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Nos quedamos sin grises
Se ha ido perdiendo la coincidencia en los puntos obvios, en lo políticamente correcto, y eso me gusta.
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Martes, 15 de Agosto de 2017

El debate político en Colombia se ha sincerado, lo cual es bueno. Nos hemos “agringado” un poco. En el país del norte los políticos asumen unas posturas fáciles de identificar, un tanto básicas, pero que no dejan lugar a dudas en qué lugar del espectro se ubican. 

Se ha ido perdiendo la coincidencia en los puntos obvios, en lo políticamente correcto, y eso me gusta. 

Los de derecha, que quieren hacer trizas los acuerdos, y los de izquierda, que dicen que Venezuela es el modelo político por seguir. Eso está bien: Sincera el debate, lo enriquece, lo vuelve menos soso. Y, sobre todo, nos aleja de las pendejas de lo “políticamente correcto” que nos tiene sumidos en esta patria boba del siglo XXI. 

Dicho lo anterior, quiero reflexionar sobre una cosa que me ha llamado la atención. Nos hemos quedado sin grises en el debate nacional. Las posturas se han sincerado, sí, pero por lo mismo nos hemos quedado sin matices. 

No veo la postura de centro, en la que convergen los dos puntos, la que toma algo de esto, y algo de aquello. 

Estamos a horas de una elección crucial (acaso alguna no lo será) de presidente. Y sí, las posturas se sinceraron, pero por escoger una significa estar muy alejado de la otra. 

En un extremo los que destruirán los acuerdos. Hablo, desde luego del uribismo. Y en el otro, los que creen que los acuerdos son perfectos, como De La Calle. No veo el candidato propositivo, el que tome lo bueno (mucho o poco) de los acuerdos, pero sepa que se pueden mejorar. 

Tampoco veo el que diga, de frente, que Santos ha hechos cosas buenas, que sí ha hecho, pero que hay muchas que se deben mejorar. O dicen que todo lo de Sanos es inmejorable, o dicen que nada bueno se ha hecho. No creo en ninguna de las dos posturas. 

Por ahí surge el señor De La Calle como una opción, una que podría ubicarse en el medio. No me gusta su cercanía con las Farc, ni – si fuera presidente- la obligatoria defensa que haría del proceso de paz, pues es fruto de su trabajo. 

Surge Petro, que encabeza las encuestas. Gravísimo, pues es un rabioso que odia las clases empresariales del país, clases que por lo demás se deben poner las pilas y no dejar que este candidato siga punteando. El apoyo del sector empresarial debe ser decidido a candidatos que no coqueteen con el comunismo del siglo XXI. 

En fin, el debate está empezando muy marcado por los caminos que traza la Justicia, en especial la Fiscalía que está jugando un papel tan protagónico como nunca se ha visto. El señor fiscal, quizá el mejor que hayamos visto, tiene una clara filiación política, y puede verterla en decisiones del ente que comanda. Vamos a ver. 

Por ahora, rogar que no haya guerra, producto de dos niños que tiene armas nucleares. 

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