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Frontera
Táchira: cuando cada gota de agua significa oro para las familias
Entre 12 y 15 días se demora en llegar el recurso hídrico en San Antonio y Ureña.
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Yuly Albarracín
Yuly Albarracín
Lunes, 24 de Junio de 2024

Para quienes viven cruzando el río Táchira, la incertidumbre ya es normal. Pensar que en cualquier momento les pueden quitar la luz o que llegará el agua y no están en sus casas, es tan inquietante que hasta el estrés empieza a hacer de las suyas.

Es por eso que para muchos, en San Antonio del Táchira y Pedro María Ureña, esta necesidad ha creado un ‘negocio’: el agua por carrotanque, no del gobierno, sino de personas particulares.

Después de abrir pozos y encontrar afluentes, empieza la tarea de cargar el camión con el recurso hídrico para llevarlo a las casas que necesitan el tan preciado líquido.

Todos están de acuerdo en afirmar que el agua es lo más necesario en el mundo.

Dependiendo del tamaño del tanque que tengan en la casa solicitan un camión cisterna que les estaría costando entre 50.000 y 60.000 pesos colombianos.

Rafael*, de 36 años, aseguró que muchas veces la calidad del agua no es buena. Si es sacada de un pozo, no les garantizan que pueda ser saludable, por eso algunos prefieren ver cuando se esté cargando el vehículo para confiar en que sea agua de calidad.

“Yo compraba el carrotanque, pero cuando iba a bañar mi niño se brotaba, no sé si es que era viral o algo, pero empezamos a hacer como un seguimiento y era por el agua porque esa agua era de pozo”, manifestó el hombre.

Esta situación habría provocado hace unos días que el dengue se disparara en la frontera, hecho que los alertó, “no hace falta ser médico para saberlo, las casas se ven obligadas a depositar agua en potes y mal tapados, y eso es un criadero de zancudos que llevan y traen enfermedades”, aseguró Carlos Chacón, habitante de San Antonio.


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En San Antonio puede que el agua llegue entre 12 y 15 días. Además de eso, permanecen en la esperanza de que aguante, ahorrando lo necesario y si por lo menos dura dos días seguidos, llenar la mayor cantidad de potes y tanques. Cada gota es una ‘bendición’.

Pese a eso, también hay comunidades que llevan hasta dos meses sin agua, por lo que sí o sí deben recurrir a carros cisternas. “Son aguas no tratadas, pero toca, o si no es quedarse sin agua”, manifestó Chacón.

“El comercio del agua” como le dicen algunos, es la manera de subsistir, pero ¿cómo funciona?

Por ejemplo, en San Antonio que es una parte baja, cerca al río Táchira, la comunidad abre pozos de 5 o 10 metros y de allí, con motobomba, la dejan lista para vender a los carrotanques y que ellos sean los encargados de llevar el agua hasta la familia que lo solicitó.

El precio varía de la cantidad de litros que soliciten y de la oferta y demanda, de acuerdo a la necesidad que se esté viviendo en el municipio.

“Ellos cobran por el servicio y tenemos dos opciones o comprarles a ellos o quedarnos secos. El agua es una estricta necesidad”, añadió Carlos Chacón.

Esta situación no es de ahora, o hace unos días, esto ya lleva unos 10 años, pero de acuerdo a los testimonios, se ha intensificado por la necesidad y todo por “ser la cola del acueducto regional en el estado Táchira”.

A diferencia de San Antonio, en Ureña, la situación de los carrotanques se ejecutaba desde antes del cierre en 2015 por la gran cantidad de lavanderías que tenía la zona industrial. “Incluso habían cooperativas de estos vehículos para la atención de lavanderías o carrocerías que los solicitaban, debido al uso masivo del agua por necesidad o por su medio del ahorro de trabajo”, manifestó el concejal en Ureña,  Jean Carlos garcía.

Sin embargo, a medida que se fueron cerraron las fábricas y empresas, los camiones trasladaron sus servicios a la comunidad.

 

Los carrotanques del gobierno

Según el Concejal, por medio de una aplicación que creó el gobierno de Venezuela la comunidad puede pedir un carrotanque para abastecerse de agua. Desde la solicitud, el ‘preciado líquido’ se demora en llegar entre 5 y 6 días.

Buscando alternativas, para satisfacer la necesidad de las personas, hace dos años empezaron a construir el Acueducto La Mulata, que ya está, según el concejal, en un 98% de ejecución, tan solo restarían unos metros, para que en días sea entregado y puesto en servicio.


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Servicios a medias 

Es irónico, pero en San Antonio y Ureña, cuando no hay luz, el ruido empieza a tomarse las calles. Quienes logran comprar plantas eléctricas, las ponen en funcionamiento al instante en que se quedan sin energía. Con las pimpinas de gasolina listas, para aguantar al menos dos horas, tienen la esperanza de que el apagón dure poco. Así se vive allá.

Tan normal se ha convertido esta caótica situación, que los temas de conversación en las reuniones familiares gira en torno a los servicios. “Muchas veces cuando estamos reunidos ese es el tema de conversación, que el agua, que la luz, decimos me voy, me voy porque me van a cortar la luz y tengo que dejar el aire prendido o voy mirar si llegó el agua”, recordó Rafael*.

En las casas quienes cuentan con el dinero suficiente ya tienen ventilador y televisor recargable, su estrategia más fiable.

Aunque la energía ya no se va el 50% del día como pasaba antes, sigue siendo un servicio inestable que hasta perjudica la educación y la salud.

“Hay instituciones donde no llega el agua constantemente. A veces no llega por tubería y solicitan el apoyo de los entes gubernamentales para que suministren el servicio de agua y es agua de pozo”, aseguró Rafael*.

Por otro lado, el aseo urbano es un completo desastre. De acuerdo a algunos testimonios, en San Antonio del Táchira, en noviembre, diciembre y enero, estaban inundados de basura, por un mal manejo de la administración, ‘o se despide o le dan la bienvenida llena de basura’.

Y el gas, es otro servicio que es suministrado por pedidos. Hasta un mes deben espera para que les entreguen la bombona que mandaron a llenar y que costó alrededor de 20.000 pesos colombianos. Cuando no les alcanza, a las familias les toca cocinar con hornillas eléctricas y eso si hay luz. Si lo logran cocinan y guardan la comida en la nevera, pero es necesario que estén pendientes de que haya energía eléctrica.

(*) Nombre cambiado a petición del entrevistado


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