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El liderazgo de Tintori
Desde el día en que pusieron preso a su marido, Lilian inició una intensa campaña en búsqueda de su liberación.
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Sábado, 12 de Diciembre de 2015

Es bonita, atlética, tiene facilidad de expresión y carisma. En las maratónicas giras internacionales que ha emprendido, en búsqueda de solidaridad y apoyo para la liberación de su marido, el dirigente Leopoldo López, ha demostrado sus capacidades como líder y se ha convertido en la cara venezolana más conocida  y admirada en el mundo.

Cuando Leopoldo se entregó a la Guardia Nacional venezolana en febrero de 2014 y se despidió con un beso de su mujer, Lilian Tintori, es probable que no imaginara que su detención y juicio iban a durar tanto tiempo. Quizás calculaba que su aprensión causaría una gran protesta popular que debilitaría al Presidente y conduciría a su caída.

Al fin y al cabo, había sido uno de los líderes principales del movimiento “La Salida”, que ingenuamente tenía el objetivo de provocar la caída de Maduro. Digo “ingenuamente”, porque en ese momento el Jefe del Estado contaba todavía con  popularidad entre el 54 por ciento de  la población y el apoyo de las fuerzas armadas.

Desde el día en que pusieron preso a su marido, Lilian inició una intensa campaña en búsqueda de su liberación. Recorrió su país, y obtuvo el apoyo de todos los miembros de la oposición venezolana congregados alrededor de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Inicialmente, el excandidato presidencial Henrique Capriles, quien claramente se había opuesto al Movimiento La Salida, guardó ciertas distancias y ofreció un apoyo que, de acuerdo con reportes de prensa, Lilian consideró frio. Eso condujo a que se distanciaran aún más.

Posteriormente, abrazó con mayor decisión la causa en favor de la liberación de López y los demás presos políticos. Con la misma disciplina y constancia con las que se preparó para participar en las maratones de Caracas, Nueva York, Pekín y otras ciudades, Tintori amplió su  campaña al exterior. Viajó a gran parte de los países de América del Sur, a los Estados Unidos y a España, en donde la recibieron casi todos los jefes de Estado, expresidentes, cancilleres y congresistas a cuyas puertas tocó, en búsqueda de apoyo para pedir la liberación de su marido y de otros 73 presos políticos venezolanos.

Hasta el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, para quien despertar la ira de Maduro podría resultar costoso, la recibió con calidez y dio declaraciones en favor de la liberación de López. El expresidente Pastrana abrazó con entusiasmo la causa y se pronunció junto con un numeroso grupo de expresidentes de España y América Latina.

El gobierno de Rajoy ha sido uno de los que más decididamente los ha apoyado, hasta el punto de que acaba de conceder la nacionalidad española a los padres de Leopoldo López, con el fin de ofrecerles protección frente a las persecuciones del gobierno de Maduro y de  Cabello.

La valentía de Tintori, quien ha sufrido también los ataques del régimen y de algunos de sus seguidores, es otra razón para admirarla. Su decisión, capacidad y carisma la han convertido en una verdadera líder internacional de derechos humanos.

Infortunadamente, si se tienen en cuenta los pronunciamientos retadores de Maduro, en el sentido de que no aceptará las leyes que apruebe la Asamblea para conceder indultos y liberar los políticos presos, la detención de Leopoldo puede seguir para largo. Con el mismo pesimismo hay que interpretar el nombramiento de la juez que condenó a López, ni más ni menos que como Defensora del Pueblo.

Como auténtico autócrata, Maduro no sabe de diálogos ni democracia. El choque de trenes que se avecina, entre el legislativo y el ejecutivo venezolanos será intenso y largo. Con enormes costos para la población y la gobernabilidad del país.

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