Con la presencia de más de 120 representantes del sector productivo, gremial, turismo, industria, agrícola, sindical, profesional, político y otros, se adelantó en Cúcuta el conversatorio binacional para solicitar a los gobiernos de Colombia y Venezuela la urgente necesidad de que dialoguen y lleguen a un acuerdo para reabrir los pasos oficiales de la frontera.

El encuentro se produjo también para llamar la atención de Colombia y del mundo por el gran impacto social y económico que año a año se produce como consecuencia de tener la frontera cerrada.

El haber migrado solo a Colombia cerca de 1.800.000 venezolanos de manera formal y una cifra indeterminada de informales es testimonio del resquebrajamiento del tejido social al que se ha llegado con los hermanos venezolanos, coincidieron los presentes en el conversatorio, sin contar los el impacto sufrido a la economía de ambos países en materia empresarial e industrial.

En la instalación del evento, promovido por el exalcalde Donamaris Ramírez, se dejó como conclusión que el pueblo de ambos países que se encuentra asentado en la frontera seguirá insistiendo por todos los medios para que los presidentes de Colombia, Iván Duque, y de Venezuela, Nicolás Maduro, logren un consenso para que de una vez por todas se levanten las puertas de la frontera y se vuelva a la normalidad con la integración económica y social de los dos países hermanos, dijo Ramírez.

También, los asistentes dejaron claro que acudirán a todas las vías para que se produzca este diálogo e, incluso, de mantener una movilización permanente.

La concejal del partido Liberal, Carime Rodríguez, dijo que ya es hora de que el presidente Duque deje de tomar decisiones de manera unilateral en esta frontera colombo Venezolana.

“Al concejo presenté una proposición en la que se le pide al presidente Duque que se constituya una comisión bilateral permanente en Cúcuta, con participación de la Gobernación, las alcaldías, los concejos y la Asamblea, para que se busque una salida para poner fin al cierre de la frontera”, dijo Rodríguez.

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La representante de la Cámara de Industria y Comercio de Ureña, Mónica Ochoa, dijo no encontrar explicaciones para que no se haya emprendido un diálogo entre los dos gobiernos de Colombia y Venezuela, “máxime cuando somos dos pueblos hermanos”.

La dirigente gremial dijo que tener la frontera cerrada le produjo solamente a Ureña pasar en 2015 de tener 3.000 empresas y más de 30.000 empleos activos, a solo 350 y 4.000 empleos en 2020.

Hacemos un llamado imperioso a los dos presidentes para que se busque la vía del diálogo y permitan volver a la normalidad en materia empresarial, industrial y social en esta frontera, remarcó Ochoa.

Durante todo el tiempo que ha permanecido la frontera cerrada los residentes de la zona fronteriza con Venezuela hemos sido resilientes a pesar de estar al límite de nuestras capacidades. “La tenacidad y sobrevivencia nos han llevado incluso a resurgir aun en medio de esta pandemia global”, dijo el empresario cucuteños Carlos García.

Añadió que los nortesantandereanos y tachirenses hemos sido pacientes en medio de la impaciencia, amables ante la pasividad de las decisiones de ambos gobiernos que incluso en este tiempo no tienen un plan dirigido de apoyo directo a nuestras familias, empresarios, profesionales que nos afectan a todos. 

En el manifiesto que se firmó al termino del conversatorio se envió un mensaje de urgencia a los gobiernos de Colombia y Venezuela para analicen las condiciones sociales y económicas a las que se han llegado en esta frontera.

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