Emblema del juego de toque que elevó al Barcelona, Xavi Hernández está a punto de volver a casa para tomar las riendas del equipo de su vida con la misión de reconstruir un grupo en caída libre y situar de nuevo al Barça en el primer plano mundial.
Tras días de intensas negociaciones, finalmente fue el Al-Sadd catarí quien anunció que dejará marchar a su técnico, tras el pago de su cláusula millonaria. Así, Xavi podrá ayudar al Barça a salir de la "etapa crítica" en la que se encuentra, según escribió el propio Al-Sadd en unos tuits de amable despedida.
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Pero, horas después del anuncio de los cataríes, el FC Barcelona todavía no se había pronunciado.
"El comunicado es de Al-Saad y no del Barça, todavía no lo ha hecho oficial", reiteró el técnico interino, Sergi Barjuan, este viernes en la rueda de prensa previa al duelo del sábado contra el Celta. "Entonces vamos a esperar a que, si hay comunicado, el club lo haga oficial", agregó cauto ante las numerosas preguntas sobre Xavi.
Todavía no están cerrados los últimos detalles para que el genial excentrocampista azulgrana llegué, por fin, a un puesto por el que siempre mostró su ilusión, la misma con la que lo acogerá una gran parte de la afición culé tras la destitución de Ronald Koeman la semana pasada.
Después de dejar el Barça en 2015, Xavi se marchó al club catarí, donde acabó su carrera de jugador en 2019 y se inició como entrenador. A los mandos del Al-Sadd ganó una liga, una Copa nacional y la Supercopa de Catar.
Emblema del juego de toque, que aprendió en La Masía, y refinó bajo el mando de Pep Guardiola (2008-2012), Xavi no dudó en aplicar estos principios en Catar.
'Tener el balón'
"Lo más importante, lo más bonito del fútbol es tener el balón e ir al ataque y dominar el partido con el balón", decía Xavi en una clase magistral en el portal de entrenadores The Coaches Voice, sobre su Al-Sadd.
Desde su puesto en Catar, Xavi, el segundo hombre que más partidos ha jugado con el Barça, sólo superado por Lionel Messi, tenía un ojo en el club azulgrana, que nunca lo perdió de vista.
Contactado en enero de 2020 para sustituir a Ernesto Valverde y en el verano siguiente para tomar el puesto de Quique Setién, Xavi había rechazado hasta ahora todas las aproximaciones por no verse preparado todavía, aunque siempre mostró su deseo de entrenar al Barça algún día.
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"Recibí una propuesta del Barcelona, pero no la acepté porque creo que no es el momento adecuado para mí. Es un poco pronto para mí", decía el catalán en enero de 2020, aunque reiteró que era su sueño.
El momento adecuado parece haber llegado ahora, a los 41 años y con el equipo en serios apuros financieros y deportivos, tras el duro golpe que supuso la marcha de Messi este verano boreal.
"Siempre he dicho que Xavi entrenará algún día al Barça. Es una persona que vive por el fútbol, es del Barça y lo tiene como un objetivo prioritario en su vida", decía el viernes pasado el presidente azulgrana, Joan Laporta.
El mandatario barcelonista recordaba que ha estado en constante contacto con Xavi, pese a que el excampeón del Mundo había estado más cercano a una candidatura rival en las elecciones de marzo pasado.
Equipo joven
Apoyado en su aura de leyenda azulgrana, que también traía Koeman, Xavi deberá afrontar la complicada tarea de reconstrucción de un equipo lastrado por la delicada situación económica del club, que limita la posibilidad de fichar, y sobre todo por el gran hueco dejado por Messi.
Su primera misión será devolver al Barcelona a los puestos de cabeza de LaLiga, donde ahora está noveno, y el desafío, aún mayor, de meter al equipo en octavos de final de la Champions, tras las dos goleadas iniciales 3-0 frente a Bayern de Múnich y Benfica, que lastraron mucho sus posibilidades.
Para lograrlo, deberá apoyarse en la nueva generación dorada de la escuela azulgrana que capitanean Pedri, Ansu Fati o Gavi, y a los que se unen otros talentos precoces como Frenkie de Jong o Sergiño Dest.
Xavi sin duda podrá contar para su tarea con la ayuda de sus antiguos compañeros de batalla Gerard Piqué, Jordi Alba o Sergio Busquets, últimos supervivientes de un Barça que dominó el mundo y ahora deben asegurar la transición.
Si Koeman puso los cimientos de la era post-Messi, ahora es el turno de Xavi para pasar definitivamente esta página y escribir una nueva.
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