Equilibrar la balanza comercial es la tarea de los gremios en los años venideros, porque, en 2024, el 80% de las mercancías intercambiadas fue de Colombia a Venezuela. El país vecino envió hacia territorio nacional solo el 20% de los productos que comprendieron el comercio entre los dos países.
Las importaciones y exportaciones entre ambas naciones sumaron, el año pasado, US$1.112,8 millones (786.859 toneladas), superando la meta de los US$1.000 millones, de acuerdo con cifras dadas a La Opinión.
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Los datos de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacional (DIAN), el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo mostraron que, de ese monto, US$474 millones (367.585 toneladas) se comercializaron por los puentes internacionales de Cúcuta y Villa del Rosario, Norte de Santander; lo demás fue por Paraguachón, entre La Guajira y Zulia, es decir, US$648,8 millones (419.273 toneladas).
Respecto a 2023, cuando las operaciones alcanzaron por este departamento US$328,4, hubo un aumento de 44%, mientras que el crecimiento total fue de 39%, pues, en eso 12 meses se registraron US$804 millones.
El intercambio
Por grupos de mercancías, Colombia envió a Venezuela alimentos y bebidas (24%), productos químicos (22%), materias plásticas (12%), animales y sus productos (5%), metales y sus manufacturas (5%), fundición, hierro y acero (4%), combustibles (4%), maquinaria eléctrica (4%), papel y sus manufacturas (3%), confecciones (2%), vehículos (1%), minerales (1%), textiles (1%) y otras mercancías (12%).
En el desglose, Colombia exportó artículos de confitería sin cacao, bombas y elevadores para líquidos, leche y nata, lubricantes, preparaciones para lavar, panadería o galletería, medicamentos, abonos minerales o químicos, aceites de soja y palmca, tubos, preparaciones para alimentos de animales y jabón y productos para el lavado de la piel, entre otros.
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Venezuela vendió a Colombia fundición, hierro, acero y sus manufacturas (26%), abonos (17%), aparatos y material eléctrico (14%), papel, cartón y sus manufacturas (6%), plomo y sus manufacturas (6%), yeso, piedras sal, azufre, cales, cementos y sus manufacturas (6%), productos químicos orgánicos (5%), combustibles y sus productos (4%), algodón (3%), pescado, crustáceos e invertebrados acuáticos (3%), grasas y aceites anímales o vegetales (2%), aluminio (1%), frutos comestibles (1%), líquidos alcohólicos y vinagre (1%), materias plásticas y sus manufacturas (1%) y demás (4%).
Al detallar estos grupos, desde el país vecino se importó productos de hierro y acero, abonos, papel y toallitas, cementos hidráulicos, hullas, alambrón, algodón, chatarra, aceites de coco, almendra y palma, cangrejos y otro tipo de mariscos y nueces.
El empresario aduanero venezolano Nelson Ureña dijo que el año pasado movilizaron productos ferreteros, pinturas, herramientas, elementos ortopédicos, precintos de seguridad y bastantes tipos de medicinas, repuestos para maquinaria pesada para empresas y charcutería.
El también presidente de la Asociación de Aduaneros del Táchira (Asoata) destacó el alza progresiva de las operaciones, tanto de importación como exportación. “Obviamente, la situación país ha hecho que en los últimos años Colombia nos supere en la balanza comercial. No obstante, las exportaciones crecieron 28% en el último año, lo que quiere decir que se han diversificado y proyectamos este año se incrementen 25% más”.
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El aduanero nortesantandereano Yezid Sarmiento resaltó que a Venezuela exportó juguetes, llantas, baterías de vehículos, cloro, papel higiénico, servilletas, guantes, escobas, traperos, galletas, huevos, pollos de un día, salsas, arequipes, leche en polvo, vacunas, purgantes, cajas corrugadas y algunos productos de arcilla del departamento. Importó derivados del plástico (termos, mesas, sillas, cavas), palanquillas de acero, carbón y bobinas de aluminio.
“La balanza es favorable a Colombia y para equilibrarla es necesario que los empresarios venezolanos apliquen la famosa teoría de las ventajas comparativas, es decir, especializarse en lo que ellos saben hacer, en su caso, en los derivados del petróleo y plástico y en siderurgia”, apuntó.
Satisfacción en los gremios
Para el director de la Región Oriente de la Cámara Colombo Venezolana, Víctor Méndez, los resultados de 2024 reflejan que “se marcha a paso lento, pero seguro y es una gran oportunidad para Colombia y Norte de Santander”, con el fin de seguir con esa reactivación económica, siempre y cuando se mejoren aspectos logísticos y aduaneros y se amplíe el horario en los puentes.
“Se está demostrado que la frontera abierta es de gran beneficio para las regiones; esa es la tarea conjunta de gremios y empresarios”, afirmó.
La segunda vicepresidenta de Fedecámaras Táchira, Gipsy Pineda, expresó que, evidentemente, la balanza comercial está “muy desequilibrada”, por eso indicó que, más allá de considerar ampliar los productos ofrecidos, lo cual también es necesario, los empresarios de Venezuela tienen la ardua labor de “mejorar su competitividad en el mercado y luchar porque las condiciones económicas puedan ser más estables”.
“Hay aspectos importantes en los que se viene trabajando, uno de ellos es la homologación de los permisos para tratar de ampliar esa variedad de productos ofrecidos y aumentar, obviamente, los volúmenes. Sin embargo, estamos muy complacidos, ya que en 2024 se superó la meta y aspiramos que el crecimiento en 2025 sea exponencial, pensando en duplicar esa cifra”, concluyó Pineda.
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