“Ya no se puede trabajar”, repetían los habitantes del barrio Los Laureles ante la muerte de Miguel Cirilo Escalante Amaya, el hombre de 57 años, que fue brutalmente asesinado cuando se disponía a empezar su jornada laboral.

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El día de ayer, 18 de julio, como era costumbre, inició desde muy temprano para Miguel, conocido como Trompo, quien se despertó en la madrugada y se preparó para ir a trabajar como transportador. Sobre las cuatro de la mañana, salió de su casa, ubicada en Los Laureles, caminó un par de cuadras hasta la avenida Las Américas.

Fue específicamente en la esquina de la calle 21, cuando Trompo fue abordado por dos sujetos con vestimenta oscura, al igual que sus intenciones. Ellos lo habrían intimidado con un arma blanca para que entregara sus pertenencias.

Lo siguiente fueron forcejeos, gritos y puñaladas, que alertaron a la comunidad. Trompo se habría resistido a este intento de hurto y fue entonces que los delincuentes decidieron empeorar el crimen, apuñalaron a la víctima.

Él decidió correr por su vida, emprendió la carrera por la calle 21, pero poco pudo hacer y pronto sus victimarios, mucho más jóvenes, lo alcanzaron y lo conectaron de nuevo. Esta vez, en el cuello, la que habría sido su herida mortal, y que lo dejó tendido a mitad de la carretera.

Los sujetos habrían tomado el teléfono de Trompo, el desencadenante de este macabro hecho, que horrorizó a los vecinos, quienes alcanzaron a escuchar los pedidos de auxilio emitidos por la víctima con sus últimos alientos.

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De inmediato alertaron a las autoridades y en segundos una patrulla de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) llegó al lugar de los hechos, encontrándose con la escena: los criminales, con el teléfono en una mano y el arma blanca en la otra. De inmediato fueron capturados y llevados a las instalaciones judiciales para continuar con el proceso.

Una vez con la zona acordonada, los vecinos empezaron a asomarse a la calle a ver el cuerpo, y en el asfalto el recorrido final de Trompo, cuyos últimos pasos quedaron marcados con sangre. El hecho que más aterró a la comunidad fue enterarse que los responsables serían menores de edad.

La investigación contra los detenidos avanza, mientras las autoridades recopilaron información en los alrededores para probar su participación en el crimen. La Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) hizo presencia en el lugar de los hechos para hacer el levantamiento.

Horas más tarde el panorama era desolador, las marcas de sangre se mantenían mientras decenas de familiares de Trompo se juntaron en el interior de su casa, un ambiente teñido de luto que empañó una mañana trágica para la familia Escalante Amaya.

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