Los parqueaderos informales se han convertido en una alternativa barata, pero muy riesgosa para los choferes que acuden a muchas de las Empresas Prestadoras de Salud (EPS) que hay en Cúcuta.
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Y es que los conductores prefieren dejar su medio de transporte allí, invadiendo las calles o los andenes, sin tomar conciencia de que esa acción de ‘malicia indígena’ no es más que una imprudencia.
Para comprobar esa situación, un equipo periodístico de La Opinión se trasladó por varias EPS de Cúcuta, en la búsqueda de esos ‘parqueaderos’ al aire libre que no cuentan con regulación alguna.
El resultado fue de varias personas con chalecos y palos, que llaman a los conductores para que dejen sus automotores bajo su cuidado, arriesgándose a que estén a merced de la delincuencia, que la Policía de Tránsito lo inmovilice y hasta se lo roben.
Muchos de esos espacios funcionan cerca de señales de tránsito en las que se indica que está prohibido parquear, o hasta en las bahías que han sido mal utilizadas en la ciudad: son para el descargue y carga de mercancías, no para parqueo.
Esos sitios están cerca de parqueaderos donde una hora de motocicleta cuesta $1.000 y de carro $1.800. Una cifra demasiada baja si se toma en cuenta que la Policía de Tránsito de Cúcuta puede imponerle una multa de hasta $468.450 por estacionarse en una zona prohibida.
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En otras palabras, lo barato sale caro, y es algo que muchos cucuteños han sentido en carne propia, pues esa infracción tiene la deshonrosa puntuación de ser la multa más impuesta en la ciudad.
Nadie los controla
Para Mayid Gene, secretario de Tránsito de Cúcuta, es preocupante que los choferes tengan el mal hábito de dejar su automotor en espacio público y sea el comparendo que más se imparta en la capital nortesantandereana.
“La primera de las cinco infracciones de tránsito que se pusieron en Cúcuta el año pasado, fue abandonar el carro en zona prohibida. Un ejemplo de esa acción es el trágico hecho ocurrido el año pasado, en el que una volqueta mal parqueada provocó un accidente de tránsito en el que un taxista murió”, añadió Gene.
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En cifras, a corte del 22 de febrero de este año, cerca de 2.700 vehículos han sido inmovilizados por esa falta; mientras que en 2021 fueron 6.700, y en 2020, 5.000. En otras palabras, en menos de un trimestre la Policía de Tránsito se ha llevado la tercera parte de los automotores del año pasado.
Y esa acción ha provocado trancones en la ciudad, pues dejan las vías obstruidas. Además, en los ‘parqueaderos’ informales las personas creen que están haciendo algo bien, sin contar con que dejan los vehículos a un lado de los carriles: en espacio público y bajo todo riesgo.
Esos sitios no les dan una garantía a los choferes, en caso de un daño a los vehículos, mientras que los parqueaderos legales, que son intramurales, deben cumplir con pólizas de seguro para poder operar.
El mayor Giovanni Chávez, comandante de la Policía de Tránsito de Cúcuta, indicó que en la ciudad hay una cultura de permisividad con el parqueo porque las personas dejan los automotores donde no deben.
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En otras palabras: la gente es la que auspicia ese negocio ilegal. Si nadie usara ese servicio informal, seguramente no habría invasión al espacio público a diario afuera de las EPS y otros espacios, donde es importante que las vías estén sin obstrucciones para facilitar el traslado de pacientes y otras actividades que requieren las calles libres.
“Se adelantan los controles para que las personas entiendan que deben dejar los vehículos en lugares adecuados: bahías o parqueaderos. El valor de la multa es mayor a lo que vale una hora de parqueo -hasta $1.800 pesos en el caso de un carro, $1.000 si es una moto-”, añadió Chávez.
Una conciencia colectiva
El mayor Chávez ya se había referido, en ocasiones anteriores, a que la invasión de espacio público y la falta de cultura ciudadana (que se demuestra con ese parqueo informal) son factores que generan trancones.
La falta de cultura de parte de los conductores es un tema que a Alfonso Sanabria, experto en movilidad, le apasiona explicar. Él cree que no hay una fórmula mágica para hacer que las personas entiendan que parqueando mal u obstruyendo las vías está mal.
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En lo que sí cree Sanabria es que se debe tener una conciencia colectiva, en la que la gente piense en el prójimo. “Si ven a los policías siempre van a decir que estaban ahí desde hace un minuto, que es una emergencia y más pretextos. Pero, con una cultura de parqueo eso puede cambiar”, indicó.
Una de las propuestas que el experto tiene es que las EPS cuenten con parqueaderos. Además, incluyó que si esos espacios estuvieran sería más fácil que personas con movilidad reducida o ancianos puedan bajarse de los vehículos sin afectar el tráfico.
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