
Nicolás Maduro es hoy el delincuente más buscado del planeta y se ofrece por su captura la suma de 50 millones de dólares; si encimamos a Diosdado y Padrino el monto llega a 90 millones. La fiscal general de los Estados Unidos anunció que a Maduro, jefe del Cartel de los Soles, solo le queda la cárcel, o la tumba, si se resiste a su captura. Aparte de la recompensa, la administración Trump designó al cartel de los soles y otros carteles, como grupos terroristas, lo cual los pasa a otro nivel.
Estados Unidos cuenta con entidades federales dedicadas a perseguir el crimen organizado como el FBI, la DEA, la Agencia de Seguridad Nacional, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), entre otras, pero no se permite usar contra ellas las fuerzas militares. Todas ellas actúan también contra el terrorismo, pero a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001, también las fuerzas militares pueden actuar contra este por decisión ejecutiva. Fue lo que vimos en televisión cuando los marines dieron de baja a bin Laden en Paquistán, como responsable de esos atentados.
Una larga sombra se cierne sobre el regimen chavista venezolano que el castrochavismo vende como si una fuerza extranjera fuera a invadir el país y no como lo que puede ser, una operación comando que buscará llevarse a las cabezas del regimen a cárceles de máxima seguridad de Estados Unidos. Maduro amenaza con poner misiles balísticos nucleares rusos en Venezuela, obviando que actualmente Putin enfrenta problemas económicos y militares muy graves. No lo hizo por Irán, menos por Venezuela. China no se la va a jugar por un narco régimen; solo quieren que se les garantice el pago de la gigantesca deuda.
Gustavo Petro decidió unir su destino al de Maduro y ofreció la frontera y las fuerzas militares colombianas para proteger el cartel de los soles, de manera dictatorial mediante decretos ilegales que ya se sabe donde van a quedar. No creo que ni un solo militar colombiano quiera unir su destino al Titanic venezolano que se hunde ni a un Petro en camino de salida y enredado en el porvenir. La pregunta del millón es: ¿por qué Petro se agarra a un clavo ardiendo? Se sabe de la relación de Petro con todo tipo de ilegales a quienes tal vez les “deba” las elecciones pasadas. Lo grave: la caída del chavismo le abre expediente a Petro en Estados Unidos.
Maduro y Petro están coordinados; buscaron generar conflictos externos para ganar poder político, pero les salió mal. Maduro alebresta el Esequibo de Guyana y Petro crea un conflicto con Perú en el Amazonas al que solo le camina un personaje cantinflesco como Daniel Quintero, quien hizo un brutal ridículo en la isla “en discusión”.
¿Petro tiene fe en que sus amigos de la Paz Total lo ayuden a salir del problema generando caos en Colombia que impida hacer elecciones? ¿Se la jugarán en torear a los gringos ahora que son objetivo militar? Lo sabremos pronto, porque ya la época de decisiones va jugando.
Extraña la facilidad con la que los tiranos y los aprendices de tirano unen sus destinos en contra de sus ciudadanos y que los ciudadanos de los dos países ni nos hablemos, ni siquiera en la frontera para hacer frente común para recuperar la democracia y la libertad. En la época de las redes no hemos sido capaces de integrarnos para defender nuestros países del destino de las narco dictaduras a las que nos quieren llevar la dupla Maduro-Petro. Inentendible.
La suerte de Maduro y su cuadrilla está echada; la de Petro, que además peleó con Israel y Argentina, se ve difícil. La suerte de Venezuela también está echada, pero la de Colombia aún no, pero eso puede cambiar si no nos unimos como sociedad. La oportunidad de salir del chavismo va jugando; ojalá no la perdamos.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion