El alzheimer y otras enfermedades asociadas al deterioro de la memoria y del rendimiento cognitivo no solo se relacionan con la edad; trastornos metabólicos como la obesidad, la falta de ejercicio, la alimentación desbalanceada y poca luz solar, también influyen en estas afectaciones que cada vez son más frecuentes en la población. El magíster en Neuropsicología Clínica, Edgar Alexis Díaz Camargo, profesor del programa académico de Psicología de la Universidad Simón Bolívar sede Cúcuta, comparte los resultados de la investigación de su tesis doctoral que darán luces para fortalecer el cerebro y disminuir el riesgo de padecer algún tipo de demencia.
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Antiguamente se pensaba que si una persona no se encontraba en “sus cabales” podría tener una alteración de la memoria y un tipo de demencia. En la actualidad, enfermedades como el alzheimer son una consecuencia de las afectaciones de la memoria que reduce las capacidades cognitivas y se asocia con mayor frecuencia a la obesidad, de acuerdo con la investigación que adelanta el psicólogo Edgar Alexis Díaz Camargo, correspondiente a sus estudios para obtener el título de doctor en Psicología en la Universidad Simón Bolívar, sede Barranquilla.
Y es que para muchos olvidar una dirección, no saber a qué se iba a la cocina, o no encontrar las llaves genera angustia y ante la desesperación de hallar las respuestas, se termina afirmando que la memoria está jugando una mala pasada. A estos episodios se les conoce como “alteraciones de la memoria” y aunque no siempre se debe satanizar cualquier tipo de olvido benigno, es importante estar alerta a los primeros signos para diagnosticar alguno de estos trastornos que se asocia con la demencia, entendida como “el deterioro de las capacidades cognitivas que tiene un individuo y que afecta el desarrollo normal de vida de quien la padece”, según Díaz Camargo.
Uno de los tipos de demencia más conocido es el alzheimer. El concepto expuesto por Romano, Nissen, Del Huerto y Parquet en su artículo publicado en la Revista de Posgrado de la Vía Cátedra de Medicina en el 2007, expone que “es una demencia progresiva que tiene el déficit de memoria como uno de sus síntomas más tempranos y pronunciados. Por lo general, el paciente empeora progresivamente, mostrando problemas perceptivos, del lenguaje y emocionales a medida que la enfermedad va avanzando”.
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El profesor Díaz Camargo señaló que el alzheimer es “un trastorno neurodegenerativo, el cual puede tener alteraciones en el código genético y puede ser heredado”.
De acuerdo con estudios realizados en América Latina, se reporta un 13,1% en demencias comparado con otros continentes. “Precisamente en Colombia, algunas estadísticas señalan que de mil personas, trece padecen de demencia y actualmente hay pocos estudios epidemiológicos de alzheimer en Norte de Santander”, agregó el magíster en Neuropsicología Clínica.
En la cotidianidad, un individuo vivencia olvidos que pueden ser catalogados como benignos cuando se desprenden de variables sociales como el estrés, que en un solo día obliga a la persona a realizar múltiples tareas corriendo el riesgo de pasar por alto alguna de ellas.
Recientemente, con la pandemia de la COVID-19, la ansiedad, la depresión y la neuroinflamación fueron otras afectaciones que desde la atención clínica se han percibido como factores que inciden con mayor o menor valor en la memoria, ya sea por la novedad que implicó el cambio de hábitos o por el deterioro cognitivo; mientras que “las personas con demencia que se contagiaron de coronavirus tenían peor pronóstico”, añadió el profesor.
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“La memoria tiene sus cosas positivas y negativas”: Díaz Camargo
Se habla de la memoria a nivel general, pero esta tiene varias partes. Una denominada “declarativa o episódica” que se encarga de recordar las cosas que se hacen día a día, como qué se desayunó, un compromiso adquirido previamente o los conocimientos recibidos en el colegio y otra conocida como “procedimental o no declarativa”, dedicada a aspectos prácticos, por ejemplo, a montar bicicleta.
Los casos de memoria declarativa o de tipo episódica son los más frecuentes en las consultas que se atienden, sostuvo el profesor Díaz Camargo, y es en este aspecto donde considera que “se pueden realizar actividades sencillas como leer un libro, comentar lo ocurrido en el día, resolver sudokus para minimizar su deterioro, teniendo en cuenta que sean del gusto del paciente, aunque es más efectivo tener claro cómo opera la memoria para desarrollar un completo proceso de atención antes de que se manifiesten los primeros síntomas.”
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La memoria tiene tres procesos: el primero, relacionado con la manera en como entra la información y se codifica; el segundo, como se guarda y el tercero, como se evoca.
Retomando la recomendación de leer un libro, podría ser más efectiva si se pasa por los tres procesos de la memoria, es decir, si luego de leerlo, la persona lo comenta con otra, de manera que obliga a revisar qué información quedó, cómo la guardó y cómo la puede recordar y transmitir a otros.
Desorientaciones, principales señales de alerta
Los primeros síntomas del alzheimer se presentan especialmente en la población de adultos mayores de 60 años con la dificultad para recordar el nombre de objetos, la persona con la que habló por teléfono luego de finalizar la llamada y los familiares con quienes siempre ha estado en contacto, “en demencia, esos olvidos de memoria van acompañados de habilidades de la vida diaria, ya no es capaz de hacer ciertas cosas que hacía antes. Y eso también lo diferencia con deterioro cognitivo leve”, manifestó el psicólogo.
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Las desorientaciones hacen parte de la sintomatología de este tipo de demencia y se conoce como “desorientación temporal”, en donde la persona se prepara para alguna actividad propia de su trabajo, cuando dejó de laborar hace algunos años, o tiende a confundir en qué año o mes se encuentra. Una segunda, es la “desorientación espacial” que se refleja cuando el individuo se programa para ir a un determinado sitio y termina en otro, sin recordar cómo llegó allí y a qué. Y la tercera, es la “desorientación de la persona”, que consiste en olvidar quién es, cómo está y hacia dónde se moviliza.
El académico de la Universidad Simón Bolívar puntualizó que en el caso de las personas mayores de 40 años, los síntomas de alzheimer precoz llegan a presentarse de la misma manera que en los adultos mayores. Ahora bien, otros tipos de demencia en este rango de población más joven, se observan con los cambios comportamentales, en este caso, no se aprecia en la primera etapa de diagnóstico la pérdida de memoria.
Aunque en la niñez no se estudia la demencia, los expertos empiezan a analizar los cambios más relevantes como la desubicación y el faltar a compromisos olvidados sin estar asociados a factores emocionales ni de estrés. “En la actualidad se adelantan estudios en personas más jóvenes, teniendo en cuenta factores del síndrome metabólico y su desempeño cognitivo”, agregó.
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Por su parte, Valmore Bermúdez Pirela, Ph.D. en Ciencias Médicas, director de Investigaciones e Innovación de la Universidad Simón Bolívar Cúcuta, señaló que la ingesta de vitamina D es un factor que ayuda a controlar enfermedades; “esta vitamina es un gran antiinflamatorio y promueve la sensibilidad a la insulina así como un funcionamiento asociado al sistema inmunológico”, sin embargo, considera que se debe tener moderación con las dietas grasas que pueden contener ácido palmítico que “produce fenómenos de inflamación sistémica y el cerebro no escapa a ese tipo de fenómeno inflamatorio”. El ácido palmítico está presente en los aceites de coco y de palma.
Los resultados de la tesis doctoral que cursa el profesor Edgar Alexis Díaz Camargo, enfatizan que uno de los factores asociados a las alteraciones de la memoria es la obesidad, debido a que desorganiza el metabolismo.
Y aunque desde la atención clínica la ruta a seguir implica cambios en los hábitos de la dieta, enfrentarse a este tipo de ajustes para el paciente no siempre resulta fácil. Pese a ello, considera el experto, que cuando hay voluntad desde el consultante, los resultados pueden observarse y el riesgo del deterioro de las actividades cognitivas se reduce.
Aunque las condiciones actuales de vida han obligado a las personas a enfrentarse a una carrera contra reloj las 24 horas de los siete días de la semana, es importante saber escuchar a tiempo las señales que el cuerpo emite cuando deja su zona de confort e ingresa a la delgada línea del riesgo de padecer una alteración de la memoria, que se manifiesta con cambios sencillos en el comportamiento y estado de ánimo y se van incrementando hasta desconocer a los familiares en el entorno cercano, de ahí que los expertos en el área de la salud, reiteren que nunca es tarde para iniciar un nuevo estilo de vida.
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