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Columnistas
90 años de historia o la tierra de los Páez
La Academia de Historia de Ocaña es orgullo regional y faro cultural para todo el Norte de Santander.
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Jueves, 15 de Mayo de 2025

Bien: expliquemos el título de esta croniquilla. Los 90 años son los que cumple la Academia de Historia. ¿De dónde? De Ocaña, la tierra de los Páez, sí, de los Páez, tal como lo oyen. A los hechos me remito. Y es que honestamente a mí no me convence el título consagrado para Ocaña de “la tierra de los Caro”. Ya es hora de dejar ese cuento. ¡Verdad y justicia!

De entrada, miremos que si bien el hombre más esclarecido de Ocaña, José Eusebio Caro, nacido en 1817, es el único Caro originario de allí, sus hermanos Manuela y Diego Caro Ibáñez vieron la luz en Bogotá. Al año siguiente, afirma don Raúl Pacheco Ceballos (Genealogías y relatos históricos de Ocaña), la familia Ibáñez,motivada por el ambiente de violencia e inseguridad merced a las batallas que se daban por la Independencia, se estableció en Bogotá. El poeta no regresó a Ocaña sino en 1841, y estuvo cinco meses alternando entre esta ciudad y Ábrego (entonces llamado La Cruz).

Para concretar, el único Caro que apareció en Ocaña fue el cartagenero Antonio José, que vino a desposarse con Nicolasa Ibáñez el 16 de marzo de 1813, siendo el Libertador Simón Bolívar padrino del matrimonio; ellos son los padres de José Eusebio. Del apellido Caro no quedó ni la muestra, y aún hoy en día no figura en Ocaña.

Cuando oigo la expresión “la tierra de los Caro” se me viene a la mente una salida muy simpática de los jóvenes en la actualidad cuando se habla en un plural que no corresponde: eso me suena a batallón.

Ahora, abordemos el cumpleaños de la Academia de Historia de Ocaña, a la que me honro en pertenecer. Ocaña, siendo una ciudad pequeña, siempre se ha distinguido por la ebullición cultural, y no de momento sino sin solución de continuidad. El periodismo es innato, de modo que ver allí dos, tres, o más publicaciones de diarios, semanarios o revistas de todos los pensamientos, diríamos que pertenece al paisaje local. Las tertulias literarias, las exposiciones, los forosy el virtuosismo en las diferentes artes, son como cosecha permanente.

En ese contexto, un lunes 13 de mayo de 1935 se reunieron en el colegio Caro, Belisario Mattos Hurtado, César Paba, Manuel María de la Rosa, Luis Eduardo Páez Courvel, Marco Aurelio Carvajalino, Emilio A. García Carvajalino y Jorge Pacheco Quintero, para conformar el Centro de Historia de Ocaña. No asistieron por licencia justificada Justiniano J. Páez y Luis Felipe Molina López. De inmediato nombraron la siguiente junta directiva: presidente, Justiniano J. Páez; vicepresidente, Emilio A. García Carvajalino; y secretario, Jorge Pacheco Quintero.

Todos, sin excepción, eran unidades valiosas y brillantes de la sociedad ocañera, pero dentro de ese conjunto unos brillaron más y otros menos. Destaco entre ellos como consagrados historiadores a Belisario Mattos, Jorge Pacheco y los dos Páez, padre e hijo, Justiniano y Luis Eduardo. Pero como en el ramillete de flores es preciso escoger, para mi concepto los acabados historiógrafos son los señores Páez. Y aún este ADN especial continúa en una tercera generación con Luis Eduardo Páez García, quien hoy con mucha gala preside nuestra institución, como lo hacía hace 90 años su abuelo Justiniano.

La Academia de Historia de Ocaña es orgullo regional y faro cultural para todo el Norte de Santander. Que Dios siga bendiciendo sus frutos.


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