“Necesito contar mi historia con Alejandro Sanz. Esto es por la niña que fui, pero sobre todo, por la mujer que soy hoy”, así inicia su relato Ivet Playà, una joven española de 28 años, quien asegura ser fan del cantante, pero al mismo tiempo lo acusa de conducta inapropiada cuando ella apenas tenía 18 años, un testimonio sobre el que aún el artista no se pronuncia.
La mujer cuenta que su historia con el cantante se dio, supuestamente, hace 10 años, en 2015, cuando era su fan. “Me siguió en redes sociales y yo alucinaba con que alguien como él, tan famoso y querido por todo el mundo, pues me mandara mensajes, me comentara las fotos, o incluso, publicaba cosas mías en sus redes”, dice lvet en un video mientras muestra capturas de pantalla que serían las pruebas de lo que menciona.
Luego, cuenta que “el vínculo fue a más” con el cantante cuando se vieron por primera vez “en privado, cuando yo tenía 18 años”. “Él tenía 49 en ese momento... Alejandro Sanz sabía perfectamente lo que yo era, desde el principio lo sabía: yo era una niña”, agrega.
Desde entonces, Ivet cuenta que hizo lo que pudo para mantenerse cerca de él, como trabajar de dependienta para costearse los viajes que haría por toda España siguiendo una gira de conciertos del artista. “Me hice 10 conciertos en un mes y medio y él lo sabía. Jugó con mis sueños, jugó con mi ilusión...”.
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Comenzó a trabajar con Sanz a los 22 años
Su relato se hace más personal cuando narra que a sus 22 años, dejó su ciudad, Barcelona, para irse a Madrid a trabajar con el cantante, quién le ofreció hacer parte de su equipo. Así, la relación entre ambos se fue haciendo más estrecha. “En esa época no sé realmente el motivo pero nos espiaban las conversaciones que manteníamos por privado. La verdad es que, yo al menos, no tengo nada, ni tenía nada que esconder”, agrega.
Ahí es cuando asegura que su relación más que laboral, se vuelve “intima y sexual”.
“Mi vínculo personal con Alejandro Sanz fue irremediable, y se convirtió en íntimo y sexual. Se suponía que estaba viviendo un sueño, un sueño más de su mano... Pero la realidad es que se convirtió en una terrible pesadilla”, y agrega que se siente “engañada. Me siento utilizada. Me siento humillada. Me siento, incluso, sucia porque no sé quién ha podido llegar a ver lo que yo le mandaba en mi más absoluta e íntegra intimidad”.