
Desde hace algo más de treinta días dejé el lapicero a un lado, y conmovido por lo que está viviendo la humanidad, me invité a guardar silencio, aguzar la vista, los oídos y todos los sentidos para tratar de comprender lo que está ocurriendo.
Fueron ocho años de Universidad, mientras Pinochet hacía de las suyas y se llenaba las alforjas, como todo dictador de este continente, con uniforme o sin él. Se vivía por los 70’s la danza de los usurpadores y la fiesta de los violadores y asesinos. Triste, pero cosas idénticas siguen ocurriendo hasta ahora en varios países.
Tanto estudio, tanta conversación, tantos ejercicios tratando de descifrar lo que ocurría e imaginar lo que ocurriría. Lecturas múltiples. Seminarios, inmersiones por horas y días. Reuniones bilaterales, multilaterales, que versaban sobre políticas de integración continental. Asambleas de organismos subregionales, regionales y globales.
Agréguense cinco lustros de ejercicio diplomático en el área bilateral, siempre en Sudamérica, con un colofón multilateral en la capital norteamericana, buscando siempre que los intereses de mi país fueran legítimamente resguardados sin pasar a llevar a otros. Así fuimos entrenados.
Se nos enseñó, que la palabra empeñada se cumplía, que el honor estaba por encima de las bravuconadas. En concreto, por provenir de un país pequeño, nos la creíamos y actuábamos en serio. Veía, escuchaba y constataba que mis colegas, fueran ellos mujeres u hombres, tenían un proceder similar: éramos pequeños en peso político y ni qué decir económico. A veces, nuestros estilos diferían porque nuestros léxicos eran diferentes.
Todo, escúcheme bien, todo ha quedado reducido a cenizas. Ni los Tratados, ni los Acuerdos, ni los Ayuda memoria, ni la buena fe, ni la palabra empeñada, ni los buenos modales, ni ningún tipo de negociación, tiene hoy asidero. Los organismos internacionales creados por la humanidad han sido pasados a llevar, y nadie sabe cómo reaccionar. ¿Pesimismo? Para nada, pragmatismo y mucho realismo.
Pareciera que tras toda esta maraña está la obsesión anti china de Washington. La astucia y planificación de los milenarios y multitudinarios chinos, llevó a que de manera silenciosa instauraran un régimen socialista de partido único, mientras abrían las compuertas para el arribo de la inversión extranjera y accedían a que su población empezara a “engolosinarse” con el libre mercado. Así, empezaron a tener una creciente presencia en Asia, África y en Latinoamérica, convirtiéndose en el primer socio comercial de la inmensa mayoría de nuestros países.
Es cierto que estamos en la “zona de influencia” de los Estados Unidos, es cierto que Washington ha puesto y sacado a muchísimos de los gobiernos de nuestros países, es cierto que una de las más atesoradas aspiraciones de millones de latinoamericanos es vivir en el “sueño americano” y ojalá llegar a ser ciudadano de ese país. Todo eso es verdad.
Pero, nada de ello, le da autoridad al presidente Trump para querer anexarse Canadá, o que el Canal de Panamá vuelva a ser administrado por ellos. O a desconocer y avasallar todo lo relacionado con la globalización económica, el libre mercado, las normas y regulaciones que -aunque inequitativas en su gran mayoría- han regido y regulado el comercio y la economía mundial por más de medio siglo.
El presidente Trump acaba de cumplir 100 días en la Casa Blanca, y nos anuncia “que esto recién está comenzando”. Y agrega, que el abuso que el mundo estaba ejerciendo sobre los ciudadanos norteamericanos se termina. Para ello ha desestabilizado la economía global, se ha peleado con sus aliados históricos, devastado agencias gubernamentales vitales, deportado a miles de personas, y conseguido que la economía norteamericana se contraiga un 0,3%, dejando al país al borde de la recesión.
Así las cosas, y con un continente totalmente desarticulado, los latinoamericanos debemos cuidarnos. Los europeos están viviendo el estropicio más grande e inesperado desde 1945, y no logran ponerse de acuerdo.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion