¡Es un hecho sin precedentes! A las escuelas de primaria en el Catatumbo llegarán 730 nuevos profesores de planta de la Gobernación de Norte de Santander. Se trata de una subregión considerada rica por sus exuberantes paisajes y recursos naturales, pero empobrecida y atrasada por años de olvido estatal, además de ser acechada históricamente por la violencia.
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Entre los últimos 189 maestros elegibles del municipio de Tibú llegará Carolina Munevar*, una docente de 39 años, cucuteña, con 12 años de experiencia en la pedagogía, quien se prepara para llegar a la ruralidad a ocupar una de las plazas educativas ubicadas en zona de posconflicto, específicamente a una pequeña escuela de vereda que solo tiene un salón y unos cuantos pupitres, además de un tablero.
Carolina* será la única maestra del centro escolar, por lo tanto, educará a un puñado de niños en matemáticas, español, ciencias, artística, educación física y otras áreas, entre los que hay hijos de campesinos y miembros del resguardo indígena Barí que habitan la zona, sin que haya mayores herramientas pedagógicas como bibliotecas o salas de computación como las de la ciudad.
“Es un reto enorme”, dice Carolina*. La cuestión es ¿cómo garantizar educación de calidad ante las notables debilidades y falencias en las instituciones educativas en Norte de Santander? y ¿cómo podría aprovecharse esta nueva fuerza de maestros que llegan a Convención, Teorama, El Tarra, El Carmen, San Calixto, Hacarí, Sardinata y Tibú?
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La respuesta podría ser que los profesores utilicen sus “superpoderes” y adicional a ello, se formen como profesores investigadores. Así lo refiere Gustavo López, consultor internacional y director de la Corporación Complexos, experto en educación, quien desarrolla proyectos en innovación en políticas públicas para las Naciones Unidas y la Unesco.
Con más de 30 años asesorando en educación a diferentes territorios en el mundo, López señala que una salida a esta dificultad la asume el maestro en el ejercicio de una sincera vocación, algo que se hace de corazón. “Es importante, en un territorio como éste, que el docente desarrolle al máximo la capacidad investigativa, porque le permite a él profundizar en el dominio de su área y en el relacionamiento; debe buscar puntos de encuentro metodológicos y de investigación con otros maestros, que permitan saltos cualitativos en las respuestas a problemas específicos, no solo ayudando al niño, sino impactando en su familia y en la vida de toda su comunidad, porque la educación es un acto de amor”.
En Norte de Santander avanzan iniciativas para incentivar la investigación, como la Red de Docentes Investigadores y el Observatorio de Interpretación de Realidades Educativas, en el marco de la construcción de un nuevo modelo educativo, que impulsa el Pacto por la Educación como proyecto bandera de la Gobernación de Norte de Santander. Éstos funcionan en alianza estratégica con la Universidad Simón Bolívar, con el objetivo de fortalecer la formación investigativa de maestros, sacando adelante proyectos estratégicos para enfrentar los desafíos de la transformación pedagógica y curricular que plantea la política pública en el departamento.
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Más profesores quieren investigar
Según Juan Diego Hernández Albarracín, director del Doctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad Simón Bolívar sede Cúcuta, hay una animosidad evidente de los maestros por la investigación. “Lo que hemos visto es que se quieren oxigenar y sacar adelante propuestas independientes y colectivas. Aplicamos un instrumento en el cual más del 85 % de los maestros de Norte de Santander afirman que quieren hacer parte de una red, que quieren investigar, que quieren formalizarse y nosotros como Red y como universidad queremos hacerlo posible”.
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La red apoyará las iniciativas de los maestros y maestras de la región, además de crear contactos a nivel regional, nacional e internacional que abran rutas de investigación para capitalizarlas en favor de la educación de Norte de Santander.
Según Carolina*, por el contexto para el que van muchos profesores al Catatumbo, se necesita un gran sentido de vocación. “Uno llega a lugares donde seguramente existirán carencias educativas en cuánto a recursos, equipos tecnológicos y conectividad, entre otros; sin embargo, las necesidades son las que activan en el docente el hecho de investigar, de conocer el contexto de sus estudiantes, las problemáticas académicas y aprovecharlas para no sólo ver la dificultad, sino para buscar estrategias que puedan dar solución a esas situaciones”.
El objetivo, dice la docente, no será evidenciar las falencias sino hallar las soluciones; “es necesario desarrollar estrategias para mejorar las condiciones académicas que tienen los niños en diferentes áreas. Allí me visualizo como docente investigadora”.
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La investigación aporta a la transformación de realidades y un profesor investigador, promueve y motiva a sus estudiantes para que también investiguen, añade Hernández Albarracín.
¿Cómo se entiende la investigación entre los maestros?
Sobre los maestros investigadores, la Universidad Javeriana, a través de un proyecto denominado ‘Formación en Investigación e Innovación Pedagógica en Programas de Licenciatura en Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Artes y Humanidades, y Educación y Pedagogía’, se detalla el panorama de los futuros maestros en dieciséis programas de licenciatura del país, documento en el cual invitan a los docentes, que solo dictan contenidos, a reflexionar sobre su misión como educadores investigadores e innovadores.
Asimismo, el proyecto destaca que se encontró que existen al menos dos formas de entender la investigación, “la primera, está asociada a la producción de conocimiento en la que se habla de investigación sobre la educación; y la segunda, está más relacionada con el mejoramiento de la pedagogía, que es la que hacen los docentes sobre su práctica”.
Para los profesores nortesantandereanos, tal vez el mayor reto será el ser recursivos y aprovechar todas las herramientas que el contexto les pueda dar, entre tanto, el Estado mejora los escenarios y la infraestructura educativa.
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“Cuando lleguemos a las aulas, muchos no sabremos si habrá tablero, computadoras o recursos, pero habrá otras cosas que seguramente serán aprovechables para brindar una educación de calidad; con lo que tengo a mi alrededor, pero sobre todo con mi deseo de enseñar, poder llegar a mis estudiantes y marcar sus corazones. Que dónde me vean digan: allá va mi profesora, con la que aprendemos cosas nuevas y de manera divertida”, expresó Carolina*.
*Carolina Munevar, nombre cambiado por solicitud de la fuente*.
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