

Los disidentes de las Farc, que le dieron la espalda al Acuerdo de Paz de 2016 deben en esta oportunidad en la que dizque sí quieren acogerse a la política de ‘Paz Total’ dar muestras de querer la conciliación nacional, cesar el conflicto y procurar el logro de opciones favorablees a la crisis.
Sin embargo, la mortal emboscada que perpetraron contra una patrulla del Ejército en Guaviare deja mucho que desear y la sensación de no ir hacia una negociación favorable para los colombianos sino rumbo a otra trágica frustración.
De ahí la pregunta y ¿cómo creerles? Sus actos son diametralmente exponen y plantean llegando al extremo de atacar a los militares y asesinar a seis de ellos, sabiendo que ya había una determinación gubernamental de suspender las operaciones ofensivas y de que la patrulla tenía el encargo de garantizar la seguridad de los firmantes de paz que permanecen en el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación de Charras.
¿Cómo creerles? si además la respuesta frente a lo acontecido raya en el cinismo y se aleja de los postulados de tender puentes y dar muestras fehacientes de querer realmente alcanzar.
¿Cómo creerles? si lo que han es enlutado a las familias de los uniformados y enviado un mensaje guerrerista que nada tiene que ver con presuntas pretensiones de querer, en esta oportunidad sí, procurar avanzar en unas negociaciones que concluyan en su desarme y la reincorporación a la vida civil con el compromiso de no volver a provocar violencia y a dejar de lado las economías ilegales.
¿Cómo creerles? a la disidencia de las Farc de que el camino de paz es el camino que ellos eligen, si Calarcá, el comandante de uno de esos grupos, en una carta enviada el 28 de abril de 2025 al presidente Gustavo Petro profundiza las dudas al dejar entrever que los diálogos podrían volverse eternos en la zona de ubicación del Catatumbo, con los disidentes armados.
El aparte de la comunicación de Calarcá relacionado con las armas es necesario tenerlo presente por las complejidades y riesgos que envuelve: “Hemos sido transparentes con el mismo gobierno al decirle: nuestras armas no serán comprometidas en acuerdos mientras no se acaben las causas que generaron el conflicto social y armado en Colombia”.
Para Norte de Santander, lo ocurrido en Guaviare y lo notificado por el comandante de esa organización armada ilegal son señales de que esa fórmula del preagrupamiento de la disidencia a la cual pertenece el frente 33 podría terminar llevándonos a un empeoramiento de la situación.
Hay razones de peso no precisadas y aclaradas, como cuáles son las garantías de que el área de ubicación no termine convirtiendo al Catatumbo en una zona de distensión con una gran concentración de combatientes en armas de ese grupo, al igual que ocurrió en el Caguán.
E igualmente, el asesinato de los integrantes del Ejército colombiano se convirtió en un elemento que acrecentó los temores de que el conflicto alcance niveles nunca vistos en el Catatumbo y el departamento, producto de algo en lo que el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, tildó de traición a los compromisos por parte de la el autodenominado Estado Mayor de los Bloques
Magdalena Medio comandante Gentil Duarte, comandante Jorge Suárez Briceño y frente Raúl Reyes, de la disidencias de las Farc (EMBF).
¿Cómo creerles? que en esta oportunidad si llegara a firmarse algún día un acuerdo, no aparezca de súbito un grupo disidente a la disidencia, y mientras eso ocurre el temor y la zozobra rondan el ambiente porque el mar de preguntas al que solo se ha respondido con silencio.
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