He aprendido a valorarme más, porque yo vengo de un divorcio que me ha costado bastante recuperarme, sobre todo desde mi interior y aquí me han enseñado a ver por mí y a darme prioridad”. Estas son las palabras con las cuales Heidy Carrión, venezolana de 41 años, describe cómo ha llenado su vida el proyecto Prevención de la Violencia y Acceso a Derechos de Mujeres Migrantes y de Comunidades de Acogida de la Fundación Ayuda en Acción con el apoyo de Conectando Camino por los Derechos.
Ella vive en el barrio La Fortaleza en Cúcuta. “En mi comunidad estoy muy pendiente de las compañeras que creo están sufriendo violencias de género, porque como mujer yo no lo permito y no podemos permitir que otras pasen por lo mismo y darnos por desapercibidas. Tenemos que ayudarlas porque ellas también deben tener fuerzas para superarlo”.
El proyecto apunta al ejercicio de dar voz a las mujeres sobre la capacidad de sobreponerse frente sus vivencias y experiencias, reconocimiento de sus capacidades, cambio de percepción de ellas ante la familia, la comunidad y la sociedad.
A su vez, fomenta dinámicas de reconocimiento entre ellas y busca promover empatía y sororidad con las otras mujeres viendo el reflejo de los cambios que pueden generar en favor de la construcción de su bienestar.
Anyela Barajas Rivera, especialista en derechos humanos y coordinadora de proyectos para la Fundación Ayuda en Acción, explica que las mujeres de esta comunidad cucuteña han empezado a emplear palabras para relacionarse con la construcción de su cambio como soy mujer valiente, amable, emprendedora, soñadora, solidaria, guerrera, hermosa.
Estas han significado una dignificación de vivencias y resignificación de sus entornos socioafectivos y sociales.
“Es un proyecto que apunta a todo lo que son los temas de prevención de las violencias basadas en género y la accesibilidad de derecho de las mujeres desde lo individual, lo colectivo y lo comunitario en procesos de liderazgo, de resignificación de territorio, de la dignificación de las mujeres y su participación de roles sociales, familiares”, detalla la especialista.
El proyecto arrancó en febrero de este año y a la fecha unas 268 mujeres han sido beneficiadas. Ellas se dividieron por subgrupos, según la jornada de trabajo: matutinas y vespertinas. “Cada grupo tiene entre 25 y 28 mujeres que a su vez replican cada una de las temáticas en sus sectores”, precisa.
El trabajo en La Fortaleza es a su vez dirigido por la Asociación de Mujeres Bendecidas en Acción, liderado por Isaura Gómez.
Las chicas que acuden a esta fundación y que forman parte del proyecto son mujeres con diferentes condiciones: migrantes venezolanas, colombianas, desplazadas del conflicto armado, colombianas retornadas.
Dinámicas de trabajo
Una metodología sociopedagógica de participación activa es la que se está aplicando en este proyecto en la comunidad de La Fortaleza. Pero, ¿de qué trata esa participación activa? Explica Barajas Rivera que estos son espacios donde se promueve el aprendizaje para que ellas puedan reconocer sus habilidades y capacidades.
“Nosotros hacemos talleres lúdicos pedagógicos donde adaptamos juegos tradicionales al uso de las temáticas y ellas por medio de los juegos generan un aprendizaje, reconocen y apropian de mejor manera todo lo que es el uso de la temática y cómo lo llevan a esa vida diaria. Tenemos el juego de la rayuela, dominó gigante de los derechos sexuales y reproductivos, tarjetas de memoria”, detalla la coordinadora de proyectos para la Fundación Ayuda en Acción.
Uno de los objetivos del proyecto es que las mujeres desde sus hogares comiencen a promover comportamientos sanos que mitiguen los factores de riesgo de las violencias a nivel familiar, comunitario y social.
Detalla Isaura Gómez, lideresa de la comunidad, que tomando en cuenta los patrones de crianza, donde se promueven situaciones de violencias, durante los encuentros están realizando actividades con los niños para desmitificar estos comportamientos que han sido normalizados.
Se generan procesos de adaptaciones de juegos que ellos reconocen y se les hace a su vez palpar que el juego no tiene sexo sino un aprendizaje. “Desde que llegó el proyecto en la comunidad ha sido muy beneficioso para las mujeres migrantes y el resto de ellas. Hemos visto el cambio en ellas, están más seguras de ellas mismas y la mayoría tiene su unidad productiva”, dijo la líder.
Gómez precisa que en el asentamiento La Fortaleza se conformaron inicialmente en la Asociación de Mujeres Bendecidas en Acción y con la labor desde la organización apoyan y orientan en temáticas vitales como el amor propio, prevención de violencias, rutas de acceso a derecho, entre otras.
“Siempre me reconocí como una mujer que estaba destinada al cuidado del hogar y a la crianza de los hijos, gracias al proyecto he aprendido a reconocer mi valor como mujer y a reconocer también mis capacidades. Soy una líder en búsqueda del bienestar para mí y a la vez para otras mujeres”, enfatiza la líder.
Estrategia #YoSoyElla
En el marco del mismo proyecto estas organizaciones crearon la estrategia comunicativa #YoSoyElla que busca que las mujeres se reconozcan por medio de ejercicios con toda la intencionalidad de hacerlas poner en el lugar de otras.
“Tenemos un ejercicio propio, donde las mujeres se reconocen como la mujer líder, capaz, pero también se reconocen como la mujer que está pasando por una situación difícil y la propuesta tiene la doble intencionalidad, no solo reconocerse ellas sino reconocer a otras mujeres bajo las mismas condiciones”.
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