
Irán es hoy uno de los grandes riesgos de inestabilidad mundial porque lo gobierna un regimen musulmán chiita extremista, el equivalente al tristemente célebre Estado Islámico (DAESH) musulmán sunita, que busca imponer mundialmente un regimen teocrático fundamentalista y regresarnos a épocas arcaicas oscuras de califatos, que tal vez podrían explicarse en su validez histórica, pero los dinosaurios en esta época solo se deben en Parque Jurásico.
Llegar al voto femenino fue una de las grandes conquistas sociales y querer volver a una sociedad donde la mujer no es sujeto sino objeto, es algo irracional que solo cabe en la cabeza de fundamentalistas ideológicos, que se dan silvestres en Occidente y es cretinismo absoluto que movimientos feministas o LGBT+ o antirracistas, apoyen este modelo social. Hay que aclarar el Islam no es una religión fundamentalista, sino que el nacionalsocialismo que inundó al mundo árabe desde mediados del siglo XX impregnó al Islam de extremistas que supuestamente se apoyan en el libro sagrado del Corán. Todo extremista religioso lee el libro sin contexto;la religión como excusa, es el equivalente al rezo ante la Virgen del sicario para que le de puntería en su asesinato.
Ese fundamentalismo de base terrorista hizo “alianzas” con otros terroristas y narcoterroristas, a los cuales se pegaron los Progresistas (los socialistas y comunistas antidemocráticos post-URSS) y crearon el movimiento woke con su lucha contracultural. Irán ha llegado hasta el continente americano en alianzas con regímenes de extrema izquierda como el cubano-venezolano, el nicaragüense o el mexicano.
El doblegamiento por parte de Israel de los grupos terroristas línea iraní como Hamas en Palestina, Hezbolá en el sur del Libano y el suroeste de Siria, los Huties en Yemen, a más de otros grupos radicales en Irak, Paquistán o Afganistán, condujo necesariamente a la cabeza de la bestia. El extremismo avanza en la medida que los estados democráticos libres le juegan al apaciguamiento. Eso hizo Obama con Irán, quien firmó un tratado de control nuclear a cambio de permitirle vender su petróleo libremente y llenarse de dinero que usaron para el programa nuclear que firmaron no desarrollar. Todo extremista hace acuerdos para ganar tiempo y es problema de la contraparte si lo creen. Remember Venezuela-Biden en Barbados.
El ataque a la ciudadanía israelí por parte de Hamas en octubre de 2023 abrió la oportunidad de reventar el estatus quo existente en Oriente Medio, que de mano de la corriente progresista había vendido la idea que estaba bien que Israel estuviera rodeada de enemigos en su alrededor que podían atacarla cuando quisieran y solo debía responder “correspondientemente” a la luz de la interpretación del DIH que hacen los radicales y mamertos. Israel procedió a eliminar todos los proxis iraníes, mientras Irán corría con su plan nuclear. E Israel, como Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial decidió jugarse el todo por el todo. Un informe en mayo de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) alertó de lo cerca que estaba Irán de desarrollar bombas nucleares, e Israel que siempre vigila a sus enemigos y tiene un plan preventivo preparado para cada uno, decidió que era hora de ir a la guarida de la bestia, ignorando la propaganda Occidental progresista que decía que Irán era imposible de derrotar y que un país como Israel jamás podría con ellos. Pues está pudiendo. No creo que Trump deje escapar la oportunidad de acabar con el régimen iraní, con el cual Estados Unidos tiene una vieja deuda; los rehenes de Jomeini con el tibio de Carter.
¿Y qué pasará con los tentáculos más lejanos de los ayatolas como Venezuela, proveedor de uranio? ¿O su socio Petro, tan afín al extremismo árabe con el cual parece entrenó? Dice la Biblia: “Todo tiene su momento oportuno; hay tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo”. Nadie pensó que llegaría el momento de Irán y ya llegó. Va jugando Nicolás y Gustavo; va jugando.
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