Así como el ave fénix revive de entre sus cenizas y vuelve a emprender su vuelo con más fuerza, David Umaña, líder social y comunitario, busca que jóvenes y niños de la comuna 8 de Cúcuta, golpeados por la pobreza y la indiferencia, renazcan y materialicen sus proyectos de vida.
Con más voluntad que recursos se dio a la tarea de construir una estructura que les sirviera de sitio de encuentro. Se cansó de reunirlos bajo el sol y la lluvia.
Gracias al apoyo de amigos y conocidos, nació el 'Nido del Fénix', una estructura de cemento y hierro, incrustada en el corazón del barrio Los Olivos, en la comuna 8.
Umaña asegura que aunque el nido empezó a construirse el año pasado, la identidad de estos muchachos se viene forjando desde varios años atrás. Empezó atrayéndolos con el fútbol. Un balón fue el gancho para reunirlos y ponerlos a trabajar en equipo.
(En las noches se está realizando en el 'Nido' la validación de bachillerato por ciclos. Umaña aspira a que a futuro, este espacio cuente con una sala de informática.)
El fútbol, un medio
En medio de los partidos Umaña les ayudó a descubrir la fuerza y las habilidades que cada uno tenía.
Más allá de técnicas y tácticas futbolísticas, les inculcó el valor de ayudar al prójimo, por lo que la mayoría de los jugadores alternan sus entrenamientos con el servicio social.
Jaider Sánchez, 16 años, es uno de los más antiguos del equipo. Lleva cuatro años jugando y haciendo misión. Cuando no está en clases ni en entrenamientos, realiza labor social.
Visitar a enfermos y ancianos es una de las tareas que más lo reconfortan.
“Disfruto visitando a doña Blanca, ella tiene 82 años y vive sola en Los Estoraques. Cuando voy me cuenta muchas anécdotas, y queda contenta porque pocas veces encuentra con quién hablar”, relata.
Las hermanas Estefany y Tifanny Tamayo, de 14 y 16 años, también hacen parte del equipo. Ambas ven al Nido del Fénix como una segunda familia.
“Vengo todos los días porque además de jugar fútbol nos divertimos, aprendemos cosas nuevas y no estamos perdiendo el tiempo en lo que no debemos”, indicó la menor de las Tamayo.
A la par de las visitas, los miembros del equipo y los misioneros levantaron su propia caracterización de la población vulnerable. Umaña asegura que han registrado 250 casos de personas en vulnerabilidad, por abandono, discapacidad y pobreza extrema.
Los mismos jugadores y misioneros hacen parte de esta estadística, por lo que Umaña ha logrado que seis de ellos sean apadrinados.
“Queremos que los muchachos no abandonen sus estudios por trabajar. Por eso buscamos padrinos que nos ayuden a apoyarlos” indicó.
El equipo del nido ha perdido a algunos de sus mejores jugadores por problemas económicos.
(Los niños del 'Nido', además de conquistar canchas, ayudan a mejorar sus entornos.)
Actualmente, dos niñas y cuatro jóvenes del nido reciben ayudas mensuales de entre $50 mil y $350 mil. Aunque esto no es suficiente, representa un pequeño alivio para sus familias.
La fundación
El mes pasado, el 'Nido del Fénix' se oficializó como fundación, y aunque este no era el objetivo principal de la obra, Umaña espera que esta nueva figura le permita aspirar a más donativos para sus muchachos.
“Acá muchas veces llegan con programas del gobierno en busca de una sede para hacer sus reuniones. Si no estamos utilizando el nido, lo prestamos”, dijo. “Sin embargo, no somos partidarios de los pequeños proyectos porque estos vienen y van y no dejan nada fijo en el territorio”.
Para el líder social y comunitario, los voluntarios sirven mucho más.
“Un voluntario vale más que un proyecto completo. Los proyectos van y vienen. Los voluntarios realmente dejan una huella y un ejemplo de servicio desinteresado”.
Umaña invitó a estudiantes y particulares a unirse a esta obra a través del voluntariado.
Conquistando canchas
Los jugadores y misioneros se han dado a la tarea de recorrer los asentamientos aledaños del anillo vial occidental con la misión de ‘conquistar canchas’.
La conquista consiste en hacer que las comunidades establezcan terrenos donde se puedan construir escenarios deportivos. Llevan 10 canchas conquistadas, permitiendo que los niños y jóvenes tengan espacios de recreación.
Un nuevo proyecto
(La gran mayoría de jugadores no tiene guayos. Lo hacen descalzos. Gracias a la intervención del Instituto Municipal de Recreación y Deportes, desde hace tres meses cuentan con tutores de fútbol.)
La Fundación 'Nido del Fénix' se trazó una nueva meta: construir un hogar de paso para la población migrante.
Mediante un bingo solidario realizado el mes pasado en Bogotá, pudieron recoger los primeros recursos para la compra del lote.
Aunque el hogar de paso aún está en proyecto, ya tiene en lista de espera a sus primeras inquilinas: Francia Giraldo, una expimpinera y maestra de teatro, y su nieta.
Giraldo perdió su casa y un rústico teatro que construyó con palos y llantas al filo del cerro. Las estructuras colapsaron por las lluvias.
Antes de finalizar el año, la Fundación Nido del Fénix pretende formalizarse como Escuela Deportiva. Fénix Fútbol Club es su nuevo sueño.