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Cúcuta Deportivo
El implacable Cancerbero del Cúcuta Deportivo
El portero Juan Camilo Chaverra se ha convertido en uno de los grandes referentes del Torneo Águila. 
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Jeider Rúa Giraldo
Sábado, 29 de Septiembre de 2018

Cartagenero, de 25 años, formado en las inferiores del Independiente Medellín, el portero Juan Camilo Chaverra se ha convertido este año en uno de los grandes referentes del Cúcuta Deportivo y del Torneo Águila. 

La seriedad y la humildad lo caracterizan, pero la agilidad y destreza protegiendo la portería son el principal motivo por el que la hinchada del plantel rojinegro ha sabido abrirle un espacio entre sus afectos. Desde las salidas, a finales del 2017, del técnico Flavio Robatto y del arquero Mauricio Mafla, el cancerbero caribeño se adueñó de la portería motilona para ser uno de los protagonistas de ese histórico invicto de 22 fechas que logró este año el Cúcuta Deportivo.

En diálogo con La Opinión Chaverra contó sobre su trayectoria y planes a futuro con el equipo motilón.

¿Cómo fue el inicio de Juan Camilo Chaverra en el fútbol?

Tuve la oportunidad de empezar en un equipo cartagenero y de partir a Medellín desde muy chico, a los 12 años. En un torneo nacional Asefal me vieron unos veedores del (Deportivo Independiente) Medellín, fui a la ciudad a hacer unas pruebas y después de tres meses la gente de este equipo estaba muy interesada. Eso fue en 2005, de ahí hasta 2011, cuando tuve la oportunidad de debutar. 

¿Qué lo llevó a ser portero y no atacante? 

Quería ser volante, me gustaba mucho, pero de esos que les gusta tener la pelota y no correr detrás de ella. Tenía buen pie, buena pegada y buena visión de juego; podía asistir, más que marcar. Por eso, después me crucé con un gran entrenador, al que hoy le doy las gracias. Se llama Pedro Muñoz. Él me vio y me inculcó la portería al principio de esta carrera; la estatura, y que no me gustaba correr mucho, también ayudó. Gracias a él, hoy soy quien soy. 

¿Cómo fue la lucha por pasar al equipo profesional?

En 2009 pude ser profesional con el profesor Santiago Escobar, que me dio la oportunidad. La cuestión es difícil, porque en la arquería se es uno solo y se vive mucho la competencia. A mí me tocaba contra tres y era muy difícil para un chico de 16 años. Tuve mucha personalidad y peleé siempre el querer estar en nómina. Era difícil porque tenía un gran arquero por delante: Aldo Bobadilla, un ídolo del club.

¿Qué le dejó jugar con referentes como Bobadilla?

A Aldo Bobadilla lo que se le aprendió fue la seriedad en el trabajo, el profesionalismo; creo que eso fue lo que más me inculcó desde un principio. Tuve muchos partidos con él, en concentración, donde siempre lo escuchaba. Siempre estaba con la curiosidad de saber cómo era un futbolista profesional. 

Finalmente sale del equipo, ¿cree usted que fue la mejor opción?

Sí, tuve que irme al Valledupar (2013) porque el profesor Hernán Darío Gómez no quería contar conmigo, él contaba con Carlos Bejarano y Leandro Castellanos. Pero en Valledupar creo que dejé una huella, donde la gente recuerda quién soy y cada vez que voy soy bien recibido. Ahí duré tres años muy bonitos.

Antes de llegar a Cúcuta pasó por el Unión y volvió al Medellín…

Salí de Valledupar porque ya había cumplido un ciclo. Quería otras cosas, nuevos retos. En el Unión fui titular, pero tuve un esguince de tobillo de tercer grado, casi una fractura. Duré mes y medio por fuera de las canchas y ahí di un poco de ventaja y cuando quise retornar, fueron muy pocas las actuaciones que tuve.

Volví a Medellín y el profesor Luis Zubeldía quiso contar conmigo, pero cuando él salió y llegó Juan José Peláez, las cosas empezaron a tornarse malucas. Él en ese momento no me vio como una opción. También, de pronto, tenía la presión de los presidentes, porque ellos querían reducir el plantel.

¿Con qué expectativas llegó en el 2017 a Cúcuta?

Llegué con la ilusión de poder jugar. Creo que siempre busqué este tipo de retos, de venir a equipos grandes, que siempre estuvieran en la lucha por un ascenso, donde tuviéramos la oportunidad de que nos vieran en cada partido, porque a los equipos grandes es a los que más les trasmiten (por TV). Acá tenía la oportunidad de brillar.

Pero con Flavio Robatto poco se lo vio en cancha…

Desafortunadamente cuando llegué, el profe Robatto ya tenía su equipo armado. Solamente me quedaba pelear por un puesto y bueno, cada día me entrenaba con esa intención. No tuve la oportunidad de jugar mucho pero siempre entregaba lo mejor de mí. 

Con la llegada de Pusineri y la salida de Mauricio Mafla, ¿vio una oportunidad?

Ese año (2017) no se dio el ascenso y era claro que iban a haber cambios. Con el Medellín, que era dueño de mis derechos, no tenía nada claro, pero el presidente José Augusto Cadena me llamó para ser el portero principal de este año con el Cúcuta, y acepté con otras condiciones.

En este momento, ¿quién es dueño de sus derechos deportivos?

En Medellín, como no había tenido una actuación continua, no quisieron tener una renovación conmigo y me entregaron mis derechos. Sobre eso, yo tengo un acuerdo con el presidente José Augusto en el que se está haciendo todo lo posible por concretarse una compra; creo que él está haciendo todo lo posible por cumplir.

¿Ve a Cadena comprometido?

Cuando llegué con mis derechos, lo primero que le dije a él es que yo quería salir de aquí vendido por el Cúcuta, que no quería irme sin dejarle algún legado al equipo. Aunque todavía no se ha cumplido en la totalidad el acuerdo, el hombre está haciendo su parte. 

Por la portería, ¿cómo es la disputa con Jhonny Da Silva?

Nosotros siempre entregamos lo mejor en cada entreno. Creo que tengo un excelente compañero, con el que estoy peleando el puesto, un gran profesional que también tiene su nombre y su recorrido, pero infortunadamente el puesto del portero es uno solo. Creo que no tenemos problemas en eso, cuando me ha tocado actuar a mí siento todo su apoyo, y cuando le ha tocado a él le he dado todo mi apoyo, porque eso es lo primordial en este grupo.

¿Cómo ve al equipo en la recta final hacia el ascenso?

El equipo siempre ha estado muy bien, está excelente. Nosotros tenemos unas expectativas muy grandes. Todos estamos con la idea de querer ascender con el Club, de querer hacer historia. El grupo está focalizado, con la idea de que en las finales debemos demostrar mucho más, y creo que el plantel está preparado para eso.

Está estudiando, ¿sueña con jugar en otro continente?

Sí, yo creo que la posibilidad nunca se pierde. Algunos compañeros y mi persona estamos aprovechando para aprender inglés. 

Si no fuera futbolista, ¿qué sería?

Me gustan mucho los números, me gusta la ingeniería. Por ahí mi familia está muy enrolada con las cuestiones de la ingeniería civil y de pronto me hubiese gustado coger por ese camino. 

¿Qué decirle a la hinchada que no cree en el ascenso?

Somos 25 o 30 los que hacemos parte de este plantel y tenemos la ilusión de ascender. Hemos trabajado mucho durante todo el año, hemos tenido la oportunidad de tener altas y bajas, pero el equipo siempre ha estado en un nivel superlativo, donde todos los jugadores hemos hecho parte de esta gloria y de la que queremos a fin de año.

Creo que es necesario sentir un poco más el apoyo de la gente. Yo no soy de obligar a la gente que no cree, sino de demostrarle que sí se puede. Hay mucha gente que está a la expectativa de ver al Cúcuta en la A y por eso no nos acompaña ahora. A aquellos que sí han tenido la oportunidad de acompañarnos, les digo que lo sigan haciendo y espero seguir demostrando que estamos para grandes cosas.

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