El barranquillero Paul Brito es de esos escritores que encanta fácilmente con sus letras, cautivando al lector al punto de que los libros se devoran en poco tiempo. Él ha participado en varias ediciones de la Fiesta del Libro de Cúcuta y en 2019, año en que se celebran los 100 años de creación de la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, viene a hablar de su obra más vendida: El Ideal de Aquiles.

Publicado con la editorial Planeta, la obra atrapa con una serie de situaciones que están enmarcadas entre lo fantástico y lo real. 

Brito se define a sí mismo como una persona curiosa que no solo trata de explorar distintos temas sino que recurre a diferentes géneros para tratarlos.

La vena literaria fue apareciendo en su camino como ingeniero y se convirtió en la pasión a la que le dedica intensas jornadas de investigación para crear sus textos.

En su familia, la mamá, quien fue profesora durante 47 años, le transmitió el interés por el mágico mundo de la literatura. Su primer escrito fue un cuento de terror que recuerda bien.

“No hacía las tareas y era el típico niño que no hacía nada en el colegio, pero cuando me encargaron hacer un cuento me pareció algo apasionante. El problema es que al día siguiente me escogieron para leerlo en clase y cuando busqué el cuaderno no lo había llevado. Me quedó el remordimiento de haberlo olvidado y ahí comenzó una deuda con la literatura.

Años después, con más experiencia, apareció El Ideal de Aquiles. Con el texto ganó un concurso de la Universidad Industrial de Santander, le avisaron del galardón y regó la noticia. 

“Cuando revisé el correo me enteré de que no era el único ganador, compartía el botín con el gran cuentista Guillermo Bustamante Zamudio. Él, me regaló un libro de minicuentos alrededor de la historia de Noé y me encantó. Quise hacer algo similar alrededor de la paradoja de Aquiles y la tortuga y me propuse escribir 101 minicuentos para alcanzar a la tortuga”.

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¿El libro en una frase?

Es el relato de una carrera imposible.

¿De qué trata la historia?

Son una serie de textos cortos alrededor de la carrera entre Aquiles y la tortuga, una carrera con la que el filósofo griego presocrático, Zenón de Elea, quería demostrar la imposibilidad del movimiento. Lo que hago es jugar con historias alrededor de este problema filosófico, aterrizado en las vicisitudes entre dos personajes. Adaptó historias literarias.
 
¿Aquiles alcanza a la tortuga?

El libro está armado con 101 textos y el último se llama La Tortuga, donde hay una consumación en la carrera. Lo que sucede al final no podría decirlo, sería como un spoiler en el cine.

¿Un ejemplo de esos minicuentos?

Hay uno de un personaje, Aquiles, quien es detenido por un policía por exceso de velocidad y le va a poner una multa. El minicuento se llama in-fracción y propone un juego de palabras. Aquiles argumenta que él no puede ir con exceso de velocidad porque no es capaz de alcanzar ni a la tortuga, el agente contrariado y sin entenderle piensa que está ebrio y empieza a buscar botellas de cerveza, al tiempo que le pregunta cuál es la tortuga, Aquiles le señala un adorno que tiene en el espejo retrovisor.

¿Qué logros se han dado con la publicación?

Siendo una historia que trata sobre la imposibilidad del movimiento, curiosamente es la que más se ha movido. Hace dos años un amigo, Mauricio Muñoz, fue invitado a la Feria del Libro de Daca en Bangladés y allí un traductor se interesó en El Ideal de Aquiles, tanto que el año pasado viaje durante 48 horas para asistir al evento editorial donde se presentó la traducción de mi obra al idioma bengalí.

¿Qué viene en su carrera como escritor?

Hay varios proyectos que están a la mano, uno es la reedición de mi primer libro: Los intrusos, por parte de una editorial canadiense con sede en México y en Colombia que se llama Lugar Común. También firmé un contrato con Planeta, en la línea Seix Barral, para publicar la novela: Restos orgánicos de un mundo anterior.