En la Comuna 13 de Medellín, hace siete años, se creó una casa cultural de puertas abiertas en la que los jóvenes encontraron un espacio donde expresarse libremente y darle rienda suelta a sus habilidades, impactando positivamente en la sociedad.
El trabajo en red, la articulación de procesos culturales, la vinculación de instituciones públicas y privadas, permitieron darle una mirada diferente e incluyente al territorio, gestándose valiosas iniciativas y cotidianidades en Medellín.
La exitosa apuesta llegó a Cúcuta y en el barrio Motilones se arrendó una vivienda donde desde hace dos meses funciona 'Casa Morada'. De acuerdo con el estratega y coordinador del proyecto en la ciudad, Wilmar Botina, la receptividad en el barrio cada día suma apoyos.
(Para vivir en armonía con la naturaleza y favorecer el trabajo en equipo, se construye un jardín vertical. Norte de Santander es un departamento rico en aves y los jóvenes cucuteños les dieron vida con murales.)
“A Cúcuta llegamos luego de conversar con la fundación Open Society, que nos ofreció un pequeño recurso. La apuesta inicial era extender el proyecto a Urabá, donde se viven situaciones complejas por el paso de migrantes a Panamá, pero nuestro foco son los jóvenes y vimos en Cúcuta una oportunidad”.
El primer paso fue conocer el contexto cucuteño e identificar a posibles aliados para darle luz verde a la apertura de 'Casa Morada' en la frontera. Fue así como lograron generar sinergias con la Fundación 5ta con 5ta Crew, el colectivo ambiental Sabaseba y Caminantes tricolor.
Junto con ellos lograron que cerca de 500 jóvenes se vincularan a la inauguración de la casa, ubicada en la calle 2 # 3-55 del barrio Motilones, en la Comuna 7.
(El espacio de tertulia fue intervenido con murales de rostros, que representan la diversidad cultural del departamento.)
En medio de risas y animados por la apertura de 'Casa Morada', se unieron para decorar la casa con murales de mándalas, rostros, aves, felinos, flores, imágenes urbanas y signos musicales.
Los jóvenes también empezaron el montaje de un jardín vertical y de un pequeño vivero, participaron en un taller de grafiti, en café literario, en actividades de tejido y memoria, entre otras.
De acuerdo con Botina, se tiene una sala de ensayos y una de radio, que se hará de manera virtual para facilitar que los jóvenes hablen de sus vivencias a través de la red.
“Cuando nos contaron de Casa Morada vimos una oportunidad para unir procesos que se lideran en Cúcuta de manera independiente. En la ciudad las personas viven solucionando lo urgente y aplazando lo importante”, dijo Jorge Enrique Botello Sanguino de 5ta con 5ta, conocido como Ahiman.
Quienes también se unieron fueron los líderes de Caminantes Tricolor. El representante, Alans Peralta, dijo que en un comienzo pensaban solo en ofrecer asistencia a quienes emprenden viaje a pie al interior del país, pero desde diciembre del año pasado entendieron que los venezolanos llegaron para quedarse y ante ello solo hay dos salidas: verlos como oportunidad o crisis.
(Un ejercicio para rescatar la memoria por medio del tejido se cumplió durante la inauguración del espacio cultural.)
Así, ahora se enfocan en buscar espacios para integrar a jóvenes que se quedaron en Cúcuta y Casa Morada será clave en ese proceso.
Y, como los recursos naturales hacen parte de la vida diaria, el colectivo Sabaseba también se unió. El integrante, Félix Mario Galvis Uribe, argumentó que la clave será la organización al tiempo que invitó a los cucuteños a unirse a Casa Morada.