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Cárcel para los corruptos togados de la Corte
Que las autoridades, comiencen, por el más visiblemente denunciado.
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Domingo, 10 de Septiembre de 2017

Hace algunos años, vino al país una autoridad internacional, en la lucha contra  la corrupción y dijo, que ésta no se acabaría, hasta que no se echaran a freír algunos peces gordos, y estamos de acuerdo con ese planteamiento, ahora cuando por la saturación de información, sobre tan importante tema, vemos que hay numerosos peces gordos, para iniciar una lucha frontal, contra tan grave y despreciable delito.

En todas las tres ramas del poder público, hay suficientes elementos, con las características, que configuran el delito de corrupción; en la rama ejecutiva, es el propio señor presidente “Juampa”, quien dio el pésimo ejemplo, al recibir dineros de una empresa extranjera, para su campaña presidencial, no obstante estar prohibido por las leyes; ¿con qué autoridad moral y legal, puede pedir y exigir ahora, se castigue a quienes, lo han recibido de la misma empresa brasilera, Odebrecht, en las otras ramas del poder público?

En la rama legislativa, estamos sobresaturados de ejemplos de corrupción, pero en forma masiva y macroscópica; tantos senadores y representantes a la cámara, al igual que diputados a las asambleas departamentales y concejales municipales, acusados de varios delitos e indelicadezas, que ya no tienen límite, ni manera de ocultar.

No nos detenemos a mencionar casos particulares, que conocemos bastante, no solo de nuestro departamento, sino de todo el país, para no hacernos interminables.

Y la que creíamos, era la palomita de Fátima, por su pureza en el actuar, juzgar, condenar o absolver, según los últimos informes conocidos, resulta tan corrupta, como las otras ramas del poder público.

Jueces de todo el país, magistrados departamentales y ahora los más altos togados del país, los de la Corte Suprema de Justicia, tan vergonzosamente enlodados, como los representantes de ese mismo poder en toda la nación.

Y más grave, todavía, no fueron denunciados, por las propias autoridades nacionales, sino por las autoridades norteamericanas, que tienen lazos en todo el mundo, para descubrir y denunciar, lo que los nacionales, no pueden o no quieren hacerlo, la mayoría de las veces, para no indisponerse con sus jefes, muchas veces, los promotores de la corrupción.

Magistrados, tan corruptos como el señor Francisco Ricaurte, insaciable, en su capacidad de acomodarse, detrás de los puestos de la alta burocracia, denunciado por tantas autorizadas voces, debe ser juzgado públicamente y condenado a la cárcel, porque si nó, se ha perdido el tiempo en esta lucha, que debe ser de toda la nación.  

Que las autoridades, comiencen, por el más visiblemente denunciado, por todos los estamentos nacionales y aun los extranjeros, por su avidez y gula, por el dinero, que para  buscarlo, no se paró en pelos, primero como magistrado de una corte, después, como magistrado de otra corte, después detrás de la llamada corte para juzgar lo relacionado con la subversión; afortunadamente, fueron autoridades norteamericanas, quienes denunciaron sus pecados y delitos. Y si no, lo tendríamos como el gran inquisidor, encargado de impartir podrida justicia al pueblo colombiano.

Sin temor a que nos tilden de proyanquis, debemos agradecer, su colaboración en el afán de las autoridades nacionales, por llevar un modesto aire de purificación a las corruptas y desvergonzadas entidades, encargadas de impartir, pronta y cumplida justicia.

Al dar ejemplo, al juzgar y condenar al primer pez gordo, detrás irían, los otros, ya señalados por el escarnio público, togados también, como el muy rayado, señor Ricaurte.

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