De niño fue inquieto y preguntón. Llegaba a las clases con libros para ahondar en temas y en la casa se le pasaba escuchando música. Las canciones las modificaba y las convertía en rap.

Su fuente de la vida es la música y cuando hace de la cotidianidad arte su esencia se aviva. Él, Jorge Enrique Botello Sanguino, conocido en el gremio artístico como Ahiman, lanzó Rumbap, una canción moderna y con alto contenido social.

El cucuteño ama hacer música con sentido social y aunque reconoce que no tiene el mismo auge en la industria, el contenido crítico la hace valiosa. “Hay que salirse de los estándares y aumentar el público para una música necesaria, que ayuda a transformar los imaginarios de violencia. Nada existe en la realidad que no haya existido primero en la imaginación y si no somos capaces de imaginar un país distinto no podemos construirlo”.

Ahiman, quien es contador público y actualmente cursa una especialización en educación artística, habló de su nuevo tema musical y de los proyectos que lidera con la Fundación 5ta con 5ta.

¿Cómo crea un rapero sus letras?

Percibiendo la crudeza del país y de la frontera. Uno crece con el deseo de aportar al cambio y en la música encontré una herramienta para ello. 

¿En los temas sobre que profundiza?

En describir el entorno y responder a cómo nos afecta. El nuestro está cargado de injusticias y de dolor, pero también hay actos de bondad y de humanidad.

¿Una frase para definir a Cúcuta?

Viviendo en el filo de lo animal y lo humano.

¿Antes de Rumbap que había hecho?

Tres trabajos. El primero fue Punto de partida, el segundo se llamó Profundos y el último Ni mártir ni santo. He participado en canciones con Andrea Echeverri, Cholo Valderrama y César López. 

¿Por qué Rumbap fue un reto?

Desde hace tiempo sentía la necesidad de hacer una canción divertida, para parchar, como decimos en el barrio. Me puse a buscar la rítmica y vi que no tenía que empezar con una letra, sino tarareando un ritmo. Mis canciones generalmente tienen un contenido crítico y siempre he pensado que el arte es para denunciar lo que no está bien y ejercer como contralores sociales. Entonces, el reto era hacer algo de ese estilo, pero llevado a otro nivel tanto en lo visual como en la forma de llegarles a los públicos.

¿En dónde se grabó el video?

En el barrio Pizarro, en la ciudadela Atalaya. Algunas tomas se hicieron en Los Patios, especialmente los murales elaborados por Showy y Tmg. Lo que hicimos fue hacer una gran convocatoria y vincular a una escuela de break dance que es un proceso que acompañamos en la comuna. 

¿Usted es el líder de 5ta con 5ta, qué viene con la fundación este año?

Seguimos avanzando en el deseo de llevar el aprendizaje artístico a sectores vulnerables. En Juan Frío, Villa del Rosario, hemos generado importantes sinergias y este año llegaremos a El Carmen, Teorama y San Calixto, municipios del Catatumbo. Se ejecutará un trabajo de ocho meses con talleres de rap, grafiti y audiovisuales. Las actividades se cumplen en el marco del programa de Gobernabilidad Regional y además están articuladas con las alcaldías. Entidades como Acnur, Unicef y Corprodinco están apoyando las capacitaciones.