activado cuando un dron militar estaba cerca registrando el contenido del cilindro, ubicado en la mitad del puente en horas de la tarde del mismo día que apareció (19 de octubre). Pese a la explosión, nadie resultó herido en la operación y la vía solo tuvo una pequeña afectación en el pavimento.
Pero, este segundo cilindro, ubicado a un costado del puente, duró desde el miércoles en la madrugada hasta el sábado a las 9:00 de la mañana, cuando el Ejército, luego de una larga operación de inteligencia, pudo desactivar el contenido, por medio de una explosión controlada.
Tres días de pánico, angustia y miedo vivieron los conductores que a diario debían trasladarse a lo largo del puente, quienes al pasar por unos escasos metros del explosivo, ansiaban con fe que el contenido del artefacto no fuera activado de manera remota, pues sabían que las probabilidades de que pudiera pasar esa tragedia, eran muy altas.
¿Por qué duró tanto tiempo?
De forma extraoficial, se conoció por labores de inteligencia adelantadas en la zona que el cilindro tenía una función de señuelo y, al parecer, había dos integrantes del Eln con armas de largo alcance, como francotiradores, en las cercanías de la zona, esperando que los soldados se acercaran para dispararles.
Es por eso que de forma precavida, los uniformados estudiaron con drones militares las inmediaciones del puente durante varias horas y luego en compañía de algunas tropas y tres tanques de guerra arribaron aproximadamente a unos trescientos metros de distancia del cilindro.