En la historia del Cúcuta Deportivo, las malas administraciones han sido una constante, pero en definitiva, la de José Augusto Cadena supera todo llevando el equipo a una crisis nunca antes vivida.
Si bien es cierto que las deudas que llevaron el equipo a iniciar el proceso de liquidación judicial fueron creadas entre el 2006 y el 2010, Cadena se convirtió en máximo accionista del club siendo consciente de que llegaba a una empresa en reorganización, no cumplió y tras de eso creó nuevas acreencias, entre ellas las laborales a distintos empleados.
El inicio de la condena
José Augusto compró un paquete accionario mayoritario en noviembre del 2013 con el proceso de reorganización en marcha. A sus espaldas traía el antecedente de mal presidente de Bucaramanga y Patriotas.
Recibió una nómina a la que le debían sueldos y de cara a jugar su segunda promoción consecutiva.
El inicio no pudo ser peor en la parte deportiva: el pequeño Fortaleza mandó a la B al rojinegro el 11 de diciembre de 2013.
Primeros errores
Con un Cúcuta en segunda, la misión urgente era el ascenso.
Se armó una plantilla de jugadores dirigidos por el paisa Héctor Estrada, uno de los 14 técnicos que tuvo Cadena.
Estrada solo duró cinco meses, ¿la razón? Desde presidencia le querían imponer jugadores.
A la postre llegó Alberto Suárez como DT pero ese año no se pudo ascender.
En ese 2014, se lesionó Edwin Del Castillo y empezaron los problemas con el pago de los meses en los que no podía actuar por su estado de salud.
Otro hecho fue que el equipo nunca tuvo tienda para que el hincha comprara al menos una camiseta oficial.
Cúcuta no tuvo patrocinador de indumentaria. Cadena compró las camisetas a la italiana Macron, según contó una fuente de la institución.
El inicio del rechazo
El 2015 no empezó mal. La Dimayor se inventó un cuadrangular de ascenso que el Cúcuta ganó de forma cuestionada por un gol con la mano en enero.
Se armó un plantilla con nombres de experiencia: Gerardo Bedoya, Edwards Jiménez, Marcos Lazaga, Franco Sosa, entre otros.
Si la hinchada se siente respetada, llena el estadio y así fue demostrado en las dos primeras fechas de la Liga y la caravana tras la llegada del equipo de Bogotá luego de ganar el ascenso. Algo que el expresidente no apreció, ni aprovechó.
A este punto ya se empezaron a presentar incumplimientos salariales y pago de premios. Algunos jugadores se empezaron a marchar.
Suárez, por resultados, dejó la dirección y asumió Pablo Fuentes a quien tampoco le fue bien para dar paso a Flabio Torres, quien no duró mucho.
Torres se fue y demandó al equipo por incumplir lo pactado. Como provisional terminó Carlos Quintero a quien le tocó vivir el cuarto descenso del Cúcuta.
Umbro, que vistió en el primer semestre, tuvo la misma historia de Macron.
Ese año, la Superintendencia de Sociedades lo llamó pero salió bien librado y la hinchada, al ver el pésimo manejo directivo y deportivo, se empezó a manifestar con #FueraCadena y tildarlo de ‘mercenario del fútbol’.
Primeras peleas con los entes
En el 2016 lo único que disfrutaron los cucuteños fue el partido conmemorativo a la primera década del título de primera división (2006-II).
En lo deportivo fue horroroso. No se clasificó, si quiera, a las finales. Miguel ‘El Nano’ Prince y Fernando Velasco, fueron los directores técnicos.
En octubre, tras la eliminación, a Cadena la Alcaldía de Cúcuta y la Gobernación decidieron no prestarle más el estadio. El dirigente terminó llevando a la institución a Zipaquirá, en Cundinamarca.
La Supersociedades seguía exigiendo que cumpliera, sin acciones concretas.
El camino se componía
El 2017, con un Cúcuta en Zipaquirá, pareció ser un año correcto para el club. No le fue mal en lo deportivo en el primer semestre. El club retornó en agosto a la ciudad y hasta con el patrocinio de los entes que antes lo habían rechazado.
Flavio Robatto no logró el ascenso al quedar en semifinales.
2018: un año agridulce
En lo deportivo, Lucas Pusineri logró sacar al equipo campeón con una campaña magnifica en la segunda división. El General se llenó y el odio hacía Cadena se apaciguó un poco.
En lo administrativo Cadena tuvo problemas con Cristián ‘Jopito’ Álvarez y empezó a incumplirle a la Alcaldía y al IMRD con lo acordado en el proceso de reorganización.
Crisis evidenciada
El 2019 en lo deportivo, tuvo tres técnicos, se logró salvar la categoría y clasificar a las finales después de nueve años a pesar de que Cadena empezó a atrasarse con meses de salarios.
No cumplía con lo laboral llegando a deudas de tres meses, se incumplía con el acuerdo de reorganización, demandas ante la FIFA y empezaron a denunciarse casos, de lleno, la doble contratación en el club.
En noviembre de 2019, la Superintendencia avisó al Cúcuta que tenía audiencia de incumplimiento en enero del 2020 ante sus acreedores de la reorganización.
La copa se rebosó
El 2020 ha sido una cadena de sufrimientos. Los atrasos salariales continuaron, en lo deportivo los resultados no acompañaron y el club terminó jugando en Armenia.
Cadena, en un audio difundido por La Opinión, se refería de forma despectiva a la ciudad, hecho que incrementó el rechazo hacía el dirigente.
El 30 de julio se anuncia la suspensión del reconocimiento deportivo por el Ministerio del Deporte por incumplir con salarios. En octubre, se ratifica y se anuncian más investigaciones.
Los acreedores se sintieron burlados en las cuatro audiencias ante la Supersociedades, el equipo no cumplió e inició el proceso de liquidación judicial el 11 de noviembre. Ahora está en vilo su funcionamiento, con un plantel con sueldos atrasados y a la espera de qué determinan el miércoles en la Asamblea de la Dimayor.